SEÑOR DIRECTOR:

Recientemente el ministro Nicolás Grau se refirió a la evolución que tendría la economía, señalando que probablemente estaríamos llegando al momento más bajo de actividad, y que en 2023 ya estaríamos en la parte ascendente.

Más allá de los cuestionamientos que se pueden hacer a estas proyecciones, lo cierto es que sea cual sea la futura curva de ascenso el comportamiento de la actividad está muy lejos de lo que se espera para una economía como la chilena. En efecto, para evaluar de mejor forma el comportamiento que atravesamos, intentando suavizar los altibajos derivados de la crisis sanitaria y la recuperación posterior en base a inyección de liquidez, lo cierto es que el crecimiento promedio del sexenio 2018-2023 será de menos del 2% anual.

Esta cifra es totalmente insuficiente para Chile, más aún si se considera el crecimiento per cápita, que prácticamente se estancó en torno a 1% anual. Así, por ejemplo, la conocida regla del 70 nos dice que un crecimiento del 1% anual implica duplicar el ingreso per cápita en 70 años, mientras que si creciéramos al 4% anual este tiempo sería de solo 18 años. Esto es una enorme diferencia en bienestar para la sociedad.

En este sentido, las autoridades debiesen estar totalmente abocadas a generar las instancias para recuperar el crecimiento, lo que permitiría mejoras sustanciales en todos los ámbitos, además de permitir la redistribución desde el Estado que algunos sectores promueven. En lugar de esto, las autoridades han tomado un camino distinto, remando hacia un cambio constitucional total que a todas luces es innecesario, junto con una serie de profundas reformas que van en contra del indispensable crecimiento que requiere el país.

Félix Berríos Theoduloz

Economista