Nos vamos poniendo viejos

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Tanto en Armenia como en Azerbaiyán, cuando las mujeres se casan pasan a vivir con la familia de su marido. Se espera que los varones cuiden a los padres en la vejez, aunque en la práctica muchas veces son las hijas quienes asumen esa responsabilidad. (Foto: UNFPA/Armenia2012/Bakhtamyan)

El envejecimiento de la población en Chile se refleja en la proporción y tasa de dependencia de adultos mayores. Entre los años 1992 y 2017, el porcentaje de la población mayor a 64 años creció de 6,6% a 11,4%; mientras que la tasa de dependencia de adultos mayores -esto es, la razón de la población mayor a 64 años sobre la población entre 15 y 64 años- aumentó de 10,3% a 16,6%.


Los datos del CENSO 2017, recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas, indican que la transición demográfica en Chile se encuentra en una fase avanzada caracterizaba por bajas tasas de fertilidad y un envejecimiento de la población. Mientras la mayor participación femenina en el mercado del trabajo y la reducción en la mortalidad infantil han sido algunos factores que han incidido en la disminución de la tasa de fertilidad en las últimas décadas, la continua extensión en la esperanza de vida promedio ha favorecido un aumento sostenido de la población de adultos mayores. Debido a que el envejecimiento de la población juega un rol fundamental en el dinamismo de la economía a través de distintos canales (por ejemplo, reduciendo la oferta de trabajo, el ahorro, la inversión y el consumo), es fundamental que el envejecimiento de la población sea incorporado en la agenda económica y que se cree conciencia sobre los desafíos que involucra.

El envejecimiento de la población en Chile se refleja en la proporción y tasa de dependencia de adultos mayores. Entre los años 1992 y 2017, el porcentaje de la población mayor a 64 años creció de 6,6% a 11,4%; mientras que la tasa de dependencia de adultos mayores -esto es, la razón de la población mayor a 64 años sobre la población entre 15 y 64 años- aumentó de 10,3% a 16,6%. Estas estadísticas están influidas por el hecho de que los adultos mayores en Chile son cada día más longevos. De hecho, la esperanza de vida al nacer ha aumentado significativamente en las últimas décadas, superado la barrera de los 80 años y ubicando a Chile como el país más longevo de América Latina.

Si bien la tasa de dependencia de adultos mayores en Chile es aún baja, en comparación a la mayoría de los países de ingreso alto, esta aumentará abruptamente en las décadas venideras. De acuerdo a proyecciones de las Naciones Unidas, dicha tasa de dependencia llegará al 40%, el año 2050, y superará el 50%, el año 2065. Es prácticamente inevitable que los países alcancen un nivel de desarrollo y una fase de su transición demográfica donde el envejecimiento de su población comienza a ser un proceso continuo. Chile ha alcanzado este umbral.

En este marco, políticas económicas adecuadas son necesarias para enfrentar los desafíos que el envejecimiento de la población involucra para las décadas venideras. La introducción de incentivos para quienes voluntariamente deseen postergar su jubilación, es un ejemplo de política que va en esa dirección. Además de los beneficios económicos obvios, existe evidencia científica que muestra que un trabajo voluntario y moderado es beneficioso para el bienestar físico y mental de ciertos adultos mayores. De hecho, a la luz de los desafíos que plantea el envejecimiento de la población, países como Alemania, Italia, Holanda, Inglaterra y Canadá han implementado políticas para promover el retraso voluntario de la jubilación. Otro set de políticas en la dirección correcta son aquellas orientadas a aumentar la innovación y la productividad de una fuerza laboral más acotada, que debe producir para una gran población dependiente de niños y adultos mayores. Alemania y Japón son dos países en una fase avanzada de envejecimiento que han implementado políticas nacionales en esta línea.

Es fundamental que este y los próximos gobiernos incorporen el tema del envejecimiento de la población en la agenda económica y que puedan crear conciencia sobre los desafíos que involucra este proceso en temas asociados, por ejemplo, a los sistemas de salud y de pensiones. La toma de conciencia actúa como un catalizador, cambiando actitudes y generando un clima más favorable, que nos permitirá vivir un proceso de envejecimiento sostenible y digno. Es importante actuar a la brevedad, antes de que seamos demasiado viejos.

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