La indignación crecía ayer en Rusia tras el incendio en un centro comercial de Siberia en el que murieron al menos 64 personas, entre ellas 41 niños, señalando como principal causa de la tragedia la corrupción.

Aunque las críticas apuntan al vicegobernador de la región, quien se arrodilló para pedir perdón, la ira ha estado dirigida contra el gobernador Aman Tuleyev, de 73 años y en el poder desde 1997, al que una multitud reclamó que dimita.

El rencor tras este drama se ha propagado por el país. En Moscú, de hecho, se llevó a cabo una masiva protesta.

Putin ha calificado el hecho como una "negligencia criminal", y prometió duros castigos para los responsables.