El gobierno de Hong Kong y los estudiantes iniciaron hoy un diálogo para resolver la crisis política hasta ahora más grave que enfrenta la región china con un régimen administrativo especial.

Los primeros contactos fracasaron y las manifestaciones por una mayor democracia se mantienen, pero con mucha menor intensidad, con lo que la normalidad volvió parcialmente a la metrópolis financiera y económica asiática.

Las oficinas públicas y las escuelas volvieron a funcionar después de que los estudiantes acataran un ultimátum del gobierno y levantaran al menos una parte de las barricadas.

Unos 3.000 funcionarios públicos pudieron volver al trabajo sin dificultad y también regresaron a las clases los alumnos de secundaria. Las escuelas primarias e infantiles permanecieron en cambio cerradas.

Cientos de manifestantes siguen acampados cerca de la sede del gobierno, así como en otros dos lugares de la ciudad y bloquean importantes avenidas, por lo que sigue habiendo graves problemas en el transporte de la ciudad.

Las protestas surgieron por la negativa de Beijing a permitir la libre nominación de los candidatos a gobernador de la metrópoli en las primeras elecciones directas que habrá en 2017 en el territorio de siete millones de habitantes.

El movimiento estudiantil acusó al gobierno de no querer cumplir con sus condiciones para el diálogo, como por ejemplo que haya varias rondas de conversaciones y que se "pongan en práctica" los resultados.

"Esperamos que las negociaciones no se queden en pura charla o consultas", dijo el líder estudiantil Lester Shum. Su único objetivo es resolver los problemas políticos, destacó.

Los activistas debaten también entre ellos si levantar la protesta ante la sede del gobierno o incluso en su totalidad. Ahora es el turno del gobierno, indicó otro dirigente estudiantil, Alex Chow, al ser interrogado acerca de cuándo terminarán las manifestaciones. "Todos esperamos a ver cómo actúa el gobierno, para ver si es una táctica de dilación o si realmente quiere un diálogo", indicó.

El primer ministro de Hong Kong, Leung Chun-ying, había exigido que cesaran al menos una parte de las protestas para que el gobierno pudiera volver a trabajar. Alertó de una escalada del conflicto y reiteró que tomaría "todas las medidas necesarias para restablecer el orden social".

El número de manifestantes se redujo hoy claramente, porque muchos tenían que ir a trabajar o sencillamente estaban agotados. Muchos ciudadanos salieron más temprano de lo habitual de sus casas por los problemas en el transporte. Siguen bloqueadas numerosas calles en Admiralty -la zona de gobierno- y Causeway Bay, en la isla de Hong Kong, y en la popular zona de compras de Mong Kok en la península de Kowloon.

Los mercados financieros abrieron como es habitual, al igual que muchos bancos que operan en los barrios afectados. Solamente siguen cerradas siete filiales, señaló el gobierno. También algunos cajeros que no podían ser utilizados por la protesta volvieron a funcionar.

La región administrativa especial china de Hong Kong vive estos días la peor crisis política desde que la antigua colonia británica fue devuelta a China en 1997.