El último estudio del Centro de Estudios Públicos (CEP), realizado entre población mapuche y no mapuche de Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos -para estos efectos se entrevistó a un total de 2.195 personas- entregó una serie de valiosos hallazgos para la discusión pública, donde probablemente lo más destacable es lo alejada que se encuentra la población mapuche de las visiones maximalistas con que algunos grupos pretenden identificarla.

Ciertamente estas zonas -particularmente La Araucanía y parte del Biobío- han estado cruzadas por hechos de inusitada violencia, protagonizados por grupos que se valen de la causa indígena para reivindicarla. Así, estos sectores insisten que mientras las demandas indígenas no se resuelvan, las vías de presión mediante hechos de violencia seguirán encontrando sustento. También se ha insistido que entre los mapuches predominaría el sentimiento separatista, buscando crear un Estado aparte.

Estas visiones quedan desmentidas o muy relativizadas a partir de los hallazgos del estudio, en donde es posible apreciar que un considerable 45% se siente mapuche y chileno a la vez, solo un 17% se siente únicamente mapuche, y un 21% se siente primero mapuche y luego chileno. En cuanto al uso de la fuerza para reclamar tierras, el 59% estima que no se justifica, versus el 11% que estima que se justifica siempre, o el 26% que considera que se justifica en algunas circunstancias. Desde luego, el hecho de que un porcentaje siga viendo en el uso de la fuerza un camino alternativo da cuenta de que hay un conflicto no resuelto y que la erradicación de la violencia seguirá siendo una tarea compleja, pero el dato más relevante es que en su mayoría favorece vías pacíficas.

Ilustrativo resulta asimismo indagar sobre las percepciones de la población mapuche en cuanto a la forma como aspira a relacionarse con el Estado chileno. A lo largo del debate constituyente, algunos sectores de la Convención buscaron exacerbar visiones separatistas, en tanto que la plurinacionalidad terminó consagrándose entre los principios fundamentales en la propuesta de nueva Constitución. Es justamente aquí donde se da uno de los hallazgos más sorprendentes, pues entre la población mapuche la idea de que Chile sea un Estado plurinacional, en que convivan diferentes pueblos y naciones, apenas encuentra un 12% de respaldo. Por el contrario, el 48% estima que Chile debe ser un Estado donde convivan personas sin distinción de culturas, pueblos o naciones, mientras que el 30% estima que debe ser multicultural. En consonancia con esto, el 70% está en contra o muy en contra de establecer un Estado mapuche independiente, sin perjuicio de que el 43% favorece la creación de autonomías territoriales indígenas.

En cuanto a otros temas álgidos que afectan a estas zonas, la restitución de tierras aparece -tanto entre mapuches como no mapuches- como la principal forma de reparación al pueblo mapuche (30%), seguido del reconocimiento constitucional (19%). La percepción de que hay un conflicto entre forestales y comunidades mapuches aumentó significativamente respecto de la medición de 2016, lo mismo en cuanto a la percepción de un conflicto con el Estado chileno, aspectos que confirman la existencia de un conflicto que requiere ser abordado con soluciones políticas de largo alcance.

Sin desconocer los graves problemas pendientes que afectan a estas zonas, pero sobre todo a La Araucanía, es evidente que aquellas voces que buscan erigirse como sus representantes bajo una lógica de permanente conflicto y radicalización de las visiones indígenas están en franca desconexión con el sentir mayoritario del pueblo mapuche, dificultando la búsqueda de soluciones.