A medida que el Covid-19 avanzaba desde oriente a occidente y el mundo se horrorizaba con sus efectos, investigadores en distintas partes del planeta tomaban nota de las aproximaciones terapéutica que parecían, en algunos casos, mejorar las condiciones de ciertos pacientes. Entre ellas, comenzó a llamar la atención la transfusión de plasma de la sangre de pacientes recuperados de la enfermedad a personas que comenzaban a sufrirla. Fue una luz de esperanza que comenzó lentamente a consolidarse al sumar más casos exitosos en el mundo.

El potencial tratamiento es aún una pregunta abierta; distintos equipos en el mundo están trabajando en estudios y ensayos clínicos para responderla. Eso podría llevar no solamente a reducir la mortalidad asociada a la pandemia, sino también a responder una interrogante fundamental para imaginar un mundo post Covid-19.