No es la mejor semana de Boris Johnson. Luego de que fuera acusado de infringir sus propias normas anti-Covid, tras la publicación el domingo de una foto en la que aparece jugando en un despacho con dos colaboradores sin mascarilla ni distanciamiento en diciembre de 2020, cuando el país estaba confinado por la pandemia, ayer el primer ministro británico confirmó el primer fallecimiento a causa de la nueva variante del coronavirus. Todo ello, mientras diputados de su propia colectividad, el Partido Conservador, se están uniendo para detener el “Plan B” de medidas contra el Covid-19 que su mismo líder anunció la semana pasada.

Después de dos años liderando Reino Unido, período en el que implementó el polémico Brexit, hay quienes ven cerca el fin de Johnson como primer ministro. Su apoyo dentro del país está llevándose consigo a los tories, que en la actualidad marchan por debajo de los laboristas en las encuestas.

En medio de este escenario, Johnson se prepara para enfrentar hoy una rebelión de al menos 70 diputados conservadores, que han señalado que rechazarán o se abstendrán en la votación que definirá la aplicación del “Plan B” frente la pandemia, en pleno auge de la variante ómicron en la isla.

Personas haciendo fila para vacunarse en Manchester. Foto: AP

Fue el mismo primer ministro quien lo confirmó: “Tristemente, ómicron está produciendo hospitalizaciones y al menos un paciente ha fallecido” por ella. A punto de alcanzar los 5.000 casos con la nueva variante, los números en Reino Unido dan cuenta del acelerado contagio de ómicron. De los cinco casos registrados al 29 de noviembre, en los últimos cuatro días la dispersión se disparó, pasando de 1.139 el viernes a 4.487 este lunes, solo en Inglaterra.

Los oficiales de salud británicos ya han recomendado en distintas ocasiones al gobierno para que fortalezca las medidas contra el virus, y el primer ministro ha declarado estar dispuesto a “dar todos los pasos que sean necesarios para proteger la salud pública”.

Una de las cosas más preocupantes ha sido la constatación de que dos dosis de la vacuna no ofrecen mucha protección con esta variante, por lo cual Johnson declaró: “Lo mejor que podemos hacer todos es ponernos las terceras dosis”. Al día de hoy, los casos por ómicron representan al 20% de los contagiados en Reino Unido. Según Euronews, la nueva cepa es responsable ya del 40% de los casos registrados en Londres.

Paramédicos bajando una camilla de una ambulancia en Londres. Foto: AFP

Un modelo epidemiológico de la prestigiosa Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres difundido este sábado predice entre 25.000 muertes, en el escenario más optimista, y 75.000, en el más pesimista, por la variante ómicron en los próximos cinco meses en Reino Unido si no se adoptan restricciones más duras.

Como parte de el “Plan Covid 19 Otoño Invierno 2021″, el gobierno británico desarrolló una serie de medidas que se aplicarían en el caso de que el sistema público de salud comenzara a estar bajo una presión insoportable. Estas medidas habían sido diseñadas antes de que la variante ómicron emergiera, y solo aplicaban a Inglaterra, esperando la aprobación de los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Estas medidas ahora son lo que se llama “Plan B”, y a medida que se esparce la variante ómicron, hay mayor presión para aprobarlas. Entre las regulaciones, está la reintroducción del teletrabajo siempre que se pueda, a partir del 13 de diciembre. Por otro lado, la reimposición de las mascarillas en la mayoría de los lugares públicos bajo techo, y lo que es más polémico para los diputados conservadores, la imposición de los “NHS COVID passes”, similares a los pases de movilidad, para actividades bajo techo con más de 500 personas, eventos al aire libre con 4.000 o más asistentes, y cualquier acto con 10 mil participantes.

Las mascarillas ya eran obligatorias el 30 de noviembre, pero solo en tiendas, bancos, correos, peluquerías y transporte público en Inglaterra.

Pero la aprobación de estas medidas no saldrá tan fácil como estaba previsto. Johnson enfrenta ahora mismo una rebelión dentro de su partido. Esta sería la más grande dentro de su legislatura, ya que hay quienes advierten la posibilidad de que 100 diputados tories se opongan o abstengan a la hora de votar el Plan B, dejando el proyecto a merced de lo que decida el Partido Laborista, en la oposición. Hasta ahora, 30 han sido los miembros de la Cámara de los Comunes que confirmaron su paso al costado.

Simon Fell, uno de los diputados conservadores que está oponiéndose al plan de Johnson, no había votado en contra de las restricciones por el Covid antes, pero declaró oponerse con fuerza a la idea de los “pasaportes Covid”. En una entrevista declaró: “No somos una sociedad del tipo ‘los papeles, por favor’; y estos pasaportes son un paso poco ético y discriminatorio. No apoyaré su introducción”.

Otro conservador, William Wragg, señaló sentir una “inmensa frustración de que el gobierno esté forzando esta ley, cuando en situaciones anteriores se nos había asegurado que no lo haríamos”, refiriéndose a la implementación de protocolos Covid.

El primer ministro británico Boris Johnson en un debate en el Parlamento. Foto: Reuters

Para peor, las imágenes que publicó The Daily Mirror este fin de semana, mostrando a Boris Johnson participando de una fiesta de Navidad en 2020, han minado profundamente su ya tambaleante popularidad. En ese entonces, la capital inglesa se encontraba en el nivel 2 de restricciones, que prohibía expresamente fiestas e interacción de personas bajo techo. Esta celebración habría ocurrido el 15 de diciembre, tres días antes de otra fiesta en Downing Street que provocó escándalo y forzó la reciente dimisión de Allegra Stratton, asesora comunicacional del premier.

Este jueves se realizarán, para peor suerte del Partido Conservador, elecciones especiales en North Shropshire. El motivo: la dimisión del torie Owen Paterson, a quien se investiga por corrupción y lobby. Por lo mismo, es probable que el escaño pase a los laboristas, lo que sería un fuerte golpe para Johnson.

Al día de hoy, el 57% de los británicos opina que el premier debería renunciar, según un sondeo de The Observer. En tanto, la comparativa entre partidos deja al conservador (32%) nueve puntos bajo los laboristas, que obtendrían un 41% de los votos en unas elecciones legislativas.