El Presidente de la República dio a conocer el Plan Nacional de Cáncer, iniciativa con la cual se busca abordar de manera integral este apremiante problema de salud, que en el caso de Chile es ya la segunda causa de muerte -en algunas regiones como Antofagasta o Aysén es de hecho la primera causa de fallecimiento- y los investigadores no descartan que a medida que la tasa de natalidad siga cayendo y la población envejezca progresivamente se convierta en nuestro principal problema de salud.

Es positivo entonces que se haya lanzado esta iniciativa, que fue fruto de un grupo de trabajo transversal que hace unos meses convocó el Ministerio de Salud con el objeto de asesorar en la formulación de estrategias de prevención y tratamiento de esta patología. El plan nacional propuesto por el gobierno está compuesto de nueve áreas, y entre sus contenidos figura la creación de la Comisión Nacional del Cáncer, la implementación de cinco grandes centros a nivel nacional para tratar estas patologías, la creación del fondo nacional del cáncer y un registro nacional que debiera permitir una mejor implementación de las políticas preventivas y mejorar el registro estadístico.

El cáncer puede llegar a ser una patología de muy alto costo para las familias -cada año cobra la vida de más de 26 mil personas-, y por ello los tipos de cáncer de mayor prevalencia han sido incluidos dentro de las garantías explícitas de salud o GES, lo que no obstante haber constituido un avance sustancial, los esfuerzos siguen siendo insuficientes para abarcar satisfactoriamente toda la realidad que implica. Contar con instrumentos que permitan una mejor prevención resulta desde luego fundamental, pues si bien los factores genéticos inciden en su prevalencia, males como el sedentarismo, el tabaquismo y una mala alimentación son factores de riesgo incidentes y que pueden ser prevenidos con buenas políticas públicas.

Asimismo, y a pesar de que se trata de una enfermedad muy extendida, su mayor prevalencia se observa a partir de los 50 años, en tanto una parte significativa de casos corresponden a cáncer de mamas, cervicouterino y próstata. Esto significa que mediante la implementación de buenas políticas preventivas y con sistemas de detección precoz es posible que el número de casos pueda reducirse o bien contener de manera importante su mortalidad.

Para la ciudadanía sería motivo de gran satisfacción que el sistema de salud pública logre contar con una política eficiente en relación al cáncer, y se aleje el temor de que su detección supone la ruina económica. La salud -tal como lo han demostrado recientes estudios de opinión- sigue estando por lejos entre las principales inquietudes ciudadanas, por lo que cualquier avance concreto en esa dirección será particularmente valioso. Naturalmente que el gobierno tiene ahora la delicada tarea de impedir que este conjunto de anuncios se quede solo en los titulares y su efectividad se diluya en el tiempo. Las positivas expectativas que se están creandono pueden ser defraudadas, y por lo mismo la autoridad debe tomar las precauciones para evitar listas de espera o el incumplimiento de garantías, como ha ocurrido en algunos casos del GES.