Ad portas de las elecciones generales en Alemania -que se celebrarán este domingo-, las encuestas adelantan un claro triunfo de la actual canciller, Angela Merkel. Según los últimos sondeos, el partido de Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su ala bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), cuentan con una intención de voto del 38% en la recta final de la campaña. Asimismo, las mediciones han dejado claro que Merkel sigue siendo la candidata más popular, y de ganar podría igualar los 16 años que Helmut Kohl -su mentor- estuvo en el poder.

Este hecho constituye una buena señal, debido a que revela que el modelo seguido por Alemania durante los últimos años -marcado por evidentes logros macroeconómicos y una sólida estabilidad política- posee amplia adhesión y consenso entre los alemanes, sobre todo en momentos en que han surgido movimientos más radicales y populistas tanto en ese país como en Europa.

De confirmarse la victoria de Merkel, permitirá que la canciller alemana consolide su liderazgo interno y a nivel internacional, en tiempos en que existe un claro vacío de liderazgos mundiales. En ese sentido, Merkel posee reconocidas capacidades para conducir la reforma de una Unión Europea en crisis, golpeada por el populismo y distante de Estados Unidos, y está en condiciones de trabajar en favor de la estabilidad de la comunidad internacional justo cuando el mundo enfrenta complejos desafíos.