El Parlamento británico rechazó ayer nuevamente todas las alternativas para llegar a un acuerdo por el Brexit, proyecto presentado por la primera ministra Theresa May. Tras la nueva negativa, hoy la premier se reúne con su gabinete en una maratónica jornada.

Alrededor de 5 horas duraría la reunión entre los ministros británicos con May ante el punto muerto en el proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea, cuando quedan solo 10 días para la ruptura de las relaciones.

Frente a este nuevo rechazo por parte del Parlamento, el jefe de negociaciones de la UE, Michel Barnier, aseguró que cada vez es más probable una salida violenta de Londres de Bruselas.

Un Brexit "sin acuerdo" es ahora "casi inevitable", dijo el martes Barnier y que la Unión Europea está preparada por si ocurre esta medida.

En una comparecencia ante la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, Barnier dijo que en un Brexit sin acuerdo las disposiciones del acuerdo de salida sobre los derechos de los ciudadanos o la frontera en Irlanda, entre otros asuntos, volverán a la mesa de negociaciones, en caso de que el Reino Unido quiera iniciar conversaciones para un acuerdo de libre comercio.

Respecto al nuevo rechazo por parte del Parlamento británico al acuerdo del Brexit, es "chocante" y "decepcionante".

"Nos choca esto, y estoy seguro de que para todos nosotros es decepcionante ver que en el Parlamento del país que decidió irse de la Unión Europea hasta ahora no ha habido una mayoría en favor de nada, solo mayorías en contra de todo", lamentó.

Tras el último rechazo de los Comunes al acuerdo del Brexit, la nueva fecha de salida británica es el viernes 12 de abril, a no ser que el Gobierno británico informe a la Unión Europea de un plan alternativo para el que, previsiblemente, tendría que solicitar una nueva extensión a las negociaciones.

Si se diera este escenario, el Reino Unido se vería obligado a organizar y participar en las elecciones europeas.

Barnier recordó que una posible nueva prórroga alargaría la incertidumbre y que tiene un "coste político y económico" para la Unión.

No obstante, insistió en que este nuevo retraso a la fecha efectiva del Brexit no sería para negociar con Bruselas, sino que se trataría de "un tiempo que puedan necesitar los británicos para avanzar en su propio proceso político interno" a través de, por ejemplo, elecciones generales o un nuevo referéndum sobre la salida de la UE.