El 4 de septiembre Chile tomará una decisión clave para el futuro del país, abriendo numerosos nuevos frentes de trabajo para seguir avanzando hacia el objetivo fundamental de todo este esfuerzo que, sabemos bien, será de larga data e implicará profundas reformas: construir una sociedad más justa, cohesionada y libre, donde las personas puedan vivir dignamente e, independiente de su origen, tengan oportunidades de crecimiento y desarrollo que realmente sean un reflejo de su esfuerzo y liderazgo. Por eso, en este Plebiscito de Salida tenemos la responsabilidad de ir votar, pero haciéndolo realmente a conciencia y no solo basándonos en su retórica, ideología o simbolismos. En ello, solo leer el texto propuesto por la Convención no es suficiente, pues sin la expertise necesaria es imposible entender todas las implicancias multidimensionales que podrían generar varios de sus artículos en nuestras libertades y derechos, así como también en la evolución económica y social del país. Así, deberemos también abrirnos a enriquecer nuestro propio análisis con otros puntos de vista que puedan mostrarnos nuevas perspectivas, esfuerzo en el que los medios de comunicación han jugado un papel fundamental abriendo una serie de nuevos espacios informativos. No obstante, las empresas también tienen muchísimo que aportar en este punto, aunque no todas parecen tener tan claro si realmente deberían involucrarse o cómo hacerlo de la forma más adecuada.

Un estudio realizado por el ESE Business School que analiza el rol empresarial en los procesos constituyentes de los últimos 15 años, incluyendo el caso de Bolivia (2009), Ecuador (2008), Islandia (2010), Marruecos (2011) y Túnez (2014), demuestra que incluso a nivel gremial estos fueron abordados de manera disímil. En general, estas instituciones no estaban bien preparadas para contribuir en procesos de este tipo y las que se involucraron con menor intensidad luego se manifestaron arrepentidas de no haber tenido una participación más activa, tanto en la construcción y aprobación de la nueva Constitución como en el proceso legislativo posterior.

De igual manera, no existen guías sobre cómo abordar los procesos constituyentes al interior de las empresas, pero de seguro más de algún directorio o gerente general luego se arrepentirá de no haberlo hecho o, al menos, se preguntará si podría haberlo gestionado mejor. Con esto no solo me refiero a las conversaciones que todos ya deberían haber tenido en más de alguna ocasión a nivel de directorio y equipo ejecutivo, sino también a cómo se ha vivido y analizado este proceso histórico junto a todos los demás miembros de la organización, de manera estructurada y en sus múltiples niveles. Para ello, en mi opinión existen al menos 3 posibles formatos que incluso pueden ser complementarios, los que claramente pueden adaptarse según el tamaño y características específicas de cada empresa.

(1) El primero de ellos, y probablemente el que más se ha utilizado, es la realización de conversatorios junto a expertos externos a la organización, bien sean abogados, economistas, medioambientalistas u otros varios. Con ellos no solo se contribuye a informar a los equipos sobre el proceso, sino también se amplía su mirada hacia otros temas que quizás estaban viendo de forma sesgada o ni siquiera estaban en su radar. (2) El segundo también implica generar conversatorios, pero incluyendo miembros del equipo. Estos deben ser previamente preparados para levantar distintos puntos de vista que permitan lograr un abordaje más integral de los diversos temas, anticipando también posibles inquietudes u hostilidades que pudieran presentarse. La información entregada debe siempre apoyarse en datos objetivos que la gente pueda entender y validar, así como también es importante involucrar distintos actores, desde el gerente general a los líderes sindicales y de otras áreas de la empresa. (3) Finalmente, el tercero es el más complejo de llevar a cabo, pero también es el que puede generar más impacto. Este implica generar reflexiones a nivel de toda la organización en torno a cómo el proceso constituyente y escenario social incide y podría incidir en ella y en el negocio, así como también en cómo nosotros incidimos en este proceso, levantando acciones concretas y viables para avanzar en nuestra visión país, que puedan nacer desde la propia empresa y personas que la componen.

En cada uno de estos formatos también podemos involucrar a stakeholders externos que son claves en los ecosistemas de cada compañía, como proveedores, accionistas, clientes o comunidades, haciendo que el impacto de estos esfuerzos sea aún mayor. Como dije antes, la forma de hacerlo podrá variar en función del tamaño y particularidades de cada empresa, pero el objetivo de fondo siempre deberá ser contribuir a la información y reflexión de las personas, así como también animarlas y empoderarlas para ir a votar.

Usted, ¿cómo vive el proceso constituyente al interior de su empresa? ¿Aún mantiene las puertas cerradas, o ya las ha abierto de manera activa y responsable a la reflexión y al cambio?

* El autor es socio de Virtus Partners