Aunque renunció al PS a fines de 2016, Fulvio Rossi había registrado su nombre en una preinscripción de candidaturas parlamentarias del partido. Antes de que la colectividad tomara una decisión, en esta entrevista anuncia su determinación de competir por fuera.

Usted dijo esta semana que ya no necesita al PS para competir al Senado.

He decidido, y le estoy transmitiendo al presidente del partido, mi amigo Alvaro Elizalde, que decidí desistir de mi interés de postular a mi reelección en un cupo del PS. Creo que las decisiones que ha tomado el PS desde la bajada de Lagos me alejan mucho del partido que conocí y que fue pieza clave en este entendimiento virtuoso del centro y la izquierda. Primaron intereses mezquinos, la lógica oportunista de algunos.

¿Ha tenido conversaciones con la DC? ¿Podría competir por un cupo en una lista de ese partido?

Más que conversaciones, soy un dirigente político y creo en los partidos políticos. Me preocupa el ninguneo que he visto de parte de Guillier hacia los partidos. Los trata de inmaduros y parece que los castiga y les pega con una regla en las manos, y nadie dice nada. Por el contrario, en el caso de Carolina Goic, la conozco desde la universidad y por lo menos sé lo piensa en salud, en educación, en los temas laborales. En los temas laborales ha estado más a la izquierda que algunos de izquierda.

¿Se podría sentir representado por ella como carta presidencial?

Son procesos y hay que ir tomando las decisiones paso a paso, pero naturalmente siento una simpatía, porque es un liderazgo de renovación, que no reniega de la política y los partidos. Tengo una valoración de lo que está haciendo. Porque también está planteando reconstruir este espacio del centro y de la izquierda.

¿Como ex socialista no apoyará a Guillier?

Tengo una buena impresión profesional y humana de Alejandro. Ahora, cuando uno, entre comillas, se casa con un candidato presidencial, especialmente cuando uno es independiente, que tiene cierta libertad que no tiene el militante, el estándar sube, en el sentido de que uno tiene que sentirse convocado y seducido por las ideas, el liderazgo del candidato, y todavía no conozco aspectos de su propuesta económica, política, social, lo que me hace difícil sentir esa seducción y convocatoria.

Usted acusó hipocresía luego de que se supiera de las inversiones del PS.

Lo que gatilla mi decisión de no ir en ese cupo PS es la hipocresía. El reportaje que vi el jueves (en Mega sobre las inversiones del PS). No voy a caer en este campeonato de dardos cobardes con los cuales algunos dirigentes políticos tratan de exculpar la responsabilidad entregándosela a la comisión de patrimonio de manera muy vil. Lo más grave es el doble estándar, la doble moral, porque aquí hubo dirigentes que por mucho menos me criticaron, y mientras señalaban que era imposible que una empresa financiara legalmente a candidatos de su propio partido, porque ni siquiera fue para mí, estaban rentando y lucrando con esa misma empresa.

¿Ex presidentes como Escalona y Andrade, dice usted?

Exactamente, y el doble estándar de estos ex presidentes es tremendo. Ese nivel de hipocresía me irrita, porque estos han sido los dos años y cuatro meses peores de mi vida, y he vivido el oportunismo cobarde, y cuando veo este reportaje digo que es muy difícil recomponer relaciones con algunas personas que son cobardes, que no tienen el coraje moral de decir a la opinión pública y están renegando de lo que ellos le entregaron a la comisión de patrimonio. ¿Me están diciendo que no sabían cuando tenían a sus cercanos con vínculos en la misma comisión? ¿Que no tomaron decisiones cuando tenían sus brazos derechos vinculados a la comisión?

Dice que es imposible que ellos no supieran, pero usted también fue presidente en 2010. ¿Sabía en qué se invertía?

Lo que me tocó a mí, desde el punto de vista financiero, fue renegociar una deuda y la comisión solo contribuyó. Estuve algunos meses y la verdad es que no tuve conocimiento de en qué invertían.

¿Si usted no supo, por qué los demás sí?

Estuve siete meses como presidente del PS y no cuatro o cinco años.

¿Tampoco preguntó?

Había una persona encargada de las relaciones entre la mesa y la comisión, no me acuerdo quién. Pero tomar esas decisiones de en qué se invertía o en qué no, no me correspondió.