Hace cuatro años, cuando nos sentamos en las jardineras de las pasarelas de San Borja a hablar acerca del proyecto que iniciaba, Henry Bauer tenía una barba más larga y era el ayudante de taller de arquitectura en la FAU. Ahí había surgido la idea de rescatar con actividades culturales y plantas ese espacio en el más claro y maloliente abandono.

Ahora Henry está anunciando a los ganadores del concurso de ideas que lanzó gracias a un Fondart y en los próximos días aparecerá un libro con la historia del proyecto Pasarelas Verdes. Todas cosas que no se podían siquiera pensar en 2014, cosas que hacen fantasear con lo que podríamos estar hablando con Henry en cuatro años más.

"Algunas personas tienen la sensación de que todo quedó en nada. Cuesta hacer entender que los temas de esta envergadura se demoran años en agarrar vuelo. Romper la inercia demora, hay que ser paciente y no frustrarse. Hay que saber ajustar expectativas. Sobre todo cuando no se cuenta ni con un peso", dice Henry.

Con el financiamiento del Fondart fue capaz de gestar un concurso y formar un equipo para llevarlo a cabo. El profesor de la Usach y la U. de Chile Rodrigo Aguilar actuó como director, Henry fue secretario y el grupo Arquitectura Caliente –con amplia experiencia en concursos– se encargó de la producción. Ese equipo además tomó las decisiones importantes, como quiénes iban a integrar el jurado. "Si sabes que en un concurso de arquitectura el jurado no está compuesto por gente que sepa de arquitectura no te dan ganas de participar. Cuando uno concursa, uno mira el jurado, uno busca adivinar cómo evalúan. Para asegurar la seriedad necesitábamos un jurado con méritos, expertos en sus áreas, que estuvieran desapegados del proyecto. Convocamos a Emilio de la Cerda, del área de patrimonio; Teo Fernández, premio nacional; Bernardita Lorenzini, encargada de espacio público de la Municipalidad de Santiago; Carmen León, la presidenta de la junta de vecinos; Pola Mora, de ArchDaily; un invitado internacional, Federico Mesa, de la oficina Plan B de Colombia, y un elegido por los mismos concursantes, Cristián Undurraga", cuenta Henry.

Además contaron con un jurado alternativo: todos los vecinos tuvieron la oportunidad de inscribirse en una comisión. Lo único que debían hacer era presentarse a una exposición donde Rodrigo Aguilar les explicó las 36 propuestas recibidas (dos quedaron fuera de base), por qué algunas eran consideradas mejores y lo que era importante a la hora de evaluar. Posteriormente se les dejó deliberar y escoger las propuestas que querían recomendar al jurado.

Siendo un concurso de ideas no está comprometida la construcción de ninguna de las propuestas: "El objetivo era llevar el proyecto a una etapa nueva en la que se abre la posibilidad de que los vecinos visualicen un potencial, muchas imágenes, ofertas, un muestrario serio de qué podría pasar ahí, un catálogo de sueños. Al mismo tiempo te permite que la autoridad tenga esta bataría de imágenes, para que diga 'ah, esto se ve interesante'. También tiene alcances para la comunidad académica y la ciudadanía en general. Significa ir más allá de la música y las plantas a algo un poquito más amplio, empezar a pensar que esto ya no es solo una activación urbana sino un proyecto definitivo, que las pasarelas, ese lugar de abandono descubierto por unos lolos, pueden convertirse en un espacio público como corresponde".

Después de tantas tocatas, jornadas de plantación, ferias y volantinadas, Henry dice que el proyecto ha alcanzado una etapa intermedia. Mirando estos renders cuesta mucho menos imaginarse un paseo, un café y hasta huertos urbanos en el futuro.

Corredores San Borja

Oscar Luengo y Álvaro Parraguez, obtienen el primer lugar por resaltar la existencia de las pasarelas convirtiéndolas en vínculo y flujo medular entre las torres, el espacio público, las actividades existentes y las propuestas, incluyendo una sala de lectura, cafetería y coworking. El programa propuesto se reúne en edificios de tipo barra que aumentan la espacialidad y volumetría en algunos tramos de pasarelas ya existentes, marcando visualmente el vínculo con cada aspecto del entorno urbano. Dota de programa a las plazas que son parte del circuito, generando vínculos con actividades ya existentes, a través de una plaza de las artes que funciona como antesala al GAM, una plaza gastronómica que pueda servir a los vecinos y población compuesta por los trabajadores de la zona, y plazas lúdicas y múltipropósito.

Circuito de Activación Temporal

Beatriz Coeffé Boitano, Pablo Montecinos, Giancarlo Acosta, Carlos Jorquera, Camila Pascual, proponen una estructura mutable y flexible en

representación con los tiempos actuales, la cual responde a una serie de programas detonantes, como huerto urbano, talleres públicos, sede social y espacios polivalentes. El jurado valoró el diseño de la propuesta, como también la idea de proyecto temporal, la cual permitiría generar una consolidación de actividades en el futuro, a modo de urbanismo transitorio. Sin embargo, se tomó en consideración la visión de los representantes de los vecinos respecto a destacar propuestas de carácter más permanente, que propusiesen intervenciones a la estructura existente de las pasarelas.

Ensamble San Borja

Daniela Moder Estrada, Clara Miguens, Rodrigo Ruiz Medina, Victoria González, María Lorena Carballo, Nicolás Benedetti, Marina Constanza Hurst. Se valora la propuesta por su acabado desarrollo en el diseño de espacios públicos, áreas verdes y dotación de nuevos accesos universales que permitirán el goce de este espacio urbano por un mayor número de personas. Fue una de las propuestas más valoradas por los vecinos, pero también causó dudas respecto al costo que podría llegar a significar su mantenimiento.