Las tradicionales ideologías políticas europeas asociadas a conservadores y socialdemócratas pierden cada vez más su apoyo ciudadano. Esta tendencia se ha visto en elecciones locales en Europa, lo que ha permitido que nuevas fuerzas populistas ganen favoritismo, como en Alemania, Italia y Hungría. Son esas mismas fuerzas las que esperan aumentar sus votos y escaños en el Parlamento Europeo, en detrimento de los tradicionales grupos políticos que han conformado la "gran coalición" por cerca de 40 años: el Partido Popular Europeo (EPP) y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D).

De acuerdo con la mayoría de las encuestas, el EPP, de centroderecha y que tiene la mayor representación en la actual legislatura europea, obtendría 180 escaños, es decir, 51 eurodiputados menos respecto de las últimas elecciones de 2014. A su vez, los socialdemócratas obtendrían 150 escaños, 41 menos que hace cinco años.

Si bien no se prevé un drástico cambio en el antiguo orden del órgano legislativo del bloque, sí se espera una gradual fragmentación de los partidos políticos tradicionales. Esto, mientras los conglomerados populistas podrían ganar más espacios.

El grupo del Partido Popular Europeo se compone, principalmente, de partidos democratacristianos y conservadores. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), de la canciller alemana Angela Merkel, es uno de ellos, así como el Partido Popular de España (PP), además del partido del expresidente francés Nicolas Sarkozy, Los Republicanos (LR).

Entre los partidos de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, se destaca el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Laborista británico.

"Hasta cierto punto, los antiguos partidos se han quedado sin ideas frescas y están enfocados en administrar el status quo", comentó a La Tercera el experto del centro de investigación Carnegie Europe, Stefan Lehne. Sin embargo, según el investigador, los principales motivos de la progresiva falta de apoyo ciudadano hacia estos partidos son otros.

En un artículo del Carnegie Europe publicado por Lehne junto con Heather Grabbe, directora de Open Society European Policy Institute, titulado Las elecciones al Parlamento Europeo en 2019 cambiarán la dinámica política de la UE, los autores sostienen que estos partidos se establecieron en base a identidades de fe y clase que, en gran medida, han perdido relevancia en las sociedades postindustriales.

"Pocos europeos se identifican como cristianos, conservadores o socialistas, como lo hicieron sus padres y sus abuelos", dice el documento. Según Lehne, "los factores principales son la erosión de las antiguas identidades colectivas (los trabajadores solían votar por representantes sindicales, los empresarios por representantes empresariales, los cristianos por cristianos). Hoy en día la mayoría de las personas trabajan en oficinas y son más móviles. Son menos respetuosos de las élites establecidas".

Mientras el panorama indica que tanto el EPP y el S&D tendrán que aliarse a alguna otra fuerza política, su principal desafío y posibilidad de repuntar en el futuro recae en cómo abordarán los grandes retos para los próximos años, como el cambio climático, la migración y la digitalización.