Toni Morrison publicó Ojos azules, su primera novela, a los 39 años. Era el año 1970 y para la escritora se trató de un logro laboral extraordinario dentro de una dinámica agotadora que además se repartía de la siguiente manera: era editora en la editorial Random House, hacía clases en la Universidad de Princeton y criaba a sus dos hijos tras separarse de su esposo en 1964. Para la escritora estadounidense Toni Morrison, fallecida este lunes 5 de agosto a los 88 años tras una breve enfermedad, el camino fue muchas veces cuesta arriba. Fue también lo que le ocurrió a gran parte de sus compatriotas afroamericanos.

El documental Toni Morrison: The Pieces I Am (2019), estrenado en Sundance en enero y en salas de Estados Unidos el 21 de junio, se encarga de exhibir las múltiples facetas de su agitada existencia. El título, que se podría traducir como Toni Morrison: Las Piezas que Soy, es una clara señal del estilo que informa esta película del fotógrafo y cineasta Timothy Greenfield-Sanders. Ella es la primera voz, la palabra dominante siempre hablando directamente a cámara, sin interrupciones. Luego, a modo de comentarios sobre su azarosa experiencia vital, van apareciendo otros actores de su vida, como si fuera un coro griego de celebridades.

Ahí están Angela Davis, la académica y activista del movimiento Panteras Negras; Oprah Winfrey, la multimillonaria conductora de televisión, difusora de sus libros y actriz de la versión fílmica de su novela Beloved (1988), ganadora del Pulitzer; Russell Banks, el destacado autor de la novela Aflicción (1988) y uno de los llamados "amigos blancos" de Morrison; Walter Mosley, el escritor policial de ascendencia afroamericana y judía, que a diferencia de Banks dice "no estar interesado en cómo los blancos reciban las obras de Morrison". 

Todos las admiran, pero como se ve en el caso de Mosley, no todos están interesados en los blancos. La propia Toni Morrison, cuyo nombre de nacimiento en Lorain (Ohio) era Chloe Ardelia Wofford, confiesa en el documental que muchas veces se hartó de sólo leer literatura de autores blancos en Random House. Fue a esas alturas de su vida que decidió darle voz a los autores negros, transformándose en la mujer que facilitó la publicación de los escritores nigerianos Wole Soyinka y Chinua Achebe en Estados Unidos. 

Es la época en que también les dio páginas a jóvenes creadores afroamericanos, a inicios de los años 70, entre ellos Toni Cade Bambara, Gayl Jones o la propia Angela Davis. También facilitó la publicación del malogrado poeta Henry Dumas, muerto tras recibir un balazo de un oficial de policía en Nueva York en 1968 y a quien ella llamó "un absoluto genio". Y, por supuesto, es el período en que publica El más grande: Mi propia historia, la autobiografía de Muhammad Ali. 

"Soy muy, muy inteligente temprano en el día", dice Morrison a la cámara en The Pieces I Am , refiriéndose a su rutina de escritura. En un hábito que adquirió desde que comenzó a escribir y trabajar con dos hijos pequeños, ella comenzaba su día a las 5 am y se concentraba en sus proyectos literarios hasta el mediodía. 

En una reciente entrevista con Publishers Weekly, el realizador Timothy Greenfield-Sanders se refería al trabajo de Toni Morrison desde su escritorio en Random House, donde fue la primera mujer afroamericana en llegar a ocupar una posición importante en el departamento de ficción.  "Ella fue capaz de romper 'la torre de marfil' del mundo editorial", contaba Greenfield-Sanders, amigo personal de la ganadora del Nobel. "Lo hizo al mismo tiempo que escribía sus increíbles novelas, enseñaba en la universidad y criaba a sus dos hijos como madre soltera", agregó.
El tono ameno y amable del documental se debe en gran parte a las propias palabras de Toni Morrison, siempre dispuesta a recordar anécdotas y contar historias con una innata capacidad narradora. Tal vez uno de los pocos momentos ingratos es cuando se recuerdan ciertas críticas negativas a su obra en los años 80, entre ellas una de The New York Times que habla de la "estrechez" de sus historias al centrarse exclusivamente en personajes negros. También, increíblemente, se mencionan reacciones contrarias tras recibir el Premio Nobel de Literatura en 1993. 

Pero pese a las opiniones en contra de algunos críticos y escritores, ella nunca dudó de su trabajo: "Yo era más interesante que ellos", dice Morrison en el filme. "Sabía más que ellos".

Hoy, las controversias han quedado en el olvido. La voz de Morrison, como en este documental, es la melodía dominante.  

https://www.youtube.com/watch?v=A8sUwXTWb4M