La aparición de Máximo Kirchner, el hijo de 37 años de la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y del fallecido ex mandatario Néstor Kirchner, en el estadio de Argentinos Juniors, en Buenos Aires, el sábado 13 de septiembre, dando el primer discurso público de su vida y arengando a los suyos, los militantes del grupo K La Cámpora, fue un golpe de efecto cuyo impacto aún se deja sentir en el escenario político transandino. Tanto así que los comentarios y proyecciones no cesan a dos semanas de que se produjera el hecho, que abrió las especulaciones de una eventual candidatura del primogénito de los Kirchner en medio de los preparativos para el último año de gobierno.

La periodista Laura di Marco, autora de los libros La Cámpora y su recién aparecido Cristina Fernández, la verdadera historia, ha logrado entrar en los círculos kirchneristas y describir la lógica del actual aparato del poder en Argentina. En conversación con La Tercera, Di Marco analizó el significado de la irrupción de Máximo y cómo el kirchnerismo se prepara para la última etapa de gestión, ya que Cristina Kirchner no se puede presentar a una nueva reelección, por lo que deberá entregar el mando en diciembre de 2015.

¿Qué buscó Máximo Kirchner con su discurso, con su aparición?

Máximo sale a hablar en un momento muy complicado de Cristina, por el tema de los fondos buitres, por la negociación con los holdouts. Lo que ellos dicen, según gente cercana al gobierno, es que la salida de Máximo es, de algún modo, la denuncia de que Cristina no tiene un sucesor. Nadie cree claramente que Máximo puede sucederla o ser candidato a algo importante. Después de que apareció Máximo, salió un montón de gente a decir que el hijo de Cristina podría ser gobernador de la provincia de Buenos Aires. La verdad es que eso es más una cortina de humo que algo que tenga consistencia.

¿Podemos decir que Máximo es un personaje político? ¿Tiene algo de animal político?

No. Uno habla de Máximo como que fuese un chico. En realidad tiene casi 40 años y nunca en su vida le habíamos escuchado la voz hasta ahora. Inclusive, en su discurso él dijo "estoy empezando a caminar". La verdad es que una cosa es salir a hablar en un acto público, muy cuidado, donde leyó un discurso, donde lo habían entrenado, y otra cosa es ser un dirigente político de fuste que tienes que estar respondiendo todo el tiempo a diferentes cuestiones que la realidad te va poniendo por delante.

Pero como líder oculto de La Cámpora, ¿actúa políticamente?

Sí, como líder oculto de La Cámpora, sí. El maneja La Cámpora, pero tampoco es tan difícil manejarla teniendo en cuenta que su mamá es presidenta, y que ella no tiene un partido, entendido como un partido de cuadros políticos. Cristina está gobernando prácticamente sola. Entonces él es de algún modo el nexo entre su mamá y toda la cantidad de cargos que tiene La Cámpora en el poder. Pero de ahí a ser un líder, un sucesor, hay un trecho muy largo. El sale en un momento donde el kirchnerismo está dejando el poder en 2015, y el kirchnerismo tiene dos candidatos que son (el gobernador de la provincia de Buenos Aires) Daniel Scioli y (el ministro del Interior Florencio) Randazzo, en los cuales Cristina no confía, en los que el kirchnerismo duro no confía. Es un proyecto político que no logró construir un sucesor.

¿Entonces qué aporta mostrar a Máximo ahora?

Todo esto es una cortina de humo. El kirchnerismo es muy creativo para pelear su supervivencia. Desde el punto de vista de ellos, no está mal la carta que se jugaron, para que se siga hablando de ellos. Lo que quieren es ganar tiempo para cerrar la negociación con los holdouts, que la economía esté un poco mejor y de ese modo poder tal vez condicionar a los presidenciables del kirchnerismo, que no son del propio riñón, para ponerle un vicepresidente o imponerles candidatos a las listas de diputados o senadores para que el kirchnerismo tenga alguna supervivencia. Esto es una jugada del kirchnerismo para ganar tiempo, para sobrevivir, para estirar el poder de Cristina hasta el final, para generar una ilusión de continuidad, para que en el mundo se pregunten si puede ser este muchacho su sucesor, y lo han logrado bastante, mira que estamos haciendo esta entrevista.

En el plano personal, ¿Máximo prefiere estar y vivir en Río Gallegos, que pasar el tiempo en Buenos Aires?

Totalmente. Hay que tener en cuenta que los padres fueron dueños de Santa Cruz desde que Máximo tenía 21 años, ahora tiene 37, por lo que pudo haber sido cualquier cosa en su vida y no lo fue. Tiene sus dos padres que fueron presidentes, que es un récord insólito. Yo he entrevistado a los compañeros del colegio, de la secundaria, y lo que dicen es que cuando a Máximo se le acercaban más de tres personas se quedaba mudo, no hablaba; tiene casi una fobia social. Tiene que haber sido un esfuerzo enorme para él hablar en público. Imagínate. Los padres han estado 11 años en el poder y sale un año antes de que su madre deje el gobierno. Bueno, sale en un momento de desesperación, donde Cristina ha construido muchísimo y no tiene a quién dejarle eso. De algún modo, es como un rico que no tiene heredero.

¿No es posible un Máximo candidato?

Yo sí creo que es posible una candidatura de intendente (alcalde) en Río Gallegos. Es algo muy sencillo. Es como presidir un country (condominio lujoso), no es algo muy complicado. Es una ciudad muy chiquita. Pero candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, no. Gobernar la provincia de Buenos Aires es como gobernar un país. Es más complicado.