Ángelo Sodano, el hombre clave del Vaticano que está en riesgo por la situación de la Iglesia en Chile

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El ex secretario de Estado y decano del Colegio Cardenalicio ha manejado su influencia sobre América Latina por más de tres décadas, pero podría ser uno de los mayores damnificados tras el mal manejo de los casos de abusos.


Hay un dato que refleja cuán relevante es Ángelo Sodano en el intrincado mundo del Vaticano. El cardenal es el primer hombre desde 1826 que ha ocupado los dos cargos más estratégicos que no son el de ser Papa: la secretaría de Estado y el decanato del Colegio Cardenalicio. Este último, un cargo que es escogido por sus pares, con la anuencia del Pontífice, pero que es vitalicio.

En ese rol, dirige la misa Pro Eligiendo Papa, uno de los ritos que se dan cuando los cardenales se juntan en el Consistorio para elegir un nuevo líder. En ese puesto, antes que él, estuvo Joseph Ratzinger, quien sólo dejó ese cargo para convertirse en Benedicto XVI.

Con 91 años y un Papa con el que ha tenido diferencias en el pasado, su influencia ha disminuido, pero se mantiene como un factor de poder en la Iglesia, especialmente en América Latina. Y por eso, entre los expertos que cubren el Vaticano se espera que los últimos eventos en Chile tengan un impacto directo en él.

Las redes de Sodano en Chile no pueden ser mejores. Es amigo cercano de los cardenales Jorge Medina y Francisco Javier Errázuriz; de hecho, ambos fueron promovidos a sus puestos en la época en que el italiano era secretario de Estado de Juan Pablo II, cargo al que llegó en 1991.

Pero además, el actual nuncio, Ivo Scapolo, era considerado un "pequeño Sodano". Y su designación hace siete años fue interpretada como una muestra más de que el cardenal -nuncio durante la época de Augusto Pinochet- mantenía su poder. Y sus redes.

Así, los analistas en Roma apuntan a Sodano como un nombre clave en la dura crítica de Francisco sobre que hubo "falta de información veraz y equilibrada" en relación al caso del obispo Juan Barros. Una designación que, de partida, es atribuida al poder de Sodano, tal como el hecho de que cinco obispos chilenos -incluido el de Osorno- hayan sido formados por un sacerdote con el que el cardenal tuvo cercanía: Fernando Karadima.

Con el gesto de invitar a los tres denunciantes principales de Karadima a Roma, Francisco dio una señal potente de que ve el tema como crucial en su pontificado. Y mientras en Chile se sigue con interés cómo quedará la nueva estructura de poder de la iglesia chilena tras la reunión que el Papa tendrá en Roma con toda la Conferencia Episcopal chilena, la pregunta más amplia en Roma es cuán dañado saldrá Sodano de este proceso.

El cardenal, eso sí, ya ha sobrevivido otras tormentas. Por ejemplo, permaneció en primera línea tras el escándalo de Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, pese a que diversas publicaciones lo apuntaban como uno de sus protectores en el Vaticano.

Pero en ese minuto, Benedicto XVI estaba al frente del papado. Hoy, con Francisco, el escenario es distinto. Los medios argentinos han publicado numerosos episodios en los que el entonces cardenal Jorge Bergoglio estaba en contra de las posiciones de Sodano en temas para su país y para América Latina.

Un golpe a su influencia también podría llevarse con él a una serie de cardenales y obispos que han sido sus protegidos. Por eso, los próximos días serán claves para saber el futuro de uno de los hombres más poderosos de la Iglesia Católica en las últimas tres décadas.

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