En unas 48 horas más, cuando en la sala de la Cámara de Diputados arranque la acusación constitucional contra Luis Felipe Guevara Stephens (52, RN) la segunda temporada de la administración Piñera se convertirá en el gobierno más acusado desde 1990. Ya pasaron por el juicio político del Congreso dos ministros (Emilio Santelices y Marcela Cubillos), un ex ministro (Andrés Chadwick, que lo perdió) y hasta -en otro récord- el mismo Presidente de la República. Y aunque puede que el intendente -que no alcanza a los tres meses en su cargo- no parezca una presa tan valiosa para la oposición como lo fue el otrora jefe de Interior, a no engañarse: una eventual nueva derrota es temida en La Moneda por una serie de consecuencias y señales. Y de ahí que entre los ministros de Palacio la consigna es quemar las naves con tal de tratar de salvarlo.

El destino de la autoridad que asumió un mes y un día después de ese viernes 18 de octubre está en la cornisa, confiesan en el gobierno. En el comité político las proyecciones son compartidas: la mayoría se inclina en dar "por perdido" el lance preliminar de la cuestión previa -la objeción formal de la defensa, que si se aprobase mataría ahí mismo todo- que se vota en la sesión fijada para las 10:00 de pasado mañana.

¿La votación del fondo, en la misma sala? "Las posibilidades son bajitas", dicen así, con diminutivo, algunas voces. Otras creen que aún vale apostar al pirquineo de votos entre diputados opositores, siguiendo el típico guión de tentar a unos cuantos DC, a los dos radicales que emigraron a esa bancada o a algún independiente. Las esperanzas esta vez no llegan a Pepe Auth, a quien le han oído decir que no está dispuesto a "gastar ni un milímetro de grasa" para arrojarle un flotador al acusado.

De los 155 diputados bastan 78 para que el flamante intendente quede suspendido y que el proceso siga en el Senado. La oposición tiene nominalmente 83; el gobierno 72. Con seis (6) que se descuelguen, abstengan, voten en contra o no estén presentes, el ex alcalde de Lo Barnechea y profesor de Historia y Geografía se salva.

Aunque insisten que tienen pocas chances, en La Moneda dicen que a fines de diciembre armaron una nueva task force para tratar de parar la amenaza. Ahí están el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, jefe de Guevara y principal afectado si éste cae; el ministro de la Segpres, Felipe Ward, encargado de las relaciones con el Congreso, y el subsecretario de la misma cartera, Juan José Ossa. El cuarteto lo completa -no podría ser de otro modo- el subsecretario de Desarrollo Regional, Claudio Alvarado, hasta hace poco sempiterno experto Segpres en conseguir votos del bando rival para salvar cabezas ante apremios como éste.

Desde allá han salido llamadas y contactos hacia a la oposición en busca de evitar una derrota. Son muy recelosos de los nombres porque su regla basal -repiten siempre- es que diputado que sale nombrado, se vuelve a dar vuelta y se pierde. Las voces más optimistas de Palacio, que son las menos, creen que podrían estar en el margen justo-justo de seis diputados, pero mientras no se vote puede pasar de todo.

"Da lo mismo si perdemos o no. Nos esforzaremos hasta último minuto", repite un colaborador del Presidente. A Guevara no lo van dejar a su suerte en la sala, como pasó en la acusación contra Chadwick. Dicen que al menos Ward estará junto a él en la testera. Que la vocera, Karla Rubilar, llegará sí o sí a la votación del fondo si es que no alcanza a presenciar la de la cuestión previa. Y que Blumel debería estar, sobre todo si es su jefe.

Lo que teme Palacio si el intendente cae

¿Por qué tanto tesón? Hay al menos tres delicadas razones, desmenuzan desde las profundidades de la casa donde tanto se sufre cuando se les pregunta qué implica para el Presidente Sebastián Piñera que Guevara caiga. Uno, "sería una muy mala de orden publico y seguridad, ¿quién va a querer aplicar las normas? ¿quién va a querer ser intendente si te pueden acusar así?".

Dos, esto agravaría el síndrome común a las autoridades piñeristas vinculadas al orden. Desde que estalló la crisis, casi todos han pagado caro o han dejado sus puestos por las razones que sea (Chadwick y el ex subsecretario Rodrigo Ubilla). El siguiente en la lista podría haber sido Blumel, pero hasta ahora parece sortear la crisis lidiando con el flanco de seguridad y derechos humanos. Pero hace poco intentó infructuosamente que Piñera aprobara un diseño que dividía Interior en dos ministerios y que dejaba el orden público en manos de una nueva cartera de Seguridad y lejos de las suyas. Si cae el intendente, perderá a uno de sus hombres.

En Palacio agregan otro factor de alarma. Así como al comienzo no creían que la oposición fuera capaz de acusar "tan pronto" a un intendente recién llegado, ahora a algunos ministros les inquieta que parlamentarios de oposición comiencen a comentar que después de Guevara habría que acusar a otros, como sus pares de Valparaíso, Los Ríos y Los Lagos, por ejemplo. Esa misma razón es una de las principales para que en el Ejecutivo repitan que de momento no es opción que la autoridad renuncie para salvar su cabeza.

La oposición en el Senado: al menos uno votaría en contra

Así las cosas, las plegarias de La Moneda se centran en el Senado. Allí, al igual que en la Cámara, algunos reportan llamadas y tentativas de gestiones en favor de Guevara. Otras voces dicen que no han acusado recibo de éstas. Como sea, hasta la mañana de hoy un arqueo arrojaba al menos un senador opositor ya dispuesto a votar en contra la acusación porque discrepa que a Guevara se le culpe de vulnerar el derecho constitucional de la libre circulación, si es que ese mismo fue el primero -ese es el argumento- en ser vulnerado en las protestas. Al menos otros tres senadores de distintas bancadas insisten en que no tienen una decisión tomada; pero también es cierto es que pesa el recelo de quedar inhabilitados si dicen algo antes de votar.

Ante esto, el cuarteto de Palacio a cargo de salvar al intendente se está jugando la consabida carta de culpar a la oposición si pierden y enrostrarles que "si votan contra el intendente, están votando contra el orden público". Si funciona o no, habrá que ver. Por lo pronto, ya le compartieron la idea a los jefes de bancada de diputados UDI, RN y Evópoli la semana pasada.

Lo más decidor en el Senado es que para algunos opositores -y eso lo confiesan fuera de micrófono- les resultaría mucho más cómodo que la acusación no pase de la Cámara para no tener que decidir ellos. ¿Significa eso que el intendente se salva y que no habrá efecto dominó en contra de Palacio? Depende. De los 43 senadores bastan 22 para destituir a Guevara. La oposición dispone de 23, el gobierno de 19 y está el independiente Carlos Bianchi, a quien le encanta ser el voto dirimente. Los cálculos, como siempre, están al límite pero además casi nadie ha mostrado cartas puertas adentro.

Para hacerlo más sabroso todo, de aprobarse esto en la Cámara, el Senado lo votará entre el miércoles 29 de enero y el lunes 3 de febrero,  al filo del inicio del receso de verano, que arranca el sábado 1.