El Gobierno mexicano intenta modificar la Ley General de Salud y acelerar así la aplicación del llamado Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, un documento lanzado por el propio Presidente, Felipe Calderón, en enero y que contiene las líneas maestras de una auténtica cruzada contra los kilos de más.

El acuerdo busca que tanto en escuelas públicas como empresas privadas haya un compromiso para promover y facilitar una dieta saludable y el ejercicio físico, principales armas para asegurar el triunfo en la guerra contra la obesidad en un país que es el mayor consumidor per cápita de CocaCola del mundo.

Los diputados aprobaron en abril por rotunda mayoría una iniciativa para ejercer un estricto control de la comida que se vende en las escuelas y establecer la práctica de 30 minutos diarios de ejercicio físico por parte de los alumnos. "Cuando una persona fallece o hay daño, deterioro o limitación de la población por una causa y la causa son estos problemas relacionados con la obesidad y sobrepeso, para mí es una causa de seguridad nacional", dijo Heladio Verver, diputado del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) y miembro de la comisión de salud de la cámara baja.

El Senado no sólo refrendaría esta propuesta, sino que quiere ir más allá para colocar severas advertencias en las etiquetas de alimentos envasados e incluso prohibir la venta de comida chatarra en las escuelas.

GORDITOS EN ALERTA

La obesidad en México no es sólo una cuestión estética. La mayoría de los males crónicos que afectan a los mexicanos, como diabetes o afecciones cardíacas, surgen de la obesidad.

La diabetes es la principal causa de muerte en el país de 107 millones de habitantes, donde es común ver personas paradas frente a un puesto de comida callejera saboreando grasosos tacos que pueden contener desde carne vacuna hasta sesos o piel de cerdo frita en manteca.

En el 2008, más del 30 por ciento del presupuesto de salud pública se utilizó en atender males relativos a este padecimiento, un gasto que podría casi duplicarse en el 2017. "Somos primer lugar en gordura, tenemos que mejorar", dijo con preocupación Mauricio, de 10 años, alumno de cuarto de primaria en una escuela pública de la céntrica colonia Roma.

Hasta la fecha, México ya ha aprobado normas referidas a la elaboración de alimentos procesados y bebidas con menor contenido de azúcares, sales y grasas, enfocadas en la gran industria, aunque legisladores de oposición alegan falta de energía del Gobierno para su aplicación.