SEÑOR DIRECTOR

La mayoría de los actores políticos involucrados en su tramitación reconocen la necesidad de tener un Ministerio de Ciencia y Tecnología. El que merecemos fomentará la investigación en todas las áreas del conocimiento. Sin embargo, el proyecto, tal como está, no constituye un avance. No es el Ministerio que merecemos; es tirarle un salvavidas de plomo a la ciencia. Buscar resolver los múltiples problemas del Conicyt no basta. La Comisión de Hacienda del Senado ya observó importantes problemas de financiamiento, estructurales y administrativos. Estos convierten al Ministerio que merecemos en una decepción. Veamos.

En cuanto al financiamiento, es el mismo de Conicyt (330 mil millones de pesos) y solo 4 mil millones para sueldos. ¿Por qué no se comprometen fondos del royalty minero o se diseña un sistema que permita ir subiendo gradualmente los recursos hasta llegar al 1% del PIB? La estructura engorrosa del proyecto augura burocracia y no flexibilidad. Está llena de comités. Por ejemplo, el comité interministerial, que es una política pública que ha probado no ser exitosa en 15 años: ¿Por qué habría de funcionar ahora?

Finalmente, no incorpora las ciencias sociales, artes y humanidades de forma explícita ni define cómo se va a incentivar la innovación, uno de los tres pilares del Ministerio que merecemos. El proyecto es insuficiente pero posible de ser mejorado. Hay consenso político para avanzar en él. ¿Por qué habríamos de apurarlo tanto a costa de no sacar el que nuestro país requiere? Avancemos en un proyecto país; no en uno de gobierno.

Karla Rubilar

Diputada independiente, miembro de la Comisión de Ciencias y Tecnología de la Cámara de Diputados