Empresarios y ejecutivos figuran entre los aportantes del endowment que la Universidad Católica quiere levantar. US$30 millones es la meta para este año, con miras a multiplicarlos por 10 en los próximos diez años.

Y es que tal como las grandes casas de estudios en EEUU, la búsqueda de sustentabilidad financiera los ha empujado a rastrear donantes de cara a la creación de fondo que financie sus actividades, esto a pesar de que en Chile la filantropía no tiene el mismo peso que en EEUU, y que la construcción de las carteras tampoco tiene la misma sofisticación.

Una vez constituido, el fondo de la UC se sumará a algunos ya existentes en el país, como los de las universidades Adolfo Ibáñez y Los Andes, o fundaciones como Isabel Aninat, entre otras. Y aunque en Chile se desconocen las cifras respecto del patrimonio que suman estas fundaciones, en el mercado mencionan por su relevancia al de la Cámara Chilena de la Construcción, que a través del Fondo de Inversión Privado CChC maneja más de $355 mil millones.

Adicionalmente está el del Centro de Estudios Públicos (CEP), que a principios de 2014 recibió aportes por más de US$40 millones provenientes de Eliodoro Matte, Luis Enrique Yarur, Roberto Angelini, Jean Paul Luksic, Wolf Von Appen, José Said, Juan Andrés Camus, Jorge Errázuriz y Juan Obach y la Fundación Reinaldo Solari.

Cómo se compone la cartera

Según datos de The National Association of College and University Business Officers (NACUBO), que reúne endowments que suman US$616 mil millones, el mayor vehículo de este tipo en EEUU es el de Harvard, con un patrimonio de US$37,6 mil millones.

Sin embargo, su tamaño es una excepción. De hecho, de los 808 vehículos que agrupa, sólo 104 tienen más de US$1 mil millones. Pero son justamente éstos lo que logran las mayores rentabilidades, debido a que una vez financiados sus requerimientos de caja tienen mayor volumen para tomar riesgos.

En general, se estima que un fondo de US$10 millones, con un retorno meta de 5%, permite retirar US$500 mil por año sin impactar su valor.  Según Klaus Kaempfe, director Portfolio Solutions Gestión de Activos de CredicorpCapital, la cartera de los endowments, por regla general, debiera contener una caja que equivale a un año de gastos, un porcentaje de renta fija o activos de bajo riesgo similar a 3 años de gastos "más un incendio, y el resto del portafolio sugerimos aumentar el riesgo en base a la disposición de cada cliente".

Los fondos con un patrimonio superior a US$1 mil millones, según cifras de NACUBO,  tienen más activos alternativos en su cartera, llegando a representar un 57%. En tanto, aquellos con un patrimonio menor a US$25 millones, invierten en estos activos sólo un 11%. Por ello, es que los fondos de más de US$1 mil millones registraron en un retorno anual de 9,7% en 2018, versus el 7,6% de aquellos de menos de US$25 millones.

Respecto de la realidad chilena, Kaempfe sostiene que "en general hay algunos (endowment) que han avanzado en profesionalización, pero hay una oportunidad de mejora".

Así, el ejecutivo detalla que "usualmente los portafolios son mucho más conservadores de lo que deberían ser. Esto es clave hoy ya que las tasas de renta fija local no serán suficientes para financiar el gasto corriente (tasas bajo UF+0%). Se necesita un análisis cuantitativo y a medida para definir tanto la posibilidad como la disposición a tomar riesgo, minimizando la posibilidad de que el endowment se quede sin recursos".