Tras el lanzamiento de Assassin’s Creed Syndicate en 2015, la franquicia de Ubisoft que había brillado con varias de sus entregas, parecía un tanto perdida y falta de renovación. Ante esto es que decidieron tomarse unos años hasta el lanzamiento de Origins en 2017, juego que planteaba una serie de cambios en la jugabilidad, y adoptaba algunos elementos de los RPG, un año después llegó Odyssey, el cual seguía la línea de su predecesor mejorando algunos elementos. Ahora tras otro año de receso, es que llega Assassin’s Creed: Valhalla, una nueva entrega que sigue esta nueva línea y que demuestra que en ocasiones tomarse un tiempo extra es lo correcto.

Si ya recorrimos el Antiguo Egipto, y la Antigua Grecia, ahora la aventura nos lleva hasta la época Vikinga, puntualmente a la invasión a Inglaterra por parte de estos, con un clan de Vikingos que busca un mejor lugar para vivir, y a la vez tener sus propias aventuras que los alcen en la gloria y se hagan canciones con sus proezas. Es así, como en el juego controlamos a Eivor, una vikinga o vikingo dependiendo de nuestra elección, quien sigue a su hermano Sigurd a la aventura que significa construir un nuevo reino en Inglaterra.

La historia es bastante atractiva, aunque su desarrollo como es habitual en los juegos de mundo abierto, se pierde y difumina ante las posibilidades que entrega el juego. Una diferencia con otros títulos eso si, es que en esta ocasión no nos hace perder el hilo, ya que la trama principal finalmente se convierte en el fondo sobre el cual vamos construyendo las otras historias, lo que hace que todo calce a la perfección.

Es así, como forjar alianzas, hacer crecer nuestro asentamiento, o realizar saqueos, todo apunta en una misma dirección, que es estabilizar y encontrar nuestro lugar en esta nueva tierra. Es así como Assassin’s Creed: Valhalla luce muy bien cohesionado, sin importar lo que estemos realizando, ni cuando lo estemos realizando.

Y cuando hablamos de que no importa lo que estemos realizando, vaya que hay opciones para hacer, saqueos, explorar el mapa, reunir las hojas del códice, buscar pistas sobre los objetivos que debemos asesinar, hacer crecer nuestro asentamiento, enfrentar templarios, son sólo algunas de las cosas que se pueden realizar en este mundo, que se encuentra plagado de verdes planicies, y que nos mantendrá constantemente ocupados, y con diferentes objetivos.

Junto con las grandes misiones, que se encuentran agrupadas en sagas y que nos construyen el relato principal, tenemos una sin fin de historias pequeñas, que en ocasiones nos darán una recompensa menor, como por ejemplo la habilidad de llamar un lobo en combate para que ataque a los enemigos. Todo esto vuelve el mundo de Valhalla un mundo bastante atractivo de explorar, y que sin duda se siente más lleno de vida que el de sus predecesores.

¿Y los Asesinos?

Quizás un elemento que llama la atención, es como se une nuestro protagonista con los asesinos y como es que comienza a darle caza a la orden de los templarios. Este aspecto, que es el punto central de todos los juegos de la franquicia en esta ocasión no deja de sentirse como que fue una “mera casualidad” podríamos decir, lo que hace que se sienta un poco más como un agregado, al momento de jugar y no como parte fundamental de la historia.

Pero vamos a otro de los elementos que destaca en este juego, y es que si Valhalla logra destacar en uno de sus aspecto es en sus paisajes, ya sea que nos encontremos en la blanca Noruega o explorando las verdes llanuras de Inglaterra, el juego logra cautivar con sus diferentes ambientes, cada vez que alcanzamos la parte alta de una Atalaya, y vemos a nuestro alrededor es una vista sorprendente, de igual forma cuando vamos en nuestro Drakar recorriendo los ríos las luces y costas que nos rodean dan todo el ambiente necesario para que uno disfrute el juego al máximo.

A pesar de todo esto, Assassin’s Creed: Valhalla no es un juego perfecto, y quizás el mayor problema que presenta son los bugs, los cuales espero que se solucionen a través de parches, pero que varias veces afectó en gran manera la jugabilidad y volvió lo que pudo ser una gran experiencia, en una pregunta de ¿Qué está pasando aquí? Quizás el mayor bug que encontré fue uno que saltó una cinemática del juego, por lo que después no entendía de que hablaban los personajes, ni como habían llegado a esa conclusión. Al culminar esto, el juego me tiró un error y debí iniciarlo de nuevo (PS4). Tras esto es que pude ver de buena forma ambas cinemáticas y comprender lo que estaba ocurriendo. Otro error era que dejaba de ver los arbustos en los que me ocultaba cuando estaba cerca, por lo que no sabía si seguía oculto o no.

En cuanto a la jugabilidad, el juego nos presenta nuevas características, a la vez que busca mantener la esencia de la saga, algo que hay que admitir no se logra del todo, y desde mi punto de vista está bastante bien. Por poner un ejemplo, se encuentran los saqueos donde junto con nuestro grupo de vikingos atacamos un poblado o iglesia con el fin de obtener sus riquezas, aquí no existe ni el sigilo ni una gran estrategia, es simplemente lanzarse a pelear y acabar con quienes se opongan en nuestro camino. A pesar de esto, el juego tiene la posibilidad de utilizar el sigilo, el camuflarse entre las personas del poblado, herramientas que han utilizado los asesinos para acabar con sus enemigos a lo largo de la franquicia, sin embargo, Eivor no es un asesino, y en muchas ocasiones, en misiones que tenemos la oportunidad de utilizar esta herramienta, termina siendo mucho más práctico y rápido el acabar con los rivales de una forma más directa.

Es así como la daga oculta, que Eivor no utiliza tan oculta o la habilidad de mimetizarse en los poblados pasan casi por completo a un segundo plano y quedan como un elemento con un uso bastante puntual y que en la mayoría de las ocasiones no serán ocupados.

Hay que mencionar, que esto finalmente depende del jugador, y si este quiere optar por el sigilo lo puede hacer con completa libertad, es así como el juego en su árbol de habilidades, el cual es bastante extenso, nos plantea tres ramas, Combate Cuerpo a Cuerpo, a Distancia y Sigilo, quedando a nuestro criterio cual mejoramos. Al desarrollar nuestro personaje este va obteniendo acceso a mejores estadísticas, y habilidades, lo cual vuelve bastante rico y diverso el combate.

Junto con estas habilidades, es que tenemos unos ataques especiales que encontramos por el mapa y tienen por nombre aptitudes, podemos equipar cuatro para nuestra arma a distancia y cuatro para nuestra arma cuerpo a cuerpo y permiten diferentes cosas, como flechas potenciadas, atacar con veneno o incluso correr hacia nuestro oponente, derribarlo y pegarle puñetazos mientras está en el piso. Es así como en el combate abierto y visceral que presenta Assassin’s Creed: Valhalla, saca su máximo brillo, con sus enormes posibilidades y lo atractivo que resulta.

De igual forma el combate se ha modificado para permitir utilizarnos dos armas a la vez, esto sin duda suma un plus al juego, aunque hay que admitir que la utilización del arma secundaria se siente un poco tosco en relación a las opciones que entrega el arma primaria, es así como en mi caso preferí siempre el clásico escudo vikingo acompañado de un hacha.

Todo el equipamiento de igual forma se puede ir mejorando a través de los recursos que vamos obteniendo, por lo que no resulta extraño que determinada arma te acompañe por un rato bastante largo si es que la vas mejorando. Además a estas les puedes incrustar runas, las cuales hacen que aumenten algunas de sus características. Todo esto hace que nuestro equipo se pueda acomodar de forma perfecta a lo que nosotros queremos, y a lo que buscamos potenciar en nuestro combate.

Un aspecto fundamental de la cultura vikinga, es su mitología, sus dioses, sus reinos, sus enormes criaturas y misterios, y en Assassin’s Creed: Valhalla, estos no podían estar ausentes de la historia, y es que la trama también tiene su toque de misticismo, pero no diremos más para evitar los spoilers, y sólo mencionaremos que esto dará gratas sorpresas a los jugadores. De igual forma hay que destacar su banda sonora, la cual nos acompaña en todo momento, y que da el ambiente necesario para la aventura épica que estamos viviendo.

En conclusión...

Assassin’s Creed: Valhalla es un juego que cautiva con sus posibilidades, que deja bastante clara la evolución que ha tenido la saga en estos últimos años. A la vez, plantea una jugabilidad novedosa, atractiva y que quizás se aleja un tanto de las raíces de la franquicia, pero que sin duda atrapa desde un comienzo. Así mismo sus diferentes paisajes y mundo abierto, nos invita a recorrer cada rincón, con historias y aventuras por todas partes, y con mucho por hacer.