Camila Vallejo (23) cruzó la Plaza de Armas despreocupada de las miradas que la reconocen en la calle. No se vio a nadie a cargo de su seguridad, como le solía recomendar el PC cuando encabezaba las marchas y un cinturón de guardaespaldas la blindaba de la multitud. Tampoco estaba con ella el chofer de la ex ministra Mireya Baltra, quien la trasladaba donde tuviera que ir en sus actividades políticas nocturnas.

Nada de eso ocurrió la tarde del jueves 15. La dirigenta atravesó el paseo Ahumada de buen ánimo, pese a que nueve días antes había sufrido una amarga derrota al perder la presidencia de la Fech. Como pocas veces hizo en los últimos  meses, había tomado desayuno cerca del mediodía en el departamento que arrienda desde hace algunos meses en el centro de Santiago. Luego, se dirigió a la fuente de soda Marco Polo, en la plaza de Armas.

"¡Camila, por favor, aléjese de Jaime Gajardo!, le dice con insistencia una ex profesora que se acerca a saludarla, aludiendo al presidente del Colegio de Profesores. La joven deja de lado el jugo que toma con tranquilidad. Pero se mantiene imperturbable, tal como lo hizo cuando recibió críticas por aparecer junto a Gajardo durante las movilizaciones, o cuando cuestionó a su partido por enviar una carta de condolencias al gobierno norcoreano, por la muerte de Kim Jong II.  

Hoy, la dirigenta vive de la ayuda económica de su familia y de una mensualidad que le asignaron las Juventudes Comunistas (JJCC). Tiene minutos contados para hablar en el celular que le paga la Fech y algo le queda aún de los ahorros de su época como mesera, trabajo que desempeñó antes de llegar a la presidencia de la federación.

LA FAMILIA VALLEJO-DOWLING
Quienes la conocieron en su época escolar todavía no logran encajar la actual imagen de Vallejo con la alumna del colegio Antilwe, donde cursó parte de su educación básica. "Era bastante retraída y de pocos amigos", recuerda María Luisa Guerra, directora del establecimiento. La estudiante, añade la mujer, tenía promedio sobre 6  y habilidades artísticas: tocaba guitarra y metalófono. La docente no tiene claro por qué se fue del colegio de manera repentina. Según supo después, se debió a una situación de "bullying" de sus compañeros.

La futura dirigenta estudiantil se inscribió  en el equipo de vóleibol del colegio Siglo XXI, al cual llegó en sexto básico. "Tenía muchas aptitudes", relata su ex entrenador, el cubano Francisco Villalobos.  Dos años después, al director del establecimiento ubicado en La Florida, Robert Millas,  le tomó por sorpresa que ella y su hermana mayor, Javiera, dejaran de asistir a clases. El docente cree que sus padres las trasladaron a un establecimiento con el que tenían más sintonía. Se trataba del Raimapu, donde la ex presidenta de la Fech estudió hasta cuarto medio. Concebido como un proyecto educativo que promueve "el espíritu crítico", según dice su página web, éste fue fundado por un grupo de apoderados ligados al PC y al MIR, en 1982.

Era un mundo familiar para el matrimonio formado por el actor Reinaldo Vallejo y la cartógrafa Mariela Dowling, quienes son militantes comunistas. Ninguno de los dos, sin embargo, ocupó cargos de dirección en la colectividad.

El diputado y actor Ramón Farías recuerda al padre de la joven universitaria como un hombre "recatado". Relata que, en 1982 organizaron "de manera clandestina" una de las primeras manifestaciones contra Pinochet. Tres años después, Reinaldo Vallejo fue detenido mientras marchaba en protesta por el asesinato de los tres profesionales comunistas degollados por miembros de la Dipolcar. Ahí estaba junto a su hermano, Hernán, conocido actor y director de teatro, a quien se vio en el reparto de la teleserie "La Madrastra". Medio en broma medio en serio, el tío de la dirigenta relata que su familia lleva el "gen revolucionario" en la sangre, pues serían descendientes de Marmaduque Grove Vallejo, el líder de la República Socialista de 1932.  

Reinaldo Vallejo no dejó de hacer teatro ni televisión, pero las dificultades económicas lo llevaron a formar, junto a su esposa, una microempresa dedicada a la instalación de aire acondicionado. El abogado Herman Chadwick lo conoció cuando llegó a su casa a otorgar el servicio. "Cuando se da la oportunidad conversamos de diversos temas", dice.

CAMINO A LA FECH
Camila Vallejo nació en abril de 1988. Al igual que su hermana Javiera, lleva "Amaranta" como segundo nombre, en sintonía con el color de los emblemas comunistas. Si bien creció en una familia donde se habló siempre de socialismo, su  opción por participar en política vino una vez que entró a estudiar geografía a la Universidad de Chile, en 2006.

En el colegio simpatizó con el discurso anarquista. Sus amigos eran los primeros en usar piercing y eran duros críticos al dogma comunista. En esa época participó en la creación de una biblioteca popular en La Florida, donde creció. Hasta hoy sus amigos dicen que los años en el Colegio Raimapu influyeron en su mentalidad más abierta. Dentro del PC defiende la legalización del consumo de marihuana y el liderazgo del dirigente sindical Cristián Cuevas, quien reconoció su homosexualidad.

"¿Por qué yo?", preguntó a inicios de 2010, cuando las JJCC levantaron su nombre como candidata a la presidencia de la Fech. A sus cercanos confidenció entonces que no quería postular al cargo. No sabía si estaría a la altura de los  dirigentes que  desempeñaron ese rol.

En el partido pensaron lo contrario, pese a que su formación política distaba de la que tuvieron otras figuras comunistas  que encabezaron la federación. Recién en 2008, cuando ingresó a la "Jota",  profundizó su lectura de los autores clásicos del marxismo. Luego, en 2009, con motivo de los  50 años de la revolución cubana, viajó a la isla para participar en el Congreso de las JJCC. Estuvo casi un mes alojada en los hogares  de la Universidad de La Habana.

Camila Vallejo era una "advenediza"  en política, reconoce un compañero. Sin embargo "mostró disciplina y perseverancia". "Logró crear el primer centro de alumnos de su carrera. Valoramos su disposición a trabajar en terreno, que hiciera una pega de hormiga y la empatía que generaba ", cuenta un dirigente comunista.  El nuevo rostro femenino de la "Jota" se impuso así a la opción de la presidenta del centro de Alumnos de Ingeniería, Sandra Gaete, quien representaba a una facultad  más grande.

No fue fácil para Vallejo hablar en público, pese a que su colectividad le hizo sesiones de coaching antes de la elección. La dirigenta ha dicho que sufría de "pánico escénico". Lo más difícil era dar a conocer sus propuestas en las salas de clases y "tener que demostrar que además de bonita era competente", recuerda su ex compañero de lista, Cristóbal Lagos.    

Disciplinada y metódica, la joven se abocó a leer durante horas. Pocas semanas después de ser electa en la Fech se hizo asesorar por el ingeniero Manuel Riesco, conocido dirigente comunista. En diciembre de 2010 llegó al Cenda, instituto de estudios ligado al PC, junto a los ex presidente de la Feuc y de las Feusach, Giorgio Jackson y Camilo Ballesteros. "Su objetivo era conocer en profundidad el modelo de financiamiento de las universidades chilenas", afirma Riesco. A esa altura faltaban cuatro meses para el inicio de las movilizaciones masivas de los estudiantes.         

A partir del 28 de abril de 2011, tras la primera marcha por Santiago, el rostro de Camila Vallejo dejó el anonimato. El fantasma del pánico escénico volvió a rondar cerca de ella cuando fue por primera vez a programas políticos.

En esos días solía reunirse con el ex presidente de la Feuc, Giorgio Jackson, a preparar las entrevistas. Con él no sólo armó una  dupla política. También  entabló una relación de confianza. Lo mismo con un puñado de dirigentes de la JJCC, entre los que se encuentra su pareja, Julio Sarmiento. El ex presidente de la Fech ha sido pieza clave en su posicionamiento político. De manera más informal, Vallejo recibe también los consejos de su madre, quien le ha sugerido "modular mejor y  pronunciar bien las eses".

Sin embargo, todos  coinciden en que su perfil como dirigente se fue haciendo en el día a día del conflicto. Así , incluso, lo comentó ella el domingo 18 de diciembre a los jóvenes comunistas que se reunieron en la Fech a hacer una evaluación del movimiento. 

DERROTA
Camila Vallejo  ya no responde los llamados desconocidos que llegan a su celular. En el peak de las marchas dos asesoras recibían las solicitudes de la prensa. Llegaban demasiadas peticiones y sus consejeros se tomaban tiempo para analizarlas.

El PC cuida su liderazgo. Les preocupa que su imagen  se farandulice. Por ese motivo, le han recomendado que no asista a programas de televisión  para hablar sobre su vida privada. En septiembre apareció en una foto de un diario en compañía de su pareja, mientras participaban en una movilización. El secretario general de la colectividad, Lautaro Carmona,  hizo ver entonces que esa situación podía desperfilarla.

Vallejo atendió esos consejos. Le parecían  razonables. También aceptó, aunque con reparos, la decisión de su colectividad de repostularla a la Fech. La dirigenta prefería no hacerlo. "No doy más. Lo único que quiero es descansar", le dijo hace un mes a la dirigente de la U. de la Serena, Laura Palma. Además, tenía incertidumbre  respecto al costo político y mediático de perder la presidencia de la federación. En las semanas previas a los comicios lo planteó ante el escenario adverso que  abrió para la JJCC no llegar a un acuerdo con la lista de la nueva izquierda. Su decepción vino cerca de las 23 horas del martes 6 de diciembre, cuando la  derrota era inminente. Entonces, se fue a descansar a su casa y sólo volvió a la Fech para cumplir con el protocolo de saludar al ganador. Luego, se retiró. Desde ese día pasa más tiempo en su departamento, desde donde organiza su próxima gira internacional como un rostro simbólico del movimiento estudiantil.R