Hoy miles de alumnos sabrán si fueron seleccionados o no en uno de los 77.700 cupos ofrecidos por las 33 universidades adscritas al Sistema Unico de Admisión (SUA). En dichos planteles, la exigencia es obtener un puntaje promedio mínimo de 475 en la PSU para postular, mientras que otras más selectivas, como las universidades de Chile y Católica, piden un piso de 600 puntos en el test de admisión.

Según datos del Consejo Nacional de Educación (CNED), en el proceso de admisión 2014 ingresaron más de 318 mil alumnos al sistema de educación superior, que incluye universidades, centros de formación técnica (CFT) e institutos profesionales (IP). De ellos, solo al 30% se les pidió como requisito rendir la PSU o un puntaje mínimo en el test para ingresar al plantel.

Para este cálculo se consideraron los datos que fueron autoreportados por las propias instituciones al CNED, respecto de los programas regulares que en todo el sistema suman más de 12 mil.

Si bien en el país el único requisito obligatorio para ingresar al sistema de educación superior es la licencia de cuarto medio, las universidades del Cruch desde 1968, con la Prueba de Aptitud Académica, pactaron un sistema de admisión, que consideraba requisitos que hoy se traducen en un mínimo de puntaje, combinado con la ponderación de las notas de enseñanza media.  Sin embargo, a este acuerdo hoy suscriben 33 universidades, mientras que el resto no tiene la obligación de considerar el test. Entre las 25 universidades del Consejo de Rectores (Cruch), el 85% de su matrícula de primer año en 2014 ingresó vía PSU, mientras que el 79% lo hizo en las ocho privadas adscritas al SUA (ver infografía).

El experto en la materia y académico de la U. Diego Portales, José Joaquín Brunner, explica que para las universidades privadas fuera del Demre, CFT  e IP,  "el sistema es bien distinto, porque muchas  de esas instituciones no requieren que sus alumnos tengan la PSU más que para efectos administrativos. Aquí la preocupación es de los estudiantes por obtener el puntaje de corte para acceder a las becas y créditos estatales, pero la institución no necesariamente lo exige".

Para optar a los beneficios estatales, el Estado pone como exigencia que las instituciones estén acreditadas. Así, sus alumnos -de cumplir los requisitos- tienen financiamiento asegurado.

BAJA SELECTIVIDAD

No exigir como requisito la PSU es renunciar a algún tipo de selectividad, dice Brunner. "Si se entiende la educación superior como un derecho social, siempre vas a tener una cantidad de alumnos que, por la propia lógica de la PSU, están en la parte baja de la curva y no tienen el puntaje exigido para los beneficios estatales, pero que igual tienen  derecho a postular y pueden por su cuenta obtener un crédito o que la universidad los financie. Las instituciones tienen la posibilidad de hacerlo, porque es un derecho de las personas".

Con todo, Brunner aclara que las instituciones también deben tener una responsabilidad con el alumno, de entregarle un mínimo de estándar.

Uno de estos tipos de planteles es la U. de Las Américas, donde a menos de la mitad de sus alumnos se les exige el test. El vicerrector de Extensión y Admisión, Manfred Jürgensen, explica que el plantel "basa su sistema de admisión en las notas de enseñanza media (NEM), porque hay antecedentes que indican que predicen mejor el comportamiento académico del alumno".

Agrega que al ser poco selectivos, en términos de la PSU, se "contempla un ciclo inicial de acompañamiento al alumno, en el cual se refuerzan ciertos contenidos, además de fomentar los hábitos de estudio necesarios para cursar exitosamente una carrera".

De las 247 mil personas que en 2014 rindieron la PSU, hubo más de 125 mil personas que obtuvieron menos de 500 puntos.

ACUERDO EN EL CRUCH

En el caso de las universidades tradicionales y adscritas al SUA, el abrir cupos paralelos se explicaría, por ejemplo, para compensar una baja matrícula. Esto, considerando que la mayoría de los planteles en el sistema se financian directamente por el pago que reciben vía aranceles. Sin embargo, el acuerdo entre esas instituciones es permitir que hasta un 15% de los alumnos pueda ingresar por otras vías (cupos por talento artístico o deportivo, por ejemplo).

En la U. de Magallanes, por ejemplo, sólo el 53% de sus alumnos ingresó en 2014 vía PSU. El secretario de Admisión, Víctor Pérez, explicó que esto se debe a que "nuestra matrícula es de carreras universitarias y técnicas. Somos un mercado pequeño, donde la mitad de los alumnos que rinde la PSU no puede postular a la universidad, porque no alcanza los 475 puntos promedio. Es por esta necesidad que ofrecemos carreras técnicas, donde no le exigimos un puntaje, porque no les queda más opción por vivir en zona extrema, ya que no tienen dinero para moverse".

Una realidad similar enfrenta la U. Arturo Prat, que también sobrepasa los límites acordados con el Cruch: sólo el 27% se matriculó utilizando su puntaje PSU. La vicerrectora académica, María Verónica Frías, dice que "existe inequidad en el sistema y hay instituciones que se aprovechan y no entregan una buena calidad. Cuando un plantel público y regional decide  buscar una metodología que tiene que ver con responder a la demanda de la región, que es por carreras técnicas, no creo que sea un porcentaje bajo (de admisión vía PSU)".

Agrega que "tenemos un estudiantado que tiene malos puntajes y que no accede a formación universitaria de título, pero sí le estamos dando la opción de técnico de educación superior".

Si bien ambas instituciones arrastran esos niveles bajos de ingreso por la prueba de admsión, el vicepresidente del Cruch, Juan Manuel Zolezzi, aclaró que cuando se realizó el primer diagnóstico, hace un par de años, "se dio a conocer a todos los actores para que fueran tomando conciencia y fueran avanzando en cómo mejorar. Hay un tiempo para poder irse adaptando".

Con todo, Zolezzi explicó que "se está pensando en la posibilidad de pedir requisitos distintos para los técnicos. Podríamos apuntar a pedir cierto puntaje para programas universitarios y otro más bajo para los técnicos". Agregó que no es una falencia la metodología de ingresos de dichos planteles, "ya que ellos han resuelto un problema país. Por ejemplo, la U. de Magallanes no la podemos castigar por esto, porque resulta que es la única institución en la zona y con gran diversidad y que le cuesta mucho retener a sus alumnos en la región".

En cambio, en la U. de Chile, el 87% de sus alumnos de primer año ingresó vía PSU. El rector Ennio Vivaldi, explicó que "somos muy apegados al criterio de respeto y todo lo que se hace es en función a una reglamentación. (…) Algunos de los casos que ingresan sin PSU persiguen un espíritu de equidad, como 450 becas especiales para alumnos de bajos recursos y nos preocupamos de prepararlos bien. También hay algunos programas para gente con capacidades especiales. Son cosas absolutamente claras, conocidas, estipuladas", concluye.