Esta tarde, se ha informado el deceso de la exministra de Educación Mónica Jiménez de la Jara, a los 79 años. Según se informó desde la DC, el fallecimiento se debió a un cáncer.

Nacida en Santiago, el 25 de diciembre de 1940, fue asistente social de profesión. Estuvo en la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que redactó el llamado Informe Rettig, en 1991.

Además, fue embajadora ante la Santa Sede, en 2014, nombrada por la Presidenta Michelle Bachelet.

Fue rectora de la Universidad Católica de Temuco. Se desempeñaba en ese cargo cuando asumió la cartera de Educación tras la destitución de Yasna Provoste, en 2008, cargo que ocupó hasta 2010. Su hermano, Jorge, también fue ministro. Fue el primer titular de Salud de Patricio Aylwin.

También formó parte del Consejo Asesor Presidencial de Educación Superior que creó la expresidenta Bachelet en 2006 tras la movilización de ese año.

En 2009 entró a militar a la DC, cuando se desempeñaba como titular de Educación.

En el mundo político hubo reacciones. La excanciller Soledad Alvear manifestó vía Twitter: “Recordémosla con admiración y gratitud”.

La ex titular de Educación durante el gobierno de Ricardo Lagos, Mariana Aylwin, también se refirió vía Twitter al deceso de Jiménez: “Aportó mucho a la recuperación de la democracia y a hacer de Chile un país más justo”.

DC lamenta el deceso

A través de un comunicado, la Democracia Cristiana lamentó el deceso de la exministra.

“Mónica fue una ex camarada comprometida no sólo con la investigación y docencia, sino también con la educación justa y de excelencia para nuestro país, como también con el restablecimiento de la verdad y reparación, gracias a su trabajo fundamental e incansable en la elaboración del Informe Rettig”, reza el texto.

La colectividad de Alameda 1460 también tuvo palabras para la familia de la ex titular de Educación. “Su partida significa una pérdida para toda su familia, a quién hacemos llegar nuestras más sinceras y profundas condolencias. Nuestro partido también se hace partícipe de ese dolor, pues constituye una de nuestras más destacadas y comprometidas militantes, y fiel representante del social cristianismo; tan importante para la historia de nuestro país y tan necesario hoy”.

Además, en la Falange recordaron su participación el Plebiscito de 1988. “Fue parte de miles de mujeres que decidieron hacer de la recuperación de la democracia su propia causa, realizando un llamado público para votar, enseñando cómo hacerlo y organizando a apoderados para garantizar la elección, entre otras acciones”.