Impulso Chileno es un concurso de emprendimiento patrocinado por la Fundación Impulso Inicial, ligada al empresario Andrónico Luksic Craig y su familia, en colaboración con la incubadora Socialab y la Escuela de Administración UC. Su objetivo: apoyar a los emprendedores chilenos que tengan una idea o negocio para sacar adelante sus proyectos.

El 15 de octubre se dieron a conocer sus 60 finalistas de la segunda versión del concurso, y dos de ellos destacan por el sello inclusivo. La final está programada para enero de 2020.

Jóvenes con discapacidad apoyan en el aprendizaje escolar

"Desde pequeña recuerdo haber tenido dificultades para aprender y siempre tuve conciencia de eso, pero no me quedé atrás y fui creando técnicas para facilitar mi aprendizaje escolar al relacionar el humor, el juego o utilizando la tecnología disponible en ese tiempo", cuenta la educadora de enseñanza básica, Nancy Camus, quien a sus 54 años está emprendiendo con un nuevo modelo educativo en apoyo al docente dentro de la sala de clases, con la entrega de lineamientos pedagógicos efectivos, y a la familia que llegan al centro para aclarar dudas o aprender algún contenido o tarea.

En base a esas dificultades que tuvo que enfrentar desde niña, y ya ejerciendo como profesora, Nancy comenzó a crear materiales didácticos y educativos para facilitar el estudio de sus alumnos. Gran parte de ese contenido educativo se encuentra, actualmente, inscrito en el Instituto de Asuntos Públicos (INAP) como por ejemplo las "tecleras artesanales". Estas permiten al alumno responder entre tres alternativas, vía visual, una pregunta de conocimiento realizada por el profesor.

Con una exitosa carrera pedagógica, de 15 años en aula, Nancy tuvo que enfrentar un nuevo desafío: Educar y sacar adelante a su hija Sendy Olivares, quien tras diversos episodios de epilepsia quedó con una discapacidad. En ese período se dio cuenta que su hija experimentaba mejorías al tener contacto con los animales y haciendo eco de sus ganas de enseñar, instaló una "mascotería" y, con el tiempo, convirtió su jardín en una microgranja.

No obstante, el proyecto ya había cumplido su propósito. Sendy comenzó a desenvolverse, a evolucionar socialmente a través de la atención a los clientes que llegaban al lugar y con su primo asperger, Juan Emilio, empezaron a trabajar remuneradamente con Nancy.

"Paralelamente comenzaron las visitas de jardines y escuelas de los alrededores y yo, simplemente, los hacía pasar al patio de mi casa. Ahí me di cuenta lo que generaba en los alumnos y lo que significaba para ellos esta manera de obtener conocimientos", cuenta la educadora.

Así creó el Centro de Apoyo Educativo Ecológico cuyo valor agregado es instalar la semilla del cuidado ecológico por medio del aprendizaje. "El Centro de Apoyo Educativo Ecológico nace por la demanda de los niños por estar en contacto con la naturaleza. Les hago visualizar los 5 reinos del mundo animal, como mamíferos, peces, aves, hongos, bacterias y protozoos", explica Nancy .

Pero además, el objetivo del proyecto es que los niños aprendan en el aula, jugando y desarrollando sus capacidades a través de diferentes "kit autogestionados", como ella mismo los bautizó. Es decir, paquetes educativos en el que se les enseña de manera didáctica al formar un material educativo por el mismo alumno, por ejemplo: microcosmos, volcán comestible, reacciones químicas para volar un cohete.

También se puede arrendar materiales no fungibles como por ejemplo: amasandería que contiene tabla de amasar, delantal, gorro y todos los insumos para amasar pancito en el aula; el transgeo, lo cual permite desarrollar conocimientos de geometría y matemáticas desde pre kínder a 4° medio.

Nancy es una creativa innata. Por ello postuló a Impulso Chileno para crear otros tipos de implementos como, por ejemplo, un laboratorio móvil con microscopios para que los alumnos puedan visualizar las bacterias. Además de constituirse como un polo de inclusión laboral de jóvenes con discapacidad a través del convenio que acaba de suscribir con la ONG "Yo también puedo", quienes la ayudan y acompañan a las diferentes escuelas.

Emprendimiento ecológico da trabajo al adulto mayor

El proyecto de Luis Arancibia, Bloquemac, es uno de los proyectos más ingenioso, ya que ideó un sistema de reciclaje que permite elaborar bloques de cemento ecológicos que podrían llegar a eliminar 80 mil botellas de plástico a la semana de contar con la maquinaria necesaria. Pero además, da trabajo a dos adultos mayores, Daniel González y Gabriel Laguez, ambos de 76 años.

Con ellos trabaja en su emprendimiento hace más de dos años. "Daniel es casado, tiene dos hijos mayores y Gabriel lo mismo, pero tiene 5 hijos. Gabriel es maestro albañil, lo traje para que modificara un baño y de ahí se quedó trabajando conmigo hace más de un año y medio. Mientras que Daniel lleva más tiempo, dos años y medio. Ambos trabajan desde hace tantos años conmigo para sentirse útiles a la sociedad", cuenta Luis.

A sus 46 años, Luis Arancibia se autodefine como minero, vendedor y pequeño emprendedor. Será porque le ha tocado pasar por todos esos roles en su vida. Incluso fue dueño de una tienda de ropa en el centro de La Serena, pero el negocio no prosperó. En esta situación se encontraba cuando tuvo que hacer un muro en su casa. No quería incurrir en gastos innecesarios, pero tampoco encontró en el mercado buenos bloques de hormigón, así que tomó la decisión de hacerlo por su propia cuenta. Encontrando en esa necesidad un negocio.

En un comienzo recuerda que los bloques eran completamente de concreto, pero fue notando que el peso de ellos significaba un gran esfuerzo para Daniel y Gabriel, y para el camión

que los transportaba. Así que decidió buscar una manera de hacerlos más livianos y, al mismo tiempo, poder contribuir al medioambiente.

"Hoy somos el único emprendimiento, y el primero en Chile, en crear bloques de hormigón ecológicos. Trabajamos con una máquina semi industrial que a su máxima capacidad puede fabricar 2.000 bloques en un día. Por cada bloque utiliza 20 botellas aproximadamente y actualmente fabrica a la semana 4.000 bloques".

Explica que la idea de Luis es llegar a eliminar 80.000 botellas recicladas a la semana, pero para ello requiere una máquina trituradora, que en este momento no tiene.

Dada la escasez de puntos limpios en la ciudad, la recolección de botellas las realiza con ayuda de sus vecinos, amigos y los dueños de los negocios del barrio ofreciéndoles contenedores de reciclajes donde se almacenan todo tipo de envases de plástico como por ejemplo detergentes, shampoo, aceite y cloro, que retira entre 2 a 3 veces por semana.

En el fondo es un proyecto que aporta a la economía circular y que pretende seguir ampliando con la ayuda de Impulso Chileno, para así seguir creciendo y comprar una nueva máquina trituradora y un camión utilitario para la recolección del plástico.

"Postulé con harta emoción, porque he golpeado muchas puertas. Entonces, haber quedado entre los 200 finalistas de la primera etapa, ya era un logro", cuenta Luis.

Hasta $10 millones como premio

Los 60 finalistas tendrán premio. Los 20 primeros lugares recibirán $10 millones, los 20 que les secundan recibirán $5 millones y los 20 terceros serán beneficiados con $3 millones en financiamiento para su proyecto. Además contarán con el apoyo durante 6 meses de los mentores del MBA UC y clases con profesores de la Escuela de Administración UC. Impulso Chileno recibió más de 5.000 postulaciones, de las cuales se obtuvieron 200 semifinalistas. El 15 de octubre se dieron a conocer sus 60 finalistas. La final está programada para enero de 2020.