La Organización Internacional del Trabajo (2016) proyecta que el cambio tecnológico puede impactar a los países latinoamericanos en tres aspectos: i) disrupción en términos de creación y destrucción de empleos, ii) transformación acelerada de ocupaciones  y requerimientos de habilidades, y iii) desigualdad de ingresos.  Es por eso que la capacitación respecto del uso y adaptación de las nuevas tecnologías, y en general de una formación orientada a la demanda de nuevas y avanzadas cualificaciones se hace imperiosa. La OCDE (2016) sugiere que a pesar de que aún existe un bajo nivel de adopción de la tecnología en América Latina, la rapidez con la cual se puede producir un cambio hacia el capital basado en el conocimiento puede tener un impacto más pronto de lo esperado y más profundo .

La mayor demanda por trabajadores con competencias y habilidades de orden superior responde a que hoy asistimos a la era del conocimiento. Ésta se caracteriza por el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, tanto en lo que tiene que ver con un aumento exponencial de la capacidad de la comunicación misma, como en lo que respecta a la creación de nuevos conocimientos y el aumento de la complejidad de éstos.  En este contexto socio-económico, los países deben transitar hacia la formación de habilidades y competencias para formar un capital social que permita a todas y todos los ciudadanos insertarse en la era del conocimiento. Lo anterior, dado que justamente, la exclusión social en la sociedad del conocimiento se produce por la falta de acceso a la información y al conocimiento. El principal desafío que tienen los sistemas educativos en el mundo está en formar a los  estudiantes para la vida y el trabajo que la sociedad del siglo XXI requiere: formarlos para crear.

La literatura y las recomendaciones de los principales oranismos internacionales apuntan a que las habilidadesd del siglo XXI responden a: la resolución de problemas, la reflexión, la creatividad, el pensamiento crítico, el metaconocimiento, la asunción de riesgos, la comunicación, la colaboración, la innovación y la capacidad de emprendimiento. Otras competencias a desarrollar en los educandos tienen que ver con aspectos de personalidad como la capacidad de iniciativa, la resiliencia, la responsabilidad, las competencias sociales, la capacidad de trabajar en equipo, el trabajo en red, la empatía y la compasión.

¿Cómo fomentarlas?

Los ciudadanos del siglo XXI, gracias a internet, tienen a su alcance prácticamente inmediato una serie de recursos que transmiten conocimiento en distintos formatos: escritos, fotográficos, sonoros, audiovisuales y otros. En este contexto, será rol del o la docente guiar lo que Cobo llama el proceso de curación de información, es decir: de búsqueda, sistematización, discriminación, análisis, y presentación de la información. La mayoría de los estudiantes de hoy en día indaga, investiga y sintetiza información de manera natural en sus computadores y celulares. Esto es interesante, dado que en la medida en que es el propio estudiante el que indaga para elaborar su propio proyecto, se le predispone a una actitud hacia el conocimiento en donde el educando, en colaboración con sus pares, cuestiona sus propias creencias y las de sus compañeros, mejorando su reflexión, meta-cognición, y creando nuevos conocimientos. 

Llegó la hora de abrazar la tecnología y dejar los ridículos debates en torno a que los celulares y los videojuegos distraen a los alumnos de la sala de clases ¡por supuesto que los distraen, si son mucho más entretenidos! pues detrás una pantalla touch, de un sistema operativo, de un videojuego, hubieron equipos completos de ingenieros, diseñadores, comunicadores y creativos que pensaron en experiencias amables y lógicas para sus usuarios; equipos con habilidades del siglo XXI.

Las proyecciones de productividad en el marco de la era digital están a la vuelta de la esquina, diez años, y en Chile seguimos educando a nuestros estudiantes, incluso en las universidades, para un mundo que no va a requerir ni los conocimientos, ni las habilidades, ni las actitudes que la digitalización trae consigo.  Hace un tiempo ya que estamos viendo cómo avanzamos hacia allá. Actualmente tenemos un fuerte déficit de empleo, aún así teniendo en cuenta que la mayoría de la fuerza laboral no se emplea en trabajos para lo que se formaron. Por otro lado, los emprendedores tecnológicos -y no me refiero sólo al ámbito digital- aunque cada vez más, siguen siendo marginales con respecto al total de la población ¿Qué estamos esperando?