La universidad en debate: 18 miradas sobre una controversia es el libro que lanzó la Universidad de los Andes la semana pasada y que fue editado por su rector , José Antonio Guzmán. En la publicación se destaca la necesidad de tomar en cuenta la orgánica interna de las casas de estudios ante eventuales reformas. Además, adelanta que la institución ya analiza su eventual postulación al Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (Cruch).

La universidad que dirige lanzó un libro que aborda temas de autonomía, gobernanza y misión institucional. ¿Cuál es el aporte del libro al debate en educación?

Lo que quisimos hacer con el libro fue dar una mirada de las universidades en términos más amplios. Aquí se trata de ir mas allá en dos sentidos: la idea de mirar la universidad desde adentro. Nos pareció que la universidad era vista de forma muy extrínseca y queríamos reflejar lo que pasa día a día. El otro sentido era mirar hacia adelante, porque a veces nos parece que la reforma se hizo para enfrentar problemas pasados.

¿Cómo considera que fueron abordados los temas en la reforma?

Hubo dos grandes problemas que se trataron, el primero, el de financiamiento y endeudamiento, y en segundo lugar, el de la calidad. Desde mi punto de vista, este último fue abordado en forma muy insuficiente. Efectivamente, había problemas de calidad, desencadenados por la situación de la Universidad del Mar y otras, pero la reacción de decir que el Estado se hace cargo de esto es totalmente desproporcionada. Hay que solucionar problemas de calidad, pero dejando mucho espacio e iniciativa a las universidades para que se desarrollen con mucha autonomía. Ese es uno de los puntos claves del libro, sus proyectos universitarios. El cuidado de la autonomía, de la diversidad de los proyectos universitarios, es una cosa muy importante que hay que preservar.

¿Y eso, a su juicio, se ha visto afectado de algún modo?

Hay de alguna forma una amenaza. La reforma está por verse e implementarse y más que hechos concretos y tangibles, hay alguna forma, una incertidumbre de qué tan invasivo será el papel de la futura superintendencia, de la subsecretaría, del sistema de aseguramiento de la calidad. Hay una cierta expectativa de que podría afectarse de alguna forma la autonomía. Potencialmente, el tema de la gratuidad también podría afectar. El hecho de que el Estado ponga parte muy importante de los recursos le da un poder inmenso el día de mañana, a lo mejor un poder que va a usar de forma muy benigna, pero potencialmente le da un gran poder para intervenir en cosas que son propias de la decisión de las universidades.

¿Qué temas son los que más preocupan?

Hay dos cosas que me preocupan especialmente. Uno es el sistema de financiamiento, porque creo que este país no se puede dar el lujo de empobrecer el aporte financiero a las universidades. La gente dice que en Chile la educación es cara, yo diría al contrario, es barata, independiente de quién pague la cuenta. Uno podría decir hagámosla más barata para las familias y eso es un tema de discusión, pero no la hagamos más barata en sí misma. Si se quiere educación de calidad, hay que invertir más plata. Parte de esa plata va a venir del Estado, para ayudar a los más necesitados, pero parte de esa plata va a venir y tiene que venir de las familias, porque si no nos alcanza la cuenta, no tenemos cómo financiar una educación superior que es cara. Entonces, si las familias estaban aportando, sobre todo las familias más pudientes, que sigan aportando. Otro tema que preocupa es el de la superintendencia. Esa institución existe en la educación escolar y respecto de la cual hay bastantes quejas. Las universidades hasta ahora no han tenido la experiencia de una superintendencia que se les meta en su trabajo y eso vamos a ver cómo pasa y cuál es el impacto que tiene en la vida diaria. Dependiendo de cómo ejerza sus atribuciones, puede ser un poco asfixiante y ese es un cierto temor, puede que no, pero puede que sí. La experiencia de la superintendencia en materia escolar no es buena y tengo cierto temor de que eso también se proyecte a las universidades.

En otro tema, dos universidades formalizaron su postulación al Cruch. ¿Esa posibilidad está en los planes de la U. de los Andes?

Es un tema que estamos estudiando muy seriamente. El Cruch es una instancia de discusión del sistema universitario que ha sido un aporte a lo largo del tiempo y últimamente se ha visto un poco perjudicado por esta tensión que existe entre las universidades estatales y privadas, y eso, de alguna forma, ha debilitado este foro de discusión. El hecho de que haya nuevas universidades que entren es una forma de revitalizar una institución que podría volver a ser lo que en un momento fue. La ley no lo contempla así, pero deberían estar en el Cruch todas las universidades acreditadas y ser parte de esta gran mesa de discusión. La ley establece una serie de requisitos que estimamos que en primera línea los cumplimos. Por lo mismo, estamos evaluando seriamente la posibilidad de incorporarnos.