En shock y aún sin poder hacerse la idea de que está en Chile. Así expresó sentirse hoy Fernando Candia (28), joven chileno que enfrentó un proceso judicial en Malasia y que regresó sorpresivamente a Chile tras dos años en el Sudeste Asiático.

El joven leyó hoy una declaración pública en la Municipalidad de La Florida. Junto al alcalde Rodolfo Carter y su mamá, Maritza Alcay, Candia explicó los motivos de por qué volvió. En su relato, el joven afirmó estar "dando la cara" ante esta situación y acusó una extensión del proceso judicial que no consideró justa. Además, aseguró que existía la posibilidad de ser detenido otra vez.

"Desde el primer momento, quise que este proceso se cerrara de la manera correcta y que se confirmara la decisión del juez a cargo del caso, quien dictaminó una sentencia de dos años. Después de analizar la información y consejos de importantes abogados malayos, e incluso fiscales, asumí que la estrategia de la fiscalía era alargar indefinidamente el caso. Frente a esta injusticia y a la casi segura detención que sufriría, decidí, junto a mi familia, volver a mi país", señaló.

Así, Candia tomó la decisión de seguir los pasos de su amigo, Felipe Osiadacz, quien también fue sentenciado en Malasia, pero que volvió a Chile en abril de este año.

En relación a este último, Candia pidió que "no condenen a Felipe, mi amigo y compañero; solo nosotros sabemos lo difícil y doloroso que ha sido esto".

Añadió que "este ha sido un proceso doloroso, angustiante y desgastante, que tuvo un enorme costo emocional, físico y económico, tanto para mí como para mi familia y amigos".

El regreso

El viaje lo realizó desde Kuala Lumpur, la capital de dicho país. Junto a su madre, Maritza Alcay, llegaron el viernes 2 de agosto a la casa familiar, en la comuna de La Florida, en Santiago.

En absoluto hermetismo, este martes se acercaron hasta el municipio para contar su situación, donde ya conocían a la madre y la habían apoyado desde enero. Cuando la familia comenzó a recibir el apoyo del municipio, transmitió que sentían cierto desgaste por el tratamiento del caso de parte de otras autoridades.

El vínculo con la municipalidad fue el Instituto La Salle, de La Florida. La jefa de gabinete de Carter, Carolina Bravo, es apoderada en el establecimiento educacional donde Alcay se desempeña en el rubro del transporte escolar.

Según informó el propio Carter en la declaración de hoy, este les sugirió que "era lo mejor hablar con ustedes (periodistas) y ponerse a disposición de los tribunales chilenos y de la opinión pública chilena, porque no tienen nada que ocultar".

También trascendió que a las 8 horas de hoy (16.00 de Malasia), Candia tenía que presentarse ante los tribunales malayos. El joven, además, contaba con antecedentes de que lo podrían detener y que la dilación de su proceso podría extenderse por hasta cinco años.

La pesadilla

¿Cuándo partió el tormento de Candia? En agosto de 2017, mientras estaba de vacaciones en Kuala Lumpur con su amigo Felipe Osiadacz. En un incidente en el hotel donde se alojaban, y que cuenta con diferentes versiones, ambos arriesgaban en un inicio el castigo de la horca por su eventual responsabilidad en la muerte de Yusain Bin Ishak.

Tras un acuerdo entre la defensa y la fiscalía, los chilenos lograron rebajar la pena efectiva de cárcel y, luego de salir en libertad, quedaron con arraigo nacional.

Pero la fiscalía de Malasia apeló a la sentencia y comenzó una nueva etapa del proceso, que culminó, de momento, con la salida de ambos del país asiático.

Candia indicó que durante los dos años que pasó en Malasia estuvo a disposición de la justicia de ese país y que cumplió "íntegramente la sentencia de pena efectiva que dictaminó el juez".

A su vez, el joven aprovechó la ocasión de agradecer a "miles de chilenos" que, asegura, se preocuparon por él, junto con el respaldo entregado por la Municipalidad de La Florida. La decisión adoptada, que calificó como "difícil", espera que le ponga punto final a la "pesadilla" sufrida por él y su familia.

Para finalizar su carta, Candia parafraseó al juez que vio su caso en Malasia: "Estuvimos en el lugar, hora y momento equivocados".