"No comentamos los temas de seguridad del Presidente", advertían desde la oficina del mandatario pasadas las 11 horas de esta mañana, ante los coletazos del incidente de ayer durante la visita de Sebastián Piñera a Iquique, donde un grupo de manifestantes se acercó a uno de los vehículos de su comitiva y rompió uno de sus vidrios a golpes. Hecho que linda con lo inédito en el historial de incidentes o hechos fuera de libreto en materia de seguridad presidencial, y que esta mañana provocó movimientos, tirones de orejas y anuncios de medidas en Palacio.

A esa hora, imposible que lo comentaran: era justo cuando La Moneda afrontaba y trataba de solucionar el problemón. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, ya había dicho ayer que el asunto "les preocupaba" y que "los procedimientos se están mejorando y revisando" y para esta mañana ya tenía citado al director general subrogante de Carabineros (institución a cargo de la seguridad del gobernante), general inspector Álvaro Altamirano Sánchez.

Mientras, en la sede de gobierno había harto movimiento y comentarios tras lo ocurrido ayer, que según Chadwick "fue un incidente muy rápido". Los destacados de los medios de prensa que cubrían la visita presidencial a la Región de Tarapacá no lo presenciaron porque su "cápsula" o grupo de vehículos en que se desplazan había quedado rezagada respecto de la de Piñera.

Bochorno y reprimenda

En los videos grabados por aficionados se ven detalles que hoy sacaban ronchas, como que uno de los agresores ya había sido interceptado por personal de la escolta, pese a lo cual logró zafar y después allegarse a la van a la que le rompió el vidrio. Un bochorno, fue uno de los comentarios.

El caso se conversó, cuentan, entre los efectivos del Grupo Escolta Presidencial, aunque hubo versiones que subrayaron que no se produjo una reunión formal de todo el personal.

Chadwick ya había tratado el episodio ayer en la tarde con el coronel de Carabineros Luis Campos, del departamento de seguridad presidencial. Y con Altamirano hoy fue bien claro, cuentan en el Ejecutivo. Le pidió un informe detallado y a la brevedad y el mensaje fue claro: esto no se puede volver a repetir.

"He estado conversando con Carabineros, con los responsables de la seguridad del Presidente para efectos de ver, que me informen lo que ocurrió, que me hagan un informe de los protocolos de la seguridad del Presidente y hemos estado trabajando en la mañana para que estas situaciones por parte de la seguridad del Presidente sean evitadas. Y al mismo tiempo hemos presentado una querella en el tribunal de Iquique contra las personas que ha resultado responsable de este incidente, que se encuentra hoy día sujeta a control de audiencia y contra a aquellas personas que impidieron las acciones de Carabineros", dij0 el braz0 derecho del mandatario.

"He tenido una reunión con las autoridades de Carabineros para efectos de ver los protocolos de seguridad del Presidente para efectos de que esto no vuelva a ocurrir. Queremos que la seguridad del Presidente, y así lo hemos conversado con el director subrogante, que actúe con mayor eficacia y que no se exponga a este tipo de situaciones al Presidente de la República", anunció tras la cita.

¿Rodarán cabezas por lo de ayer? Habrá que ver, porque Chadwick también advirtió: "No se adelanten en remover a nadie, estoy esperando los informes de la seguridad de los protocolos".

¿En qué cambiará la escolta? Tratándose de la seguridad del Número Uno, es bien poco probable que la institución cuente en detalle y poco menos que con papel milimetrado qué hacen ahora y qué van a cambiar. Ni siquiera el número total de efectivos. La Tercera PM solicitó por canales policiales regulares conversar y recoger la versión y visión del mayor Patricio Rodríguez Martínez, jefe del Grupo Escolta Presidencial, pero hasta las 13 horas de hoy esta petición no había recibido respuesta.

Piñera, un caso especial

¿Mejoró o no la situación de seguridad del Presidente hoy? De momento, imposible saberlo de primera mano. La prensa que cubría la visita fue regresada a Santiago, y esta mañana las actividades de Piñera se limitaron a encabezar y supervisar ejercicios militares en compañía de altos mandos castrenses.

Los expertos con historia en el cuerpo en esto de la seguridad presidencial -que como tales, sólo hablaron con La Tercera PM bajo reserva de su identidad- subrayan que el caso Sebastián Piñera es una categoría aparte del resto de quienes han pasado por el cargo. Según explican, el mandatario en ejercicio "sube un punto el perfil de riesgo: por sus antecedentes de persona dinámica, impredecible, deportista, inquieto, es de una dificultad mayor".

Lo saben desde el día mismo en que ganó la Presidencia por primera vez el 2010, cuando la escolta que ya le habían asignado se agarraba la cabeza a cuatro manos al verlo cruzar a mitad de cuadra y con semáforos en rojo entre su cuartel general de Apoquindo 3000 y el comando que entonces tenía al otro lado de la calle. Para qué hablar cuando -ya con años en el poder- se fue de bruces y se pegó en la cabeza durante una vista a Bajos de Mena, en Puente Alto.

Ese estilo fue lo que lo ha expuesto a riesgos, como cuando el 28 de agosto pasado desoyó los consejos de sus asesores y decidió el mismo día partir a Quintero y Ventanas a ver la crisis por la contaminación, sin dar tiempo a que su seguridad enviara una avanzada. Lo funaron en vivo y en persona.

Cuando sí han rodado cabezas

Los expertos en cuidarle las espaldas al Número Uno dicen que lo de ayer no es para rasgar túnicas, y que tampoco es para alarmarse tanto, porque Chile está lejos de los estándares de otros países. El auto presidencial, por ejemplo, ni siquiera es blindado y a prueba de armas de grueso calibre. Pero insisten en que hay tener siempre los ojos bien abiertos.

En sus desplazamientos -salvo cuando visita regiones por vía aérea- el gobernante se desplaza en un dispositivo o cápsula que a lo menos consiste en tres vehículos. El suyo, un Hyundai Genesis G90; otro que lo precede y que se denomina auto de enlace, y un tercero apodado "auto seguidor" y que va en retaguardia. Todos tripulados por personal de la misma unidad de carabineros, de civil.

El Genesis G90 debutó en la flota de Palacio a comienzos de junio, cuando el mandatario llegó en él al funeral del cabo de Carabineros Óscar Galindo. La marca surcoreana se lo entregó en comodato a la Presidencia, y con eso Piñera quiso dejar atrás el polémico episodio del Lexus LS500, cuya compra (se estimaba que costaba unos $70 millones versus los $40 del otro auto) metió tanto ruido por lo incompatible con los pregonados planes de austeridad de su gestión, que tuvo que ser cancelada.

Piñera ha enfrentado otros incidentes tanto en esta administración como en el cuatrienio anterior. En su equipo recuerdan uno producido en Coyhaique en su primer período, cuando manifestantes vulneraron el denominado "tercer anillo de seguridad" policial gritando consignas e intentando golpear uno de los vehículos. Aseguran, sí, que no rodaron cabezas por eso.

Una de las bajas que se recuerda no fue por fallas de seguridad. En abril de 2008, el jefe del dispositivo, teniente coronel Aldo Vidal, renunció luego que la Contraloría lo acusara de usar vehículos policiales para fines particulares. El oficial no fue dado de baja ni tuvo que pasar a retiro, y en su día fue apoyado por el entonces general director, el fallecido Alejandro Bernales. "Eso no influye en absoluto en la percepción que yo tengo del teniente coronel en cuanto a su honorabilidad. Cuando yo conozco a mi gente, y como conozco al teniente coronel, si alguien cree que yo me quemé las manos hoy día también me las quemo por él", dijo éste entonces.