La primera señal fue a fines de enero pasado. Tras la polémica desatada por sus dichos sobre el obispo Juan Barros al concluir su viaje a Chile, el Papa designó al arzobispo Charles Scicluna enviado especial para recabar antecedentes sobre la situación del entonces obispo de Osorno. El llamado "007 del Vaticano", como lo califican algunos medios italianos, volvía así a la primera línea de la lucha contra los abusos en la Iglesia. Sin embargo, hoy el regreso fue completo. El Papa lo nombró "secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe", es decir número tres del organismo encargado de velar por la doctrina y llevar a cabo las investigaciones ante las denuncias de abusos contra religiosos.

La designación de Scicluna -quien mantendrá su puesto de arzobispo de Malta- va en la línea de "acelerar la expulsión de sacerdotes pederastas y las sanciones a los obispos encubridores", según el veterano vaticanista del diario ABC de España, Juan Vicente Boo. Algo en lo que insistió el también experto en asuntos vaticanos y director de Religión Digital, José Manuel Vidal, al señalar que la medida del Papa apunta a "darle jaque mate a la pederastia que algunos todavía pretenden tapar" y es "un claro signo de confianza de Francisco hacia el prelado maltés".

El hecho se da, además, a tres meses de que se realice en el Vaticano la primera cumbre de los episcopados del mundo para abordar la crisis de los abusos y definir nuevos lineamientos para enfrentar un tema que durante este año ha monopolizado la agenda del Papa. Un asunto al que deberá abocarse Scicluna, según asegura Luis Badilla, director de Il Sismógrafo, uno de los más reconocidos medios de información vaticana.

"Se puede especular que Scicluna tendrá entre sus primeras responsabilidades dar forma a ese encuentro, en el que participarán al menos 127 presidentes de conferencias episcopales de cinco continentes", escribió Badilla, agregando que de confirmarse esa hipótesis "la reunión de febrero no será algo ritual o académico", sino una oportunidad para que el Papa adopte "una decisión muy fuerte". En ese sentido, la sorpresiva instrucción del Vaticano a los obispos de EE.UU. -reunidos en Baltimore en su asamblea anual- de que no voten la nueva normativa para luchar contra los abusos antes de la cita de febrero es otra señal en ese sentido.

Durante este año, Scicluna ha tenido un papel protagónico en la lucha contra la crisis de los abusos. Dirigió junto al sacerdote español Jodi Bertomeu la investigación sobre Juan Barros y elaboró el "informe Scicluna", que llevó a que el Papa citara a Roma a toda la conferencia episcopal chilena. Y además regresó luego a Chile en junio a adoptar algunas de las decisiones tomadas por Francisco. Sin embargo, el trabajo del actual arzobispo de Malta en la lucha contra la pedofilia es de larga data.

En su calidad de promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Scicluna llevó adelante investigaciones de alta repercusión pública como la del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, a comienzos de la década pasada. Además, tras ser elegido Papa en 2005, Joseph Ratzinger potenció su labor al impulsar un intenso proceso de "limpieza" en la Iglesia Católica. Su trabajo culminó en 2012 cuando fue designado arzobispo de Malta.

Entre 2001 y 2010, "al escritorio de Scicluna llegaron cerca de 3.000 casos, una media de más de 250 por año", recuerda la vaticanista José Manuel Vidal. El propio Scicluna precisó en una entrevista en 2010 al periodista Gianni Cardinale que de ellos "los de sacerdotes acusados de pedofilia propiamente tal eran unos 300 en nueve años" y de ese total, el país que concentraba mayor número de casos era Estados Unidos, con un 80%.

Según el vaticanista de l diario ABC, Juan Vicente Boo, que ha investigado el tema de los abusos en la Iglesia, durante el papado de Benedicto XVI -en el cual Scicluna operó como promotor de justicia- se expulsaron "más de 800 sacerdotes por abusos".