Un tribunal peruano condenó a Vladimiro Montesinos, el extodopoderoso jefe de inteligencia del expresidente Alberto Fujimori, a 17 años de prisión por el secuestro del periodista Gustavo Gorriti, crítico del régimen autocrático, anunció este jueves el Poder Judicial.

La sentencia por el secuestro del entonces corresponsal del diario español El País durante el “autogolpe” de Estado del 5 de abril de 1992 se da por cumplida ya que Montesinos está en prisión desde 2001 por una condena de 25 años por violación de derechos humanos.

La jueza Miluska Cano indicó que “la condena impuesta de 17 años de pena privativa de la libertad tiene carácter de compurgada, al tener éste (Vladimiro Montesinos) la condición de interno (...) actualmente, en el penal de Ancón I de manera ininterrumpida desde el 25 de junio del año 2001 hasta la actualidad, tiempo mayor a la pena impuesta”.

El sistema judicial peruano no suma las sentencias sino que impone la que tiene más años de prisión sobre el resto.

Gorriti, quien sigue ejerciendo el periodismo, fue secuestrado cuando estaba en su domicilio por militares la noche del 5 de abril de 1992. El periodista permaneció en celdas del cuartel general del Ejército, donde se le ocultó para luego intentar hacerlo desaparecer, según denunció. Sólo la presión de la diplomacia española y la prensa logró que fuese liberado a los pocos días.

Junto a Montesinos, de 76 años, la justicia condenó a media docena de exmilitares con penas que fluctúan entre los 12 y los 4 años de prisión.

Por este caso y la matanza de 25 personas en dos operativos paramilitares, Alberto Fujimori recibió una sentencia de 25 años de prisión en 2009.

Montesinos, eminencia gris del régimen de Fujimori (1990-2000), fue condenado en 2001 a una pena de 25 años de prisión por la matanza de 15 personas -entre ellos un niño- en Barrios Altos y la desaparición forzada de 9 estudiantes y un profesor de la universidad La Cantuta, a cargo de un escuadrón de la muerte del Ejército en el marco de la lucha contra el terrorismo en 1991 y 1992.

El superespía huyó de Perú tras la caída de Fujimori en noviembre de 2000, pero tras ser capturado en Caracas al año siguiente fue extraditado desde Venezuela por el entonces presidente, Hugo Chávez.