SEÑOR DIRECTOR

Mejorar la calidad de la salud pública y su financiamiento es una de las principales prioridades de los chilenos. En la inédita consulta municipal organizada por la Asociación Chilena de Municipalidades en diciembre, fue la segunda prioridad más votada.

El reclamo es claro y no se presta para segundas interpretaciones. Que el gobierno presente una reforma en que los problemas del sistema público se solucionan derivando a prestadores privados, no tiene relación con lo que gente pide.

La reforma es un avance, por cierto. Generar una mejor compra de medicamentos sin duda va en el camino correcto. Pero hacia los mínimos con los que debe funcionar cualquier sistema de salud público.

No basta con que el proyecto se centre en Fonasa porque sin las condiciones de regulación suficientes puede terminar siendo solo un cambio en la distribución del financiamiento hacia un mayor gasto en prestadores privados en vez de fortalecer el sistema público. Lo que hay que cambiar en el sistema de salud, es precisamente, el sistema. Hay que hacer cambios regulatorios mucho más profundos.

Debe haber un seguro único, uno en el cual coticen todos, y que los seguros privados sean complementarios. Se requiere una Superintendencia de Salud que pueda regular y fiscalizar a los prestadores de salud con más facultades. Hoy parece un león sin dientes.

A largo plazo, necesitamos profundizar en un modelo en el cual no solamente se piense en prestaciones para resolver enfermedades sino que centrarse muy fuertemente en las condiciones de prevención para que la gente no se enferme. Y esto, pasa por fortalecer de verdad la atención primaria de salud.

Enrique Ayarza R.

Decano Facultad Ciencias de la Salud de la Universidad SEK