Los problemas vecinales no son ajenos a las grandes estrellas del espectáculo. De hecho, es justamente lo que mantiene enfrentados al cantante Robbie Williams y al guitarrista Jimmy Page.

Ambos músicos ingleses viven en el barrio londinense de Holland Park: escenario de una guerra que se extiende hace años.

La más reciente batalla, según reveló esta semana la BBC, cuenta que Williams estaría "atormentando" al fundador de Led Zeppelin con música a todo volumen de Black Sabbath, Pink Floyd y Deep Purple: bandas que en la época se alzaban como "rivales" del grupo de hard rock. No existía mayor química entre ellas, consecuencia quizás del perfil más hermético y poco convencional que explotó el guitarrista durante sus días de gloria.

Incluso, según informes de los medios británicos, el ex miembro de la boy band Take That se habría burlado del ex compañero de Page, Robert Plant, vistiendo peluca y barriga falsas para imitarlo.

Todo esto fue reportado en una carta formal entregada al ayuntamiento de Kensington y Chelsea, firmada por un vecino llamado "Johnny". En el documento se dice que estos ruidos molestos son usados por Williams para fastidiar a Page, lo mismo que su peculiar disfraz. Según la carta, se ha visto a Williams "con una peluca de pelo largo y una almohada debajo de la camisa para burlarse de la barriga cervecera del músico y compañero de Page, Robert Plant", cuenta la BBC.

Frente a esto, representantes del intérprete de Angels aseguraron al medio Telegraph que dichas afirmaciones eran "una completa fabricación y un sin sentido".

Hay otro punto relevante: la relación entre Page y Plant en los últimos años tampoco ha sido de química pura. Mientras el primero ha expresado su deseo de reunir al histórico cuarteto y ha explotado con escasos límites su patrimonio –con reediciones, lanzamientos de material inédito, documentales-, el vocalista ha querido alejarse una y otra vez de ese pasado, negándose a un eventual retorno en escena.

El origen de la pelea

Page -de 75 años-, ha vivido por más de 46 años en la residencia llamada Tower House, construida entre 1875 y 1881 en Holland Park (Londres, Reino Unido).

La longeva construcción está dentro de los denominados "monumentos clasificados": construcciones "de especial interés arquitectónico o histórico" -según la Statutory List of Buildings of Special Architectural or Historic Interest-. En este especial listado, la mansión fue catalogada en el Grado-I, es decir, posee un "interés excepcional" dentro de los edificios protegidos.

Es justamente eso lo que argumentó Page cuando comenzó la pelea con Williams, quien compró una casa aledaña en 2013, antes propiedad del cineasta Michael Winner.

Ese año, el cantante de Rock DJ llegó a vivir al barrio, y al poco tiempo quiso hacer algunas remodelaciones en su nuevo hogar, las que incluían la construcción de una piscina y un gimnasio subterráneo.

Al enterarse de estos planes, Page manifestó su preocupación al Consejo de Kensington y Chelsea -quienes interceden en estos temas-, alegando que los trabajos de construcción en la piscina podrían ser "catastróficos" para su mansión Tower House.

Frente a eso, los representantes de Williams aseguraron que toda construcción se haría acorde a la ley, y que cualquier efecto en las propiedades circundantes sería "insignificante".

En diciembre recién pasado, Williams anotó el primer triunfo en esta disputa, pues se le concedió el permiso de planificación. Sin embargo, los trabajos no podrán comenzar hasta que los consejeros sean reportados sobre el monitoreo de los niveles de vibración y otros puntos técnicos. Todo eso deberá resolverse en una próxima reunión.

También decidirán si se le pedirá una garantía a Williams, por si no se cumplen las condiciones o si la casa de Page se ve afectada.

No obstante, el consejero miembro del comité de planificación, Quentin Marshall, le sugirió a Page y Williams que volvieran a sentarse a conversar, y llegar a un acuerdo que termine con los enfrentamientos legales - y ahora también, altercados de música a todo volumen-.

Sería el gran cara a cara entre la encarnación del mejor rock facturado en los 70 y el protagonista del pop masivo y comercial que arrasó en los 90. Finalmente, el rock y el pop se vuelven a mostrar los dientes.