SEÑOR DIRECTOR

Eddie Jaku, de 98 años, sobreviviente del genocidio nazi, declara: "No puedo y no perdonaré ni olvidaré (…) Pero seré feliz hasta que me muera (…) El secreto es no odiar (…) Tener una buena esposa y buenas amistades". Luego aclara certeramente que el odio es una enfermedad que destruye al odiado y a quien odia.

De pronto, parece que Chile está enfermo. Se hace progresivamente un país odioso en diferentes dimensiones, y aun en la aplicación de la justicia.

Emmanuel Lévinas, por su parte, nos recuerda que las personas y la sociedad son responsables del otro como persona, especialmente si es más débil, sufriente, frágil y distinto, aunque sea nuestro propio victimario.

Después de la necesaria verdad, justicia y reparación, nuestra responsabilidad con el criminal solo terminaría con la bondad y la caridad. Es decir, con lo que hoy desaparece en Chile a pasos agigantados: la cultura del respeto a la dignidad del prójimo, de la verdad y del perdón.

Sergio Canals Lambarri

Psiquiatra Infantojuvenil