Más de un 30% ha disminuido la tasa de delitos de mayor connotación social entre 2005 y 2022. Esta es una de las conclusiones que publicó la plataforma “Chile en 30 años: desde el regreso a la democracia al estallido en datos”, lanzada por Unholster en alianza con La Tercera.

Esta iniciativa tiene como objetivo exponer información y estadísticas nacionales que permitan generar un relato basado en datos del Chile de las últimas tres décadas, reforzando así el debate público a través de información dura y objetiva en diversas materias, entre ellas, seguridad pública.

Para ello, la empresa de big data realizó un análisis y procesamiento de datos en base a información de la Subsecretaria de Prevención de Delito, entre 2005 y 2022. Este ejercicio reveló que en los últimos años se ha registrado una tendencia a la baja en los delitos de mayor connotación social (DMCS), designación que agrupa, entre otros, delitos como el robo con violencia, robo con intimidación, robo por sorpresa, lesiones, homicidio y violación, además del robo de vehículo motorizado, robo en lugar habitado y no habitado, y hurto.

Así lo explica el director de Data Science de Unholster, Cristóbal Huneeus: “lo que hicimos en este caso fue centrarnos en los delitos de mayor connotación social, que son los que, en general, generan más interés y miramos dos series que son las denuncias y las detenciones. Lo que uno observa es que las cifras –con niveles distintos– se mantuvieron más o menos constantes (entre 2005 y 2008) y subió un poco entre 2009 y 2011. También vemos que los niveles de 2005 y 2019 son muy parecidos y que después de ese año (2019) caen las denuncias y detenciones”.

De acuerdo a los datos de la Subsecretaría de Prevención del Delito, el número de denuncias de DMCS en 2005 y 2019 fueron similares: 2.515 y 2.343 por cada 100 mil habitantes, respectivamente.

Culminado el 2019 -en el que se vivió el denominado estallido social y, al año siguiente, el inicio de la pandemia de Covid-19 y las restricciones sanitarias–, la cifra se mantuvo a la baja hasta llegar a 1.562 en 2022. Esto representa una caída de un 33,3% de las denuncias en cuatro años, mientras que la disminución que se registra entre 2005 y 2022 alcanza un 37,8%. En tanto, la tasa de detenciones en este lapso de 17 años también disminuyó: desde 578 (2005) a 226 (2022).

Por otra parte, si se analiza el número de denuncias realizadas en la última década, se observa que en el 2012 se registraron 2.714 denuncias por cada 100 mil habitantes versus la cifra bajo los dos mil del año pasado, lo que implica una caída al 2022 de un 42,4%.

Pero esta disminución ha tenido variaciones en los últimos años, ya que, tal como mencionó Huneeus, el año “más violento” en el periodo estudiado fue 2011. Los datos revelan que entonces se registraron 3.009 denuncias por delitos de mayor connotación social por cada 100 mil habitantes, siendo el único año que superó la barrera de los tres mil. Y en cuanto a las detenciones, éstas ascendieron a 786 por cada 100 mil habitantes, también la cifra más alta.

Unholster también realizó un análisis por cada tres años, el cual reveló que entre 2010 y 2012 la tasa de detención por cada 100 mil habitantes fue de 739 personas (719 en 2010; 786 en 2011; y 712 en 2012). En cambio, este número descendió un 64% en comparación con el trienio 2020-2022, que en promedio reportó 264 detenciones por cada 100 mil habitantes (332 en 2020; 234 en 2021; y 226 en 2022).

Homicidios

Sin embargo, pese a que en general los delitos de mayor connotación social –es decir, todos los delitos incluidos bajo esta denominación– presentaron una tendencia a la baja, el ítem específico de homicidios no ha tenido una evolución similar en los últimos años.

De acuerdo a la información del Ministerio Público, entre 2004 y 2021, “vemos que la cantidad de números de homicidios que investiga el organismo ha ido subiendo desde el 2004 en adelante: pasó de 826 a 2.427″, precisa Huneeus. Esto equivale a un incremento de 194%. Viendo la última década (2011-2021) la distancia sigue siendo importante, con un 66% de aumento en diez años.

El director de Data Science de Unholster también indica que el 2020 fue el año con la cifra más alta: 2.795 homicidios investigados por el Ministerio Público.

Percepción de inseguridad

“Uno lo que ve es que los delitos en el último tiempo, tanto las denuncias como las detenciones, han ido bajando, pero los homicidios van hacia arriba. Son dimensiones distintas, pero por toda la discusión que está ocurriendo, uno tiene la sensación de que la gente siente otra cosa”, dice Huneeus.

En esa línea, agrega que “aquí hay una discusión -que nosotros no abordamos en este análisis, pero en la que queremos contribuir-, que es que si los datos dicen una cosa, pero la percepción de inseguridad dice otra, entonces quizás los datos no están midiendo todo lo que está pasando. Podría pasar, por ejemplo, que las denuncias hayan bajado porque la gente ya no va a Carabineros. Eso es algo que, quizás, Carabineros podría mirar”.

Otro de los factores que Huneeus señala que podría considerarse dentro de la discusión es la situación en la Macrozona Sur: en diciembre de 1997 se registró el primer atentado de la Coordinador Arauco Malleco (CAM) y a 2022 se registran otros seis grupos radicales. “Lo ponemos como hito porque puede ser que la gente esté mirando un conjunto más grande de factores donde, la macrozona sur, sin duda que es un tema (en la percepción de inseguridad)”.

Por su parte, el académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile y experto en seguridad ciudadana, Hugo Frühling, sostiene que hay considerar que estas cifras son las registradas por las policías y que hay “una cifra negra” también a tomar en cuenta. “Lo que están demostrando estos datos es, por un lado, una tendencia a la baja de los DMCS, pero entendiendo que aquellos que son más frecuentes son los delitos contra la propiedad y que, en cambio, las cifras indican que se viene dando un incremento de los delitos violentos, que son los que producen mayor daño y que impactan más en la opinión pública”. A los homicidios, Frühling agrega los robos con violencia o intimidación.

En su opinión, el impacto que han tenido estos delitos en la percepción de temor de la población se pueden analizar en tres aspectos: el aumento de los homicidios y su exposición en medios de comunicación; cambios en las modalidades con las que se cometen estos delitos (como, por ejemplo, la utilización de armas de fuego) y, por último, que se están registrando en lugares donde antes no se producían, como “mercados públicos”. Y en ese sentido, argumenta, “tenemos todos los ingredientes para que cuando esta información es dada a conocer produzca la sensación en las personas de que son delitos que les podrían ocurrir a ellos. Resulta evidente que ha cambiado el escenario de la violencia y, en consecuencia, no es para nada disparatado la percepción de inseguridad”.

Pese a ello, advirtió que no es claro que la percepción de temor siga siempre, de forma automática, al aumento o disminución de los delitos y que, por el contrario, muchas veces “los cambios en el temor se van produciendo con mucha lentitud”.

Según Frühling, en adelante lo esencial es focalizar el trabajo del sistema de justicia penal: “Necesitamos asegurar que los mayores y mejores recursos estén dedicados a enfrentar los delitos más violentos y a proteger a quienes más desprotegidos se encuentran frente a esas bandas violentas. Por lo tanto, esto va a requerir una maduración del trabajo policial; por cierto, el Ministerio tiene que reforzar la coordinación de datos y acciones entre las policías y actuar con criterios de resolución de problemas, más que de enfrentar casos uno a uno”.