La generala de cuatro estrellas Laura J. Richardson, de 58 años, tiene una vasta trayectoria en el Ejército estadounidense. En 2006, comandó el 5º batallón de la 101ª brigada de aviación, pilotando los Black Hawks que transportaban tropas durante la guerra en Irak. Por ese entonces, junto a su marido formaron parte del primer grupo de comandantes de batallón que estaban en el “frente de batalla”, incluso con sus hijos.

El 29 octubre pasado fue nombrada la primera mujer comandante del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), que es una unidad del Pentágono diseñada para defender los intereses norteamericanos en la región. Con sede en Miami, controla las bases de Estados Unidos en América Latina, y proporciona entrenamiento, inteligencia y coordinación militar a todas las Fuerzas Armadas regionales bajo las recomendaciones del Departamento de Estado.

De vista en Chile, Richardson se reunió con la ministra de Defensa, Maya Fernández, y el Jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa, el general Guillermo Paiva. Además, asistió a una conferencia sobre Mujeres, Paz y Seguridad que se realizó en el Centro Conjunto para Operaciones de Paz de Chile (CECOPAC). “Chile es un socio de seguridad muy importante. Pronto vamos a celebrar 200 años de relación bilateral. Eso demuestra el tiempo y la profundidad con la que hemos estado trabajando juntos. Estoy recorriendo toda la región, que son 31 países”, dijo la generala en conversación con La Tercera.

La región vive distintas crisis migratorias y Estados Unidos también en su frontera sur, ¿cómo evalúa la actual situación?

Creo que es definitivamente un problema. Cuando las familias no se sienten seguras, no se sienten protegidas, no sienten que pueden conseguir comida, no sienten que tienen un empleo para ganarse la vida y un lugar seguro, esto hace que la gente se vaya y que las familias se desplacen en busca de una vida mejor. Y, ciertamente, esa terrible crisis humanitaria que sigue teniendo lugar en Venezuela, con la migración de tantas personas que han salido de ese país, cerca de seis millones, hacia otros países de América del Sur y Central, algunos de ellos van hacia Estados Unidos. Así que esto se trata de la inseguridad y la inestabilidad que se crea. Podría comenzar con las organizaciones criminales transnacionales y yo lo llamo “arar la tierra”, porque esto permite que otros adversarios más grandes, como China o Rusia, entren y prosperen en una zona que ya lo está pasando mal. Así que sí se trata de una crisis humanitaria, ya sea que hablemos de huracanes, de terremotos, como el de Haití que ocurrió en 2021, y a eso se le suma el Covid. Hay que tener en cuenta que 8% de la población mundial vive en el Caribe, Centroamérica y Sudamérica y sufrieron el 33% de las muertes por el coronavirus en el mundo. Eso es desproporcionado. Esto provocó que el 22% de las poblaciones entraran en la pobreza. Es un círculo vicioso de amenazas que hace que las familias se desplacen. Así que, ya sabes, tenemos la propia situación con nuestra frontera en Estados Unidos, que es muy en seria.

Entrevista a Laura Richardson generala del Comando Sur de Estados Unidos. FOTO : Juan Farias /La Tercera

¿Qué medidas están tomando en este sentido?

El trabajo que realizamos con las Fuerzas de Defensa y las fuerzas de seguridad de la región, es una colaboración muy estrecha en términos de que muchos de ellos están tratando de asegurar sus fronteras. Están tratando de lidiar con la migración. También se ocupan de la seguridad interna del país, además de intentar ser una fuerza militar profesional. Por eso trabajamos con ellos en la profesionalización de sus fuerzas. Trabajamos mucho con ellos en materia de derechos humanos, Estado de derecho e igualdad de género. Todos estos son aspectos muy importantes que conducen a la profesionalización de una fuerza.

En muchos países de la región, por ejemplo, empresas chinas se encuentran construyendo puertos. ¿Cuál es el riesgo de este tipo de participación?

El riesgo que veo es que muchas de las empresas chinas son empresas estatales, lo que significa que el gobierno las controla. Así que para mí, es que ganan un punto de apoyo a través de la apariencia de ser una empresa civil o de realizar una operación que puede ser fácilmente una instalación de doble uso, donde el Ejército de Liberación Popular o los militares de China puede venir y fácilmente utilizar esa instalación para sus propias necesidades. Y si nos fijamos en los proyectos de los últimos cinco años en el hemisferio occidental y en mi región, en el Comando Sur, han invertido más de US$ 50.000 millones en proyectos de infraestructura. Así que también me preocupan las telecomunicaciones. La actualización a la tecnología 5G para los países que ya tienen equipos chinos 5G, donde 26 países tienen 3G o 4G ahora. Y ciertamente lo que hace China es que vienen y ofrecen un descuento. Hacen que el panorama se vea muy bueno para los países que luchan por abastecer a sus poblaciones y les dicen: “Te daré un descuento si tomas este 5G, si tomas Huawei o ZTE o cualquiera que sea su compañía y te doy un buen trato”.

En este sentido, ¿cuál es el peligro de que estas empresas lleguen a los países de la región con su tecnología?

Ciertamente con la tecnología china, porque no es sólo Huawei, ya que existen un par de otras empresas, nos preocupa que estén en la red y que se conviertan en la columna vertebral de una red para nuestro país. Y ciertamente sabemos que eso crea una puerta trasera en las fuerzas de seguridad, las fuerzas de defensa y cosas por el estilo. Y lo que no queremos es que no podamos compartir información después de eso. Y siendo un socio de confianza, creo que es importante que digamos todo lo que sabemos sobre esa tecnología y cómo puede ser utilizada contra la población. Así que mientras se ve bien en el lado frontal, ya que se puede obtener un descuento, tiene todas estas otras cosas. Nos preocupamos por las ciudades seguras, la tecnología de la ciudad inteligente, que en realidad es la vigilancia de la población, el seguimiento de lo que usted sabe, lo que la gente hace, cómo votan, lo que compran, las noticias. Quiero decir, son todos los patrones de la vida que se pueden recoger y utilizar en contra de una población. Así que lo que trato de hacer es sólo hablar con nuestros socios y hacerles saber, porque no ocultamos nada. Estados Unidos no tiene ataduras en las cosas. No tenemos letra chica, somos directos y decimos la verdad. Y hemos visto este libro de jugadas, yo lo llamo el libro de jugadas chino que han hecho en otros lugares. Y hemos visto que ha ocurrido en esos países, ya que algunos de estos proyectos no se han hecho bien.

Miembros de comunidades indígenas acampan en la propiedad de la mina de cobre Las Bambas, de propiedad china, en Las Bambas, Perú. Foto: Reuters

¿En qué otros aspectos se observa la presencia china?

China obtiene el 36% de su fuente de alimentos de esta región. Sabemos que tenemos entre 350 y 640 buques pesqueros chinos en la región en un día cualquiera. Y lo que hacen es que apagan sus dispositivos de rastreo y se adentran fácilmente, pero siguen los patrones de migración de la pesca. Así que lo llamamos pesca ilegal, no declarada y no regulada. Y eso no está bien, ya que les quita a las economías de los países que intentan abastecer a su población. Y por eso, cuando encontramos esa información se la proporcionamos al país o también nos asociamos con Global Fishing Watch. También trabajamos con un par de nuestras universidades en Estados Unidos que están interesadas en este tipo de cosas. Es una actividad maligna y conduce, de nuevo, al círculo vicioso de la inseguridad, la inestabilidad, el círculo vicioso de las amenazas.

Otro país que tiene presencia en la región es Rusia, que cuenta con vínculos en Venezuela, Cuba y Nicaragua. ¿Creen que este tipo de lazos pueda llevar al abastecimiento de equipamiento militar?

Claro. Y hay otros países de la región que también tienen equipos rusos, por desgracia. Ahora nos encontramos con que las sanciones, como resultado de la invasión rusa de Ucrania, hacen que los países no puedan conseguir las piezas de repuesto para los aviones o los sistemas de defensa aérea o los vehículos, el equipo terrestre. Así que esto trae un dilema también. Ciertamente respecto a Cuba, Venezuela y Nicaragua, justo antes de la invasión en febrero, el ministro de Asuntos Exteriores ruso (Sergei Lavrov) dijo que no iban a dejar de construir infraestructura y aumentar la capacidad en esos tres países. Hicieron esa declaración públicamente. Y luego hubo dos delegaciones de alto nivel que vinieron a visitar Cuba, Venezuela y Nicaragua. Creemos que el ministro de Defensa o el viceministro de Defensa eran parte de la delegación que visitó los tres países. Y a la semana siguiente, el presidente de su Congreso, la Duma, también visitó Cuba y Venezuela. Así que estoy segura de que se buscaba fortalecer esas relaciones y asegurarse de que esas relaciones estaban todavía allí. Sin embargo, creo que esta es una oportunidad, ya que la gente está dando un paso atrás y reevaluando su relación con Rusia. Realmente aplaudimos el liderazgo de Chile para condenar a Rusia en las votaciones de la ONU y la OEA y lo que están haciendo. Creo que eso es enorme. Y se lo dije a la Ministra Fernández y también al General Paiva y les agradezco su liderazgo con su voto.

Usted menciona las amenazas que existen en la región, ¿Estima que la presencia de estos países se acrecentó durante la pandemia considerando que vendieron vacunas contra el Covid?

Tienes toda la razón. Vendieron las vacunas, decían: “Te daremos la vacuna si cambias tu lealtad de Taiwán a Beijing”. Si haces esto, entonces haremos esto, siempre hay algo, siempre hay algo amarrado. No lo hacen por ser buenos vecinos. No lo hacen por invertir en un país. Quiero tocar el tema, porque he dicho que China obtiene el 36% de su fuente alimenticia de esta región. Así que hay un problema de desempleo en China. Están teniendo dificultades para alimentar a su población. También tienen dificultades para emplear a su población. Y así, cuando vienen a nuestra región, como han ido a otros lugares en África, Medio Oriente, Asia, no contratan a los trabajadores del país anfitrión. Esa es otra señal de que no invierten. Traen a sus trabajadores y sus trabajadores hacen el trabajo. Así que en mi opinión, están descargando su problema de desempleo con el gran proyecto que están trayendo. Sí, supuestamente se ve bien, pero estamos arreglando algunos proyectos dentro de la región que han hecho daño al medio ambiente.