“Somos los siguientes”. En Taiwán, la decisión china de imponer una severa ley sobre seguridad nacional en Hong Kong ha multiplicado el miedo de ver a la isla y su democracia convertirse en el próximo objetivo de Beijing. Así, al menos, lo denunció días atrás el ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu, tras reunirse con el secretario de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., Alex Azar, en el marco de su histórica visita a Taiwán, muy criticada por el gobierno chino. Y es que se trata del funcionario norteamericano de mayor rango en viajar a Taiwán desde que Washington cortó las relaciones diplomáticas con Taipei a favor de Beijing en 1979.

“Nuestra vida diaria cada vez es más difícil, mientras China continúa presionando a Taiwán para que aceptemos sus condiciones políticas, unas condiciones que harán de Taiwán el próximo Hong Kong”, declaró Wu.

Beijing ha jurado recuperar algún día el control de la isla donde los nacionalistas chinos se refugiaron tras su derrota ante los comunistas, al finalizar la guerra civil de 1949. China también ha propuesto a Taiwán beneficiarse del principio de “un país, dos sistemas” aplicado en Hong Kong después de la retrocesión del territorio de la soberanía británica a la china en 1997.

Pero esta oferta ha sido rechazada por los dos principales partidos políticos taiwaneses. Y la nueva ley de seguridad nacional aplicada por Beijing en Hong Kong no ha hecho más que reforzar las posiciones de Taipei. Elegida en 2016 y reelegida en enero pasado, la Presidenta de Tsai ing-wen, del Partido Progresista Democrático (PDP), considera a Taiwán un Estado soberano y rechaza la visión de “una China única”.

Beijing, sin embargo, ha dicho que si bien busca la reunificación pacífica con Taiwán, no renunciaría al uso de la fuerza si fuera necesario. Si bien Tsai ha dicho que “vigila con atención la aplicación de la ley” de seguridad nacional en la excolonia británica, Bonnie Glaser, consejera senior para Asia y directora del Proyecto el Poder Chino del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), señala a La Tercera que “Taiwán y Hong Kong son casos completamente diferentes”. “Hong Kong es parte de China y Beijing tiene derecho a imponer leyes en Hong Kong. No tiene derecho a imponer leyes en Taiwán”, explica. “Beijing no tiene jurisdicción en Taiwán (...) Puede aprobar una ley (hicieron algo por el estilo en 2005 con la “Ley Antisecesión”), pero Taiwán puede ignorarla y la ignorará”, coincide Shelley Rigger, autora del libro Why Taiwan Matters: Small Island, Global Powerhouse (2011).

Sin embargo, Glaser reconoce que “China ya está interfiriendo en Taiwán mediante el uso de propaganda, el uso de presión militar, operaciones de desinformación política y otros medios”. “Beijing ha estado amenazando a Taiwán, a veces con gestos militares, durante la mayor parte de los últimos 70 años”, agrega Rigger. Con todo, explica a La Tercera, “la posición de EE.UU. ha sido consistente: Taiwán no debería estar sujeto a la coerción de nadie, incluida China”. “No espero que esa posición cambie”, dijo.