A lo lejos se pueden ver sus sólidos cimientos, sus paredes blancas resaltan como la pureza de las almas nobles que han habitado sus históricos espacios y son, también, el mudo testigo de las grandes hazañas que han realizado por Chile. Su pequeño jardín delantero, con sus árboles cansados, pero combativos, son la antesala de la vida que se lleva al interior de esta sede. Son las oficinas centrales del nuevo y glorioso Partido Progresista por el Progreso Progresivo (PPPP), que unió a todas las fuerzas que apoyan el gobierno del presidente GABRIEL.

Luchas, ideales, compromiso con el pueblo, son solo algunos de los grandes principios que unen a estos cientos de esforzados dirigentes. Como lo señaló EL POETA:

“Organizó las soledades.

Llevó los libros y los cantos

Hasta los muros del terror,

Juntó una queja y otra queja,

Y el esclavo sin voz ni boca,

el extendido sufrimiento,

se hizo nombre, se llamó Pueblo,

Proletario, Sindicato,

Tuvo persona y apostura …

Y se llamó Partido”

En el salón principal de aquella sede, se desarrolla el siempre esperado Consejo General del partido. Intervendrían primero los representantes del PPPP que ocupaban cargos en el nuevo gobierno.

Tomo la palabra la encargada de la “Red de Integración y acompañamiento meditativo para el desarrollo igualitario e inclusivo de habilidades sociolaborales” y, después, la directora de la “Oficina de planificación y socialización de la igualdad de oportunidades en contextos no igualitarios”.

Un grupo de jóvenes idealistas ocupaban la casi totalidad de los asientos del sector norte, formando así, verdaderos focos de vitalidad igualitaria. Todos ellos, actualmente contratados en el Ministerio del Trabajo, tenían por misión insertarse en el corazón mismo de las poblaciones de las grandes ciudades, como “Agentes de desarrollo para el autoempleo productivo con proyección comunitaria e inclusiva”. “Escuadrones de la esperanza” los habían llamado algunos de los testigos de esa labor valiente y abnegada, que reflejaba la más verdadera y sincera preocupación social.

En el estrado principal, un orador declamaba sobre la importancia de que el partido se hiciera cargo de la nueva realidad social del país. De esa clase media baja que vive en el límite de sus capacidades para aspirar a un mayor y mejor desarrollo futuro, y que muchas veces, en su esfuerzo diario por sobrevivir, se veía atrapada por la maquinaria capitalista del usurero e inmoral sistema de crédito. Por eso, el compañero proponía la creación de un “Centro de Estudios de morosología” con el fin de apoyar a los compatriotas que tuvieran problemas con el pago de sus deudas.

La ovación no se hizo esperar y los más entusiastas ya hacían circular listas con los nombres de los futuros directivos y funcionarios del Centro.

Después le tocó el turno a un dirigente universitario del partido. Esa sabia siempre renovada de fuerza y pasión que los progresistas de antaño habían legado como herencia incalculable para la lucha partidaria.

“Compañeros, compañeras, compañeres y compañerxs, amigos, amigas, amigues y amigxs, militantes, militantas, militantxs, consejeros, consejeras, consejeres y consejerxs del partido. Estamos en una lucha sin respiro. No debemos desfallecer ante nuestro gran objetivo, que no es otro que la instauración en un nuestro país, de una democracia progresista, multicultural, paritaria, feminista, ecologista, inclusiva, idealista, justiciera, instaurativa e igualitaria, y no descansaremos hasta conseguirlo”.

Por supuesto los aplausos y ovaciones colmaron los rincones de aquel salón de sueños y esperanza.

Después fue el turno del muy respetado director general de “La oficina de participación, solidaridad e inclusividad en la Educación con fines públicos, gratuitos y de calidad”, quien anunció la creación de un nuevo programa destinado a la mujer chilena, el “Plan de asesoramiento para el acceso a puestos de responsabilidad y decisión a nivel gerencial en pequeños emprendimientos comunitarios con pertinencia de género”. Los aplausos fueron ensordecedores y pronto circularon las listas para los futuros miembros del directorio y asesores del nuevo programa.

Por último, subieron al estrado GABRIEL Y DANIEL… tomándose de las manos y con los ojos cerrados, levantaron la voz hacia la asamblea y proclamaron al unísono:

“Bienaventurados los pobres, porque por ellos haremos la revolución.

Bienaventurados los trabajadores, porque ellos serán los cuadros de nuestra revolución.

Bienaventurados los jóvenes, porque ellos serán la vanguardia de nuestra revolución.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos podrán militar en nuestro partido.

Bienaventurados los que padecen persecución y muerte por causa de nuestra revolución, porque ellos serán los mártires del partido. Todos ustedes, alegraos y regocijaos, porque grande será vuestra recompensa ahora que estamos en el poder”

Los aplausos y alabanzas inundaron el gran salón. Después de una breve pausa, GABRIEL Y DANIEL continuaron:

“Si tu ojo derecho mira la propiedad privada con deseo burgués, sácatelo y arrójalo de ti, porque mejor es que perezca uno de tus miembros antes de que todo tu cuerpo se aburguese”

“Y si tu mano derecha te escandaliza y quiere tomar un sucio billete burgués, córtatela y arrójala de ti, no sea que por el afán de lucro pierdas tu alma revolucionaria”

“No todo el que dice revolución, revolución podrá entrar en el partido, sino solo aquellos que hacen la voluntad del partido”

“Os enviamos como luchadores en medio de una jauría de fuerzas represivas; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas”.

“El que quiere venir en pos del PPPP, niéguese a sí mismo, pague su cuota y firme por el partido”

El Partido Progresista por el Progreso Progresivo (PPPP) daba así termino a su primer Consejo General desde que GABRIEL y su ministro DANIEL habían llegado a la Moneda.