Respuestas rápidas, muchas veces con una lógica implacable y con argumentos que dejan sin palabras a los adultos. Que los niños hoy son más inteligentes que los de hace algunas décadas es una observación que seguramente resulta evidente para cualquier persona que comparta cotidianamente con ellos. Ahora, un análisis realizado por el profesor Ricardo Rosas, de la Escuela de Sicología de la Universidad Católica, no sólo lo confirma, sino que dimensiona la magnitud del salto. En los últimos 30 años el coeficiente intelectual de los chilenos creció 25 puntos. Cifra incluso superior a la experimentada por daneses y estadounidenses en igual período.

James Flynn es un científico americano que comenzó hace dos décadas a investigar el CI promedio de las naciones. Estaba convencido de que entre una generación y otra debía producirse un incremento importante en esta medición. Los datos recogidos en 30 países le dieron la razón y originaron lo que hoy se conoce como "Efecto Flynn": en todas partes las nuevas generaciones se han visto obligadas a desarrollar un pensamiento lógico y una capacidad de abstracción muy superiores a las que tenía la generación precedente, simplemente, por supervivencia.

En Estados Unidos, por ejemplo, el CI promedio se elevó 18 puntos en tres décadas, en Dinamarca 20, en Singapur 23 y en Hong Kong, 24.

Para llegar a estos resultados, Flynn utilizó un test llamado Wisc, uno de los más eficientes al momento de evaluar las capacidades intelectuales y que permite responder una pregunta clave: ¿Qué puntaje alcanzarían los niños de hace 30 años si contestaran este examen hoy?

El estudio de Flynn no incluye a Chile, pero el profesor Rosas -PhD en Sicología Cognitiva de la Freie Universitat en Berlín- aplicó el mismo procedimiento del científico americano a dos pruebas realizadas en el país, una en 1975 y otra 30 años después, a niños de entre seis y 16 años. Los resultados impresionaron al propio académico de la UC: si los menores de mediados de los 70 respondieran el test de 2005 habrían obtenido un puntaje promedio de 75 puntos.

¿NUTRICIÓN O EDUCACIÓN?
El por qué el mundo pareciera estar volviéndose más inteligente, por lo menos en las mediciones de CI, suele tener una respuesta instantánea entre los expertos: a medida que los pueblos van superando la pobreza, y con ello factores como la desnutrición quedan atrás, las generaciones crecen en capacidades intelectuales.

Para el siquiatra Hernán Montenegro, en el caso chileno resulta imposible dejar de lado el haber erradicado la desnutrición, algo que comenzó a principios de los 80, cuando las tasas disminuyeron a la mitad (11,5%) y que en el año 2000 llegaban a apenas 2%. "Antes los niños se morían por desnutrición, nacían prematuros y no había control en los embarazos. Hoy nacen en un ambiente donde esos problemas ya están superados y, de alguna manera, eso influye en su desarrollo psicomotor y, por ende, los resultados de los test psicométricos tienden a irse superando", señala el médico, uno de los primeros que comenzó con las mediciones de CI en Chile en la década de los 70.

En las conclusiones de Flynn, sin embargo, la palabra pobreza (o su superación) no juega un rol relevante. De hecho, este científico decidió hacer la prueba y evaluó a niños mal nutridos de países subdesarrollados. Su tesis se mantuvo intacta: estos menores también registraban un CI más alto que niños en la misma condición pertenecientes a generaciones anteriores. ¿Cómo era posible? La respuesta la encontró al analizar el detalle de los test. Descubrió que era en las áreas que medían la lógica y la capacidad de abstracción, donde se producía la gran diferencia.

Es decir, los niños habían mejorado enormemente su habilidad para generar en su mente una representación de la realidad a partir de seleccionar correctamente los elementos relevantes. Eso es lo que se conoce como "capacidad de abstracción" y es lo que nos permite entender adecuadamente nuestro entorno y resolver los problemas. Para Flynn, entonces, las nuevas generaciones se habían visto obligadas a elevar esta habilidad para sobrevivir en un mundo cada vez más complejo, algo que sólo podía adquirirse a través de la educación.

En el análisis que compara las evaluaciones realizadas en 1975 y 2005 en Chile, también se aprecia la influencia de la educación en este sentido. Entre los niños de seis años, la diferencia con sus pares de hace tres décadas fue sólo de cinco puntos en promedio, brecha que fue aumentando gradualmente, hasta llegar al tramo de los adolescentes.

Claro que eso no significa que no persista una diferencia de CI entre los menores de distinto nivel socioeconómico. En la medición de 1975 no se hizo distinción de grupos socioeconómicos, pero en 2005 se separó a los menores de acuerdo a su procedencia escolar: los niños provenientes de establecimientos públicos registraron cinco puntos menos que el promedio, los de colegios subvencionados 1 punto menos que el promedio y los del sector particular, obtuvieron seis puntos por sobre el promedio.

¿CUÁL ES EL LÍMITE?
Es en los países subdesarrollados donde más ha aumentado el coeficiente intelectual de sus habitantes, según los reportes de James Flynn, porque son los que cuentan con más espacio para crecer. De hecho, en los países desarrollados ya comienza a notarse un estancamiento. Los chinos, por ejemplo, aumentaron sólo 11 puntos su CI promedio desde 1981, los daneses lo hicieron 20 en tres décadas, pero únicamente cinco en los últimos 10 años. Lo mismo ocurre con los noruegos y los británicos, que elevaron su coeficiente intelectual en cuatro y dos puntos, respectivamente, en igual período.

Aunque para la ciencia es todavía un misterio hasta qué punto podrá seguir evolucionando la inteligencia humana, se estima que algunos países ya han llegado a su techo. Como Holanda, por ejemplo, nación que se ubica en la categoría de "brillante", ya que sus habitantes registran el CI promedio más alto de los analizados. Según los estudios internacionales, el CI promedio de los holandeses es 16 puntos por sobre el promedio del resto de las naciones.

EL ANÁLISIS EN CHILE: 75 vs. 100
¿Qué puntaje alcanzarían los niños de hace 30 años si contestaran hoy un test de Coeficiente Intelectual? Esa es la pregunta que responde el científico estadounidense James Flynn al momento de cuantificar el aumento de las capacidades intelectuales en los países. Y también fue el método que utilizó el profesor de la Universidad Católica, Ricardo Rosas, para obtener los resultados chilenos.

Según explica el sicólogo, en cualquier país y en cualquier época el CI promedio siempre tendrá asignado el nivel 100. Pero el 100 de hoy es muy distinto al 100 de hace tres décadas y para ejemplificarlo recurre a lo que sucede con la PSU: si, por ejemplo, un año el promedio de respuestas correctas de los alumnos que rinden la prueba es 20, todos quienes tengan ese número de preguntas contestadas adecuadamente tendrán 500 puntos. Y si al año siguiente el promedio de respuestas correctas sube a 25, es ahí donde se fijan los 500 puntos. Pero la diferencia de rendimiento entre una generación y otra es evidente.

Algo similar ocurre con el CI de los chilenos. El CI promedio de los niños que respondieron el test a mediados de los 70 fue muy inferior al que registraron sus pares en 2005, equivalente a 75 puntos en la actualidad.

Para estos cálculos, el profesor Rosas se basó en los estudios "Estandarización de la escala revisada de Weschler para niños chilenos del área Metropolitana", realizado por M. Calderón en 1975 y publicado en 1980, y uno realizado por él y por la académica Valeria Ramírez hace cuatro años, llamado "Adaptación del Wisc III para niños chilenos".