SEÑOR DIRECTOR:

Hemos experimentado los efectos de los retiros, pero pareciera no importar. Hoy, la “zanahoria” es la figura del llamado “autopréstamo” sobre fondos obligatorios, es decir, sacar la plata de un bolsillo para meterla en el otro. ¿Qué sentido tiene seguir repitiendo políticas fallidas y lapidarias con distintos nombres?

Si la pretensión es terminar con el sistema de capitalización individual, por qué no transparentar y evitar el desgaste que nos llevará al mismo final.

Alejandra Velasco Ibáñez

Abogada