Overoles blancos, molotov, profesores rociados con bencina. El factor común que unió a estas escenas fueron colegios emblemáticos de la región Metropolitana, más en específico, de la comuna de Santiago.

Si bien en las últimas semanas la violencia en los colegios pareciera haber disminuido, los establecimientos que fueron testigos de ella parecieran seguir estando marcados por estos hechos. Según datos de la municipalidad, este año se registró la matrícula más baja en liceos santiaguinos en los últimos cuatro años: 18.625. Esto es un 8,2% menos que los 20.227 que hubo en 2015.

Más allá de las contingencias de este año, la caída no ha podido ser revertida por ninguna de las administraciones de este cuatrienio. De hecho, la mayor reducción de matrícula se produjo entre 2016 y 2017, cuando hubo una diferencia negativa de 725 estudiantes.

Consultado sobre la violencia que se vio en los colegios y la disminución en la matrícula de este año, el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, opina que "sin duda que las tomas nos afectan, eso no podemos desconocerlo. Aquí ha habido una definición clara de los apoderados de preferir que sus hijos se eduquen en otros establecimientos. Tenemos una leva baja que esperamos revertir, porque esperamos que la educación pública renazca".

Sin embargo ya se están gestando nuevas formas de dar a conocer los proyectos educativos a la comunidad para intentar dar vuelta esta tendencia.

Hoy 14 establecimientos participaron de la Feria de Matrículas 2019, instancia organizada por el municipio de Santiago. En el costado de la alcaldía, inspectores, profesores y alumnos dispusieron sus stands para entregar información sobre por qué elegir sus respectivos colegios.

Algunos de los que trajeron mayor atención fueron los emblemáticos, justamente los que vieron hechos violentos durante este año.

Desde el Internado Nacional Barros Arana (INBA), los profesores realizan sus propias críticas. Para el docente de biología, José Jaramillo, "a nivel de docencia tenemos que reinventar nuestra forma de enseñar. Ya no es solamente la sala de clases, sino que tenemos que hacer actividades con mayor participación de los estudiantes, que usen la inteligencia y la creatividad. De esa manera deberíamos tener una mayor cantidad de alumnos interesados en la sala de clases".

Por otra parte, el profesor de historia del establecimiento, José Miguel Neira, cree que "la violencia en los liceos tiene que ver con la gran frustración de jóvenes que no han encausado su vocación o no la han descubierto. La tarea pendiente es concordar sobre qué es calidad en la educación y sobre cómo esto convive con las necesidades del país y la vocación de los jóvenes".

Otro de los liceos que estuvo en el foco de atención en los últimos meses es el Liceo de Aplicación. Desde el stand, uno de sus estudiantes sacó la voz. Vicente opina que "la violencia se vive en todos lados, pero aquí se ha remarcado un poco más. En el Liceo de Aplicación somos mucho más que violencia, nosotros tratamos de dejarla de lado y preocuparnos más del estudio, que representa lo que es el estudiante aplicacionista".

En relación a la situación de estos establecimientos, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, afirmó que "esperamos que Aula Segura contribuya a que no se pierdan más clases, a que haya más tranquilidad, a que los alumnos y los profesores se puedan sentir más seguros e ir recuperando la matrícula en la educación pública que nos parece fundamental en Chile".