En los últimos años, el hincha chileno ha sufrido una variación en su comportamiento. Diversos factores, como el mayor acceso a la información, las nuevas tecnologías y elementos externos han moldeado un nuevo perfil del simpatizante criollo. Todos estos elementos han ido formando a un fanático que opera desde la comodidad de su casa. Salvo en contados casos, como cuando juega la selección chilena, abandona su zona de confort,

Para el sociólogo deportivo Andrés Parra, "el fútbol cedió a la presión económica de los auspiciadores, y estos se rentabilizan en tanto se presentan en televisión cercanos al objeto de deseo, en este caso, la pelota y los talentosos futbolistas que la llevan de un lado a otro. Así, la televisión es el mejor aliado en una era tecnológica para consumir deporte, por las repeticiones, las cámaras y la comodidad del hogar, que permite viajar en sofá desde la final de la Champions hasta el Gran Premio de F1 en Mónaco, consumiendo los subliminales comerciales que le hacen pensar que su identidad masculina pasa por obtener esos productos".

En el caso del balompié chileno, Parra cree que la irrupción de las sociedades anónimas ha ido provocando desarraigo en el hincha, ya que las concesionarias, a su juicio, ni siquiera están en condiciones de garantizar la seguridad en los estadios, lo que ha hecho que el simpatizante opte por migrar su fanatismo hacia el exterior. "Se relativizó y perdió fuerza el apoyo en el estadio al club de tus amores, por razones varias, desde no sentir a tu equipo como propio, porque pasó a manos de unos desconocidos empresarios en las SADP, o porque la programación del partido, los precios y las garantías de seguridad no están acordes a las expectativas", sostiene el especialista.

El punto es que no sólo hay interés por seguir en terreno a un equipo o deportista local. Hoy, definitivamente, hay más predisposición hacia lo internacional. "Pasa porque la información está absolutamente privatizada, al punto de casi no tener acceso a ver los goles; de no conocer a los jugadores; de mantener el torneo local en el ocultismo informativo. Eso, a la larga, ha permitido tener mayor 'cercanía' con equipos internacionales, y es más fácil para un niño conocer la alineación del Barcelona, Bayern o Arsenal que de los equipos chilenos", sostiene.

En este plano, el sociólogo sugiere que la televisión local ha acentuado estas distancias. "Lejos de acercar al público, el CDF provoca más distancias, porque es su negocio. Y el hincha de sillón se profundiza, no como un indicador de cobardía o de poca 'hombría', como se suele pensar, sino porque es más fácil conocer y seguir la campaña de un equipo extranjero antes que del nacional. ¡Y qué decir de otros deportes! Las transmisiones en televisión abierta son breves y en horarios complejos".

En contraparte, Gonzalo Au, gerente general de CDF, defiende la contribución de la televisora -que transmite todos los partidos de Primera División- en este nuevo perfil del hincha. "En CDF entendemos que los hinchas son un protagonista muy importante en un partido, no sólo por el apoyo a su equipo, sino también porque son parte de un lindo espectáculo, por algo son llamados el jugador número 12. Para lograr llevar las emociones que se viven en los estadios a los hogares es fundamental que los partidos sean siempre un espectáculo con tribunas llenas y familias disfrutando. De ahí que surgen iniciativas como Vamos al Estadio, en donde CDF busca empoderar a los nuevos hinchas e incentivar la asistencia a los estadios de todas las familias chilenas", explica.

Bajo esta premisa, la estación atribuye a factores socioculturales la asistencia de los hinchas a los estadios y plantea que sólo en el futuro se conocerá el éxito de las campañas. Por ahora, apunta Au, se evalúa positivamente la recepción del público. "Activamente participa de las acciones que desarrollamos y seguiremos desarrollando con la idea de ampliar las experiencias y conectar a los hinchas con sus clubes en todo Chile", sentencia.

El asunto también afecta la práctica del deporte. La última Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deportes, a cargo del Mindep, arrojó como resultado que el 80,2% de los chilenos de más de 18 años tiene un estilo de vida sedentario. Y no sólo eso, pues casi tres millones de personas ni siquiera practican o han practicado alguna vez una disciplina deportiva.

"Posiblemente, a muchos de esos chilenos sí les gusta el deporte, como espectadores. Pero ni siquiera así tienen el interés de salir de su casa para disfrutarlo en vivo", concluye Andrés Parra.