Una gran cobertura mediática ha tenido durante las últimas semanas el caso de Antonia Barra, joven que se suicidó luego de acusar una violación por parte de Martín Pradenas.

La semana pasada -luego de ser formalizado por una serie de agresiones sexuales contra varias víctimas, entre ellas Barra- Pradenas fue dejado en prisión preventiva por la Corte de Temuco, a pesar que el tribunal de primera instancia había decretado una medida cautelar menos gravosa.

En el marco de éste y otros casos judiciales de alta connotación pública, es que se realizó una nueva edición de Conversaciones LT, ciclo de diálogos para suscriptores de La Tercera y en el que se debatió sobre “¿Cómo influye la opinión pública en los fallos judiciales?”. A la instancia fueron invitados la presidenta de la Asociación de Magistradas de Chile, Francisca Zapata y el exvocero de la Corte Suprema, Lamberto Cisternas, quienes fueron entrevistados por la editora de La Tercera Domingo, María José O’Shea.

Consultados sobre si existe influencia de las personas en las sentencias, Zapata afirmó que “en principio la respuesta es no. Sistémicamente la respuesta no puede ser ‘sí‘, porque sistémicamente el juez tiene un rol acotado y ese rol le obliga a atender solamente a los hechos y el Derecho. De modo que el universo del juez es ese, muy acotado: hechos y derechos”.

“Por sistema, y por eso en principio la respuesta es que no influye, el juez no debe mirar ningún tipo de interferencia. Solamente tiene que atender a los hechos y la ley”, añadió.

Respecto a este mismo punto, Cisternas señaló que “yo estoy de acuerdo con la magistrada en su planteamiento y creo que es así efectivamente. El juez se enfrenta con los hechos, hay que precisar que esos hechos son proporcionados por las partes. El juez, por cierto, tiene su criterio, y ahí es donde comienzan un poco las variaciones, porque puede haber una forma de pensar o enfocar distinta. Y existen variaciones entre los distintos magistrados. La interpretación de la ley es variable, no es absolutamente uniforme, y ese es un poco el chiste del derecho”.

“El juez tiene que estar conectado con la realidad y esa conexión, de alguna forma, nos permite captar el sentir de la opinión pública, el sentir de la gente, de las personas. Hoy por hoy eso está muy mediado por los medios de comunicación, por una parte, y las redes sociales por otra. Entonces el juez debe tener muy presente este ámbito en el que vive, para tomar su decisión sin salirse de los márgenes de la ley y sin salirse tampoco de los márgenes que le da el conjunto de hechos que le han proporcionado las partes”, añadió el exministro.

“En la decisión deberíamos tener en cuenta el aspecto de fondo, de decidir, y, muchas veces, que lo que importa es una señal para la comunidad, para que entienda cuál es la manera o la forma o el camino de que pueden encontrarse el sentir con la ley. Yo no lo digo en el sentido de cambiar la decisión, sino que la decisión tiene un fondo y también una forma y tiene unos determinados razonamientos”, acotó.

Por su parte, la magistrada discrepó con esta reflexión: “No estoy muy segura si coincido en todo lo que he escuchado. Que el juez atienda otro tipo de información, percepciones, presiones o expectativas por fuera de los hechos y el derecho es un error del sistema. El sistema lo que espera es que el juez sea ciego, sordo y mudo ante esas interferencias”.

“En la realidad sí hay fórmulas erróneas, desde el punto de vista del sistema, que pueden implicar esa interferencia, y es pésimo. Toda interferencia que saque al juez de esta vinculación, de los hechos del Derecho, transforma al ser humano en un objeto para cumplir ciertas finalidades. Es decir, yo no fallo este caso pensando en el hecho y el derecho respecto de esta persona, sino que fallo pensando que eso le va a gustar a la opinión pública”, complementó Zapata.

El caso Pradenas

En relación a la decisión de la Corte de Temuco por el caso de Antonia Barra, que revocó la determinación del Juzgado de Garantía de esa misma jurisdicción, Cisternas señaló que “allí hay simplemente una diferencia de criterios. El criterio del juez de la causa fue uno determinado dentro de los ámbitos que le permitía la ley. La Corte tiene un criterio diferente y también se mueve en el ámbito que le permite la ley. Pudiéramos pensar que en un caso se está más en más sintonía con la opinión pública y lo que la ciudadanía está planteando, y eso hubiese llevado a la corte a la prisión preventiva. Eso es una posibilidad y yo no me alejo para nada de esa posibilidad y la considero lícita”.

“Uno tiene un margen dentro del cual moverse. Para seguir manteniéndonos en la cosa penal, no es cinco años y un día, sino que de cinco años a diez años. Hay diferencias de criterios entre aplicar cinco años, como la mayoría de los casos, y aplicar diez. Hay criterios diferentes, y lo mismo las libertades condicionales. Tenemos un juego de criterio en el cual puede influir la movilización de la opinión pública o el sentido”, afirmó.

Por su parte, Zapata señaló que “yo tiendo a pensar que la teoría no anda separada de la práctica, porque la teoría explica la práctica. Que pase algo distinto en la práctica es un defecto, es un problema. Y la organización y el juez, en tanto profesional, tiene que hacerse cargo de evitar ese problema. No es que diga que no suceda, sino que sucede y es tremendo, porque en el estado democrático el ciudadano es un fin en sí mismo y no debe ser, su caso, fallado en consideración a nada distinto que los hechos y el derecho”.

Consultada sobre si cree que la Corte de Temuco falló por la presión pública, señaló que “yo no lo sé, pero si yo quisiera apostar, tengo que apostar porque no, porque son tres jueces profesionales que, de haber sido el caso en su minuto la necesidad de haber confirmado esa resolución, tendrían que haberlo hecho, y no lo hicieron porque la resolución de primera instancia era errónea, así de simple, y el sistema tiene este tipo de soluciones”.

Cisternas, a su vez, acotó que “yo no he dicho que deba ocurrir, he dicho que puede. El sistema está muy bien planteado, está pensado así y justamente las idas y vueltas que el mismo sistema contempla, dan la posibilidad que un juez pueda estar en mayor sintonía con lo que la opinión pública reclama, siempre dentro del ámbito de los hechos que se han configurado ante el tribunal y dentro del ámbito del Derecho que corresponde aplicar en ese caso. En esta posibilidad de variación digo que puede suceder que la opinión pública tenga influencia en la decisión de los jueces, y por eso el sistema contempla los distintos grados que permite que tribunales superiores dicten una decisión que en definitiva es la que prima”.