Miles de devotos católicos peruanos peregrinaron este jueves hasta el Monasterio de las Nazarenas en Lima para suplicar por el fin de la pandemia ante la popular imagen del “Señor de los Milagros”.

Los fieles esperaron agolpados y con mascarillas varias horas para poder ver la imagen solo algunos segundos, acatando la decisión del arzobispado de Lima, que ofreció esa opción tras suspender -debido al coronavirus- la multitudinaria procesión que se realiza desde hace tres siglos.

Vine a “agradecerle que todavía tenemos salud y estamos bien a pesar de toda esta pandemia”, dijo Yuliana Santaolaya (41), mientras esperaba su turno para ver la imagen en el templo situado en el centro histórico de Lima.

La mujer justificó las enormes colas bajo el calor porque se trata de “una pequeña peregrinación (...) donde todos venimos a pedirle que nos siga bendiciendo”.

“Es el patrón del Perú y la devoción es firme, pedir por la pandemia para que tenga piedad de nosotros y desaparezca”, indicó por su parte Eliza Ponte (59).

Es el segundo año que la pandemia obliga a cancelar la que es considerada como una de las mayores manifestaciones religiosas en América Latina.

Los devotos se turnaron para una meditación personal en la iglesia, a diferencia del año 2020 cuando la procesión se realizó de manera virtual.

Ello permitió a muchos tomarse un “selfie” frente a la imagen religiosa.

Unas rejas mantenían a los devotos a prudente distancia de la imagen, un Cristo moreno pintado sobre un enorme lienzo, mientras un grupo de sahumadoras vestidas de traje morado y mantilla blanca sobre la cabeza, humeaban todo el ambiente para ahuyentar espíritus irreverentes.

La devoción al “Señor de los Milagros” es muy popular en este país de fuerte mayoría católica -más del 80% de la población- y donde el culto a esta enorme imagen de Cristo moreno crucificado, pintada por un esclavo afroperuano en el siglo XVII, está muy arraigado.

Paralelamente, el presidente de la Conferencia Episcopal peruana, Miguel Cabrejos, y el nuncio apostólico, Nicola Girasoli, celebraron una misa en el interior del templo para un centenar de fieles.

La procesión convoca usualmente a una multitud de diferentes comunidades étnicas de Perú, que suplican por la curación de algún mal o para encontrar sosiego a sus frustraciones cotidianas.

El color que distingue a los fieles de la Hermandad del Señor de los Milagros es el morado, que los católicos asocian a la penitencia.

Es la segunda vez desde la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile (1879-1884), que la procesión no recorre las calles.