En la última Viennale, festival austriaco de cine, se presentó una retrospectiva de Nora Gregor que se cerró con una película filmada en Chile. La brillante trayectoria de la actriz, su vida en Viña del Mar y su muerte en Santiago, llevaron el signo de las dos guerras.

Eleonora Hermina Gregor nació en 1901 en una ciudad fronteriza, muy disputada y que es parte de Italia en la actualidad: Görz para los alemanes, cuando era parte del Imperio Austro-Húngaro, Gorica para los eslovenos y Gorizia para los italianos. Su padre fue un relojero que para la primera guerra mundial huyó de las tropas italianas en dirección a Austria.

DE EUROPA A HOLLYWOOD
Recitadora y cantante precoz, la bella Nora debuta a los 20 años en los teatros de Viena y en el cine mudo de Austria y Alemania. En 1924 trabaja en la cinta muda Michael, en que Carl Theodor Dreyer aborda por primera vez la homosexualidad. Al surgir el cine sonoro viaja a Hollywood a filmar películas en alemán, cuando todavía no existen los subtítulos ni el doblaje, y actúa en teatro en inglés junto a Douglas Fairbanks Jr. A mediados de los 30 suma una veintena de películas en dos continentes y triunfa en Viena. Capaz de pasar del teatro al cine, del drama a la comedia y a la opereta, de un idioma a otro, Nora Gregor será la primera actriz austriaca de fama mundial.

Pero el amor y la guerra trastornarán su suerte. Entre Nora y el príncipe Ernst Rüdiger von Starhemberg, apuesto y calavera, surge una relación clandestina. Amigo de Hitler, el príncipe dirige una milicia patriótica y en 1934 asume como vicecanciller de Austria, aspirante a la jefatura del gobierno. En Suiza, Nora da a luz en secreto a un hijo del príncipe y éste obtiene del Vaticano la disolución del matrimonio que arrastra con una esposa noble que no le ha dado hijos. En 1937 el vicecanciller y la actriz se casan en una capilla de Viena. La diva se convierte en princesa Eleonora von Starhemberg y el pequeño Heinrich, "Heini", en príncipe heredero. Con dolor, Nora abandona el teatro.

Estalla la Segunda Guerra. El príncipe rompe con Hitler, escapa de Austria y sus propiedades son incautadas. En Francia, su amigo Friedrich "Fritz" Mandl, fabricante de armas, acoge al fugitivo, esposa e hijo.

EN LA QUINTA VERGARA
En París, Nora conoce a la chilena Blanca Vergara de Errázuriz, hija del fundador de Viña del Mar. Corre 1939 y Jean Renoir recluta a la actriz para La regla del juego. Nora da vida a una aristócrata austriaca que habla francés con acento alemán. Es una comedia negra de infidelidades y decadencia. Cuando Francia capitula ante Alemania, el príncipe Von Starhemberg se alista en la aviación libre de De Gaulle y Nora viaja en barco con su hijo a la Argentina, donde Fritz Mandl se ha comprado un castillo en la Sierra de Córdoba. Allí, a 700 kilómetros de Buenos Aires, Nora espera a su esposo, que en 1942 se le reúne. Mandl encomienda trabajos al príncipe, que suele escabullirse en correrías galantes. En la sierra Nora vive un exilio dentro del exilio.
 
Nora se anima cuando Blanca Vergara y su hija Amalia la invitan a Viña del Mar y la instalan con su hijo en el cottage, una casa de madera entre los árboles en la parte alta de la propiedad familiar, la Quinta Vergara. Nora y el niño, matriculado en los Padres Franceses, subsisten gracias a la generosidad de los Vergara. Fascinadas, las damas viñamarinas acuden con sus hijos a los garden parties de la princesa. Nora visita la Librería Inglesa del puerto, donde su dueño, Tomás Eastman, la atiende embelesado.

UNA PELICULA CON TRES NOMBRES
En Buenos Aires, el catalán Carlos Gallart prepara una película francesa con un grupo de refugiados y otro español, Alejandro Casona, adapta los diálogos. La producción se traslada a Chile y Nora hace el papel de madre. El rodaje, en 1944, tiene lugar en Chile Films y en un fundo de Villarrica, con  la dirección del francés Jacques Rémy. El escenógrafo Jean de Bravura construye los decorados y Giorgio di Lauro, quien se quedará en Chile, hace el sonido.
Más allá de su sentimentalismo, la película es un documento de época. Transcurre en el fundo de un francés que acaba de morir. Desde Francia regresa el hijo Julien (Robert Darène) a acompañar a su madre viuda (Nora Gregor). Entre Julien y Françoise, una muchacha de la localidad, se reanuda un amor de adolescencia. Pero de Europa llega Madeleine, ex novia de Julien, que con la ayuda de la madre logra reconquistarlo. Françoise, despechada, se arroja a un río caudaloso.

La película se estrenó el 46 en Chile y Argentina como Fruta mordida. En Francia se proyectó sólo en Marsella y se llamó Françoise. Medio siglo más tarde, en 1996, la dio la TV francesa como Le moulin des Andes (El molino de los Andes). Nora Gregor, que no quedó conforme y siguió viviendo en el cottage, con la obsesión de volver al teatro en Viena. Pero se lo impedía la prohibición que pesaba sobre la familia Starhemberg.
Días finales

A comienzos de 1949 Nora viajó de Viña a Santiago y se alojó en el Hotel Crillón, donde los Cousiño le brindaban hospitalidad. Blanca Diana Vergara Klickmann, sobrina nieta de  doña Blanca, conoció de niña a Nora y recuerda que la actriz, entusiasmada, realizaba los trámites para viajar desde Santiago a Argentina con su hijo adolescente, a pasar el verano con el príncipe. Durante la cena se sintió mal y el médico le recetó reposo. Al día siguiente, 20 de enero, Nora Gregor murió en su habitación del hotel debido, según Blanca Diana, a un infarto cardíaco. En Austria se dijo que se había suicidado, versión que comparte Solange Phillips Errázuriz, bisnieta de doña Blanca. El Mercurio publicó el siguiente aviso: Ha dejado de existir doña Nora Gregor de Starhemberg. Sus restos serán sepultados hoy, privadamente, en el Cementerio Católico. La familia.

Tras una misa en la Catedral, Nora Gregor  fue sepultada en el mausoleo de la familia Vergara. El príncipe llegó días después y más tarde pudo volver a Austria, donde murió en 1956. El hijo estudió  en la Universidad Católica de Valparaíso y se desempeñó en Chile, Argentina y España como actor, productor de cine y escritor. No se casó ni jamás utilizó  su título de príncipe: prefería que lo llamaran "Enrique" o "Henry". Cuando murió de un infarto en el Hotel Plaza de Buenos Aires en 1997, hacía años que había recuperado la fortuna de su familia en Austria.