Todos los lunes es lo mismo. A primera hora de la mañana, el Presidente Sebastián Piñera abre un correo electrónico de la periodista y licenciada en Filosofía Fernanda Otero.

El mail contiene un informe con un completo análisis sobre la contingencia de la semana y observaciones respecto del desempeño de la figura presidencial en los medios de comunicación. Vienen las transcripciones de las apariciones del Presidente, sobre todo en televisión.

La mayoría de las veces, comenta positivamente las intervenciones de Piñera: notable, buen tono, buena cuña.

Él lo lee atentamente. Aunque recibir el informe de Fernanda Otero no es algo nuevo para Piñera.

Se trata de una minuta que la periodista le envía al Presidente desde hace 10 años. Exactamente desde el año 2009, cuando Otero -60 años, madre de ocho hijos, militante RN y miembro del Opus Dei- se convirtió en una de las voces más escuchadas por Piñera en materia comunicacional.

Por esos años, la periodista asumió el rol de coordinadora de comunicaciones del comando de Piñera, cargo que más tarde la llevó a formar parte del primer gobierno del Mandatario, entre 2010 y 2014. En esa época trabajaba a medio tiempo en el Ejecutivo y su labor consistía en asesorar comunicacionalmente al gobierno. Por eso, recibía alrededor de dos millones de pesos mensuales.

El resto del tiempo lo dedicó siempre a la empresa que creó su hermano, Jorge Miguel Otero, junto al ingeniero comercial Luis Hernán Bustos. Una firma especializada en branding y comunicación estratégica y de la cual Otero forma parte desde sus inicios, hace 12 años, desempeñándose como directora ejecutiva del área de comunicación estratégica. Dentro de la larga lista de clientes que ha tenido la empresa están Walmart, Nestlé o Colmena Salud.

Pero hoy la realidad de Otero con el gobierno de Piñera es otra.

Esta vez, la periodista no tiene ningún cargo formal en La Moneda, asunto que le permite concentrarse en sus clientes del mundo privado. Hoy, las asesorías que realiza para el Mandatario las hace -según ella misma ha aclarado en el oficialismo- completamente "ad honorem". Y pese a no estar en la estructura del gobierno, Otero continúa siendo una pieza importante para Piñera en materia comunicacional. En eso no hay dos opiniones.

"Fernanda es una persona que cuenta con la total confianza del Presidente. Él valora de ella no solamente su extrema lealtad, sino que también su rigurosa forma de trabajar", dice una autoridad de Palacio.

Esas dos características han llevado a que Piñera recurra a ella -al margen de los constantes informes comunicacionales- en varias ocasiones durante los últimos años de su carrera política.

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De carácter fuerte y pertinaz en sus ideas, ls periodista ha tenido más de un conflicto con el entorno de Piñera.

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Lo hizo el 24 de enero de 2018, un día después de haber nombrado a su nuevo gabinete. Piñera le pidió personalmente a la periodista que realizara un taller para los nuevos ministros sobre los lineamientos comunicacionales básicos.

Meses después, cuando preparaba la primera cuenta pública de su segundo mandato, Piñera volvió a llamar a la periodista para que formara parte del selecto equipo que lo ayudaría a trazar los primeros bosquejos de su discurso. Un gesto que el Presidente volvió a repetir este año. Para Otero, de todas formas, trabajar en el discurso presidencial es una tarea conocida. Durante Piñera I, la periodista estuvo en la confección de las cuatro cuentas públicas que realizó el Mandatario.

La cercanía con el Presidente le ha dado también un espacio en las reuniones que realiza el equipo de comunicaciones estratégicas del gobierno todos los lunes, a las 16 horas. Invitada directamente por Piñera o por el jefe del Segundo Piso, Cristián Larroulet, la periodista suele formar parte de los encuentros en los que participan la ministra de la Segegob, Cecilia Pérez; el director de la Secom, Jorge Selume; el subdirector de esa área, Christian Rendic, y el jefe de prensa de Presidencia, Juan José Bruna.

Pertinaz en sus ideas, en los comités comunicacionales la periodista opina sobre aspectos que se podrían destacar en la semana, las frases que se deben evitar y en qué materias debe aparecer o no el Presidente. Allí, suele poner sobre la mesa su impresión sobre la gestión de medios que tiene hoy La Moneda.

Piñerismo sin matices

El vínculo entre Fernanda y el Presidente tiene un telón de fondo: Renovación Nacional. Incluso desde su fundación, en 1987.

Hija mayor del exsenador RN Miguel Otero y prima del ministro de Defensa, Alberto Espina Otero, la periodista -casada con el médico Carlos Cabezón- inició sus pasos en la política cuando tenía 12 años, en 1971.

A esa edad comenzó a ver cómo su padre formaba parte del grupo de figuras que se oponían activamente a la Unidad Popular.

Desde entonces, Otero se convenció de que tener un rol en la política era una verdadera obligación ciudadana y se hizo una férrea defensora de los ideales de la centroderecha.

Su convicción política la llevó a tener una corta carrera en los medios de comunicación -trabajó solo durante cuatro años en la entonces revista Estrategia- y a los 28 años fue parte de la fundación de RN. Tres años después, integró el equipo que creó el Instituto Libertad, el centro de estudios ligado a su partido.

Fue esta última experiencia la que le permitió conocer de cerca a Cristián Larroulet, quien por esos años fundaba el Instituto Libertad y Desarrollo. Desde entonces, quienes conocen a Otero aseguran que la periodista mantiene una estrecha relación con el actual jefe del Segundo Piso.

Pero fue en 2005 cuando Otero se encontró por primera vez de cerca con Sebastián Piñera. Sorpresivamente, el candidato de RN -que se enfrentó en primera vuelta a Joaquín Lavín y a Michelle Bachelet- logró pasar a segunda vuelta con la militante socialista.

Ahí, Fernanda tomó un rol en la campaña y empezó a asesorar al abanderado comunicacionalmente.

Ya derrotado por la expresidenta Bachelet, Piñera comenzó a delinear su vuelta a las lides presidenciales. Para eso, convocó a un pequeño equipo que integraban Rodrigo Hinzpeter, Alberto Espina y Fernanda Otero.

Desde entonces su cercanía con el candidato se hizo cada vez más fuerte y, quienes conocen a Otero, reconocen que se convirtió en una defensora "extrema" de Piñera. "Mi energía republicana está con el Presidente", dice en su círculo más íntimo, el mismo que asegura que del 2008 en adelante dejó de tener vida partidaria para enfocarse en Piñera.

En RN, de hecho, hay quienes recuerdan que la periodista solía cuestionar a viva voz a todos quienes se atrevieran a criticar al entonces candidato.

"Identifica perfectamente las amenazas y oportunidades para el Presidente Piñera. Su lealtad, sin duda, siempre está con él y así lo ha demostrado", asegura Aldo Casinelli, militante de RN y exdirector del Instituto Libertad.

Modo intenso

Esa misma intensidad tiene un doble juego. "El problema de la Fernanda es que es fanática de sus ideas. Siempre cree tener la razón en todo, y eso dificulta el trabajo en equipo", suele comentarse entre quienes han estado en el círculo de Piñera.

Metódica y disciplinada, la asesora del Presidente es también reconocida por tener un intenso carácter. En Chile Vamos recuerdan diversos episodios que así lo demuestran.

Uno de ellos quedó en evidencia el año 2009, cuando Otero tuvo claras diferencias con el senador RN Andrés Allamand sobre cómo enfrentar la campaña presidencial.

Mientras Allamand pedía definir mejor el relato del candidato, Otero insistía en que una presidencial se gana porque se interpreta bien al electorado, con soluciones concretas, no con un relato.

El quiebre definitivo, sin embargo, vendría luego del debate de la primera vuelta, el 13 de diciembre de 2009, cuando Piñera se enfrentó, entre otros, al expresidente Eduardo Frei y a Marcos Enríquez-Ominami.

Ante un evidente mal desempeño del abanderado, una parte de comando responsabilizó a la periodista, puesto que había sido ella quien preparó a Piñera. Allamand fue especialmente duro.

El senador RN, finalmente, junto a su esposa, Marcela Cubillos -hoy ministra-, perdieron poder y cercanía con Piñera. Varios creen que el candidato optó por Otero.

El 2013, además, cuando Allamand apostó por su propia carrera presidencial, a diferencia de lo que había sucedido en campañas anteriores de RN, esta vez Otero no estuvo en la campaña.

Otro episodio que es recordado en Chile Vamos es la abrupta salida de quien había sido nombrado como encargado comunicacional del comando de Piñera en 2017, Gonzalo Cordero, quien incluso había vendido su participación en la empresa de comunicaciones Azerta.

Por esos días, la periodista cooperaba en el área estratégica del equipo de campaña y había manifestado sus diferencias frente a la contratación del abogado, quien, a su juicio, no cumplía con el perfil que se estaba buscando: un ejecutor en las comunicaciones y no un analista político.

En el bloque oficialista, de todas maneras, es conocido que Cordero y Otero no mantienen una buena relación. Incluso, no se dirigen la palabra.

Con quien la periodista sí mantiene un trato afín es con el círculo de ministros más cercano al Mandatario, entre ellos al Segpres, Gonzalo Blumel, y a la vocera, Cecilia Pérez. Con ellos formó un estrecho vínculo durante Piñera I.

La ministra de la Segegob, de hecho, suele llamar a Otero cada vez que tiene una inquietud en materia comunicacional y conversa regularmente con ella vía WhatsApp.

Reacia a la prensa, Otero suele repetir que "los asesores no existen". Sin embargo, sus constantes llegadas a La Moneda hacen difícil que su imagen no sea reconocida en el oficialismo. Menos aún cuando todo parece indicar que, con mayor o menor intensidad, continúa siendo la periodista del Presidente.