Durante este fin de semana Nereus, un vehículo no tripulado que ha explorado distintos puntos de las las profundidades del mar, perdió todo contacto con la superficie, cuando se encontraba a casi 10 mil metros de profundidad, en la fosa de Kermadec, Nueva Zelandia.

Los científicos del Institución Oceanográfica de Woods Hole en Massachussets (WHOI), que desarrollaron este vehículo no tripulado en 2008, aseguran que el robot hizo implosión, pues el equipo a bordo del buque de investigación Thomas G. Thompson, descubrió escombros de Nereus flotando en el mar, que ahora están recolectando para saber si pueden saber más sobre la falla que ocasionó esta pérdida.

"Este tipo de exploración extrema nunca está exenta de riesgos, y la desafortunada pérdida de Nereus sólo pone de relieve la dificultad para trabajar en estas profundidades", dijo el Director de Investigación WHOI, Larry Madin, quien además destacó que no hubo daños a personas como consecuencia de esta pérdida.

El robot fue construido para investigar las zonas más profundas del océano, operando de forma autónoma, aunque también se podía controlar de forma remota desde la superficie, gracias a una correa de sujeción de fibra óptica.

"Nereus ayudó a explorar lugares que nunca hemos visto antes y hacer preguntas que nunca pensamos que preguntar," explica Timothy Shank, biólogo en el WHOI.

En el momento en que se perdió, estaba en el día 30 -de una misión de 40 jornadas-, en la fosa de Kermadec, una de las más profundas del mundo, con 10.047 metros. La expedición tenía como objetivo recoger imágenes y muestras de la inusual vida marina que puede sobrevivir a estas increíbles presiones.

"Era un vehículo único en su tipo que, incluso durante su breve vida, nos trajo ideas sorprendentes de las profundidades del océano hasta ese momento inexplorado", agrega Shank.

Además de la fosa de Kermadec, Nereus logró llegar al punto más profundo de la fosa de las Marianas (11.034 metros), del que trajo muestras de desconocidos animales para la ciencia y sedimentos del fondo marino que ayudaron a revelar cómo se forman estos ecosistemas.

"Los científicos e ingenieros del WHOI seguirán trabajando para diseñar, construir y operar vehículos aún más avanzadas para explorar y entender las profundidades más remotas y extremas de nuestro océano mundial", puntualiza Madin.