Andrés Allamand: "Hay un riesgo de derechización de la campaña de Piñera"

Andres Allamand
11 Mayo 2017 Entrevista a Andres Allamand ex Senador. Foto Andres Perez

"Piñera es un animal de centro, tiene genes DC y, en consecuencia, no tiene que dejarse arrastrar hacia la derecha", advierte Andrés Allamand. Con el ojo puesto en el centro político, dice que no hay que subestimar la opción de Carolina Goic: "Puede llegar perfectamente a segunda vuelta".




Dice Andrés Allamand que el Sebastián Piñera versión 2017 "es el mejor Piñera que conozco". La frase podría ser de cualquier entusiasta seguidor del ex presidente, pero cobra un sentido distinto al considerar de quién viene: de su amigo, luego ex amigo, rival, amigo de nuevo, ex ministro, enemigo íntimo, y hoy -domingo 14- colaborador. Porque si hubiese que hacer el top 10 de las historias de encuentros y desencuentros de la política chilena, probablemente la de Allamand -Piñera estaría peleando el primer lugar.

En fin.

Ha pasado agua bajo ese puente y hoy ambos están sentados en la misma mesa, esa que quiere llevar de nuevo a Piñera a La Moneda. Allamand, senador RN, integra el consejo programático de la candidatura.

¿Cómo está su relación con Piñera?

(La respuesta se demora unos segundos. La piensa). Muy bien. Integro el consejo programático y, después de tantos años, mantenemos hilo directo. Colaboro en todo lo que me pide.

¿Cómo lo ve, comparado con su candidatura y gobierno anteriores?

Es el mejor Piñera que conozco. Tiene el enorme mérito de mantener a firme sus virtudes y de ir puliendo y aminorando sus defectos. No he ido a sus giras, pero las personas que lo han hecho me cuentan que ven a un Piñera mucho más dispuesto a escuchar. Y esa es una gran diferencia. Cuando alguien tiene un conocimiento profundo de las políticas públicas, a veces le resulta difícil abrirse a opiniones distintas. Pero hoy, Piñera sí está abierto. Por lo pronto, entiende mejor que nadie que para el éxito de un gobierno la política es, a lo menos, igual de importante que la economía.

¿Qué rol va a tener usted en la campaña?

El que me pida. Desde que terminó el gobierno anterior, nunca tuve dudas de que Sebastián iba a ser candidato, por lo demás, es una consecuencia natural tanto del buen gobierno como del peso del presidencialismo en Chile. No es casualidad que desde la transición, todos los ex presidentes hayan intentado repostularse. Cuando en RN a algunos se les ocurrió la tontería de apoyar a candidatos, yo fui claro en decir que teníamos que apoyar a Piñera.

¿Consideraría ser ministro de nuevo? La vez anterior usted fue bien crítico una vez que dejó de ser ministro.

Mientras fui ministro, jamás formulé crítica alguna al gobierno del que formaba parte. Después de la primaria, y después de la elección senatorial, señalé lo que hoy todo el mundo acepta. Que el gobierno anterior había tenido un grave déficit político. Y en cuanto a considerar si ser o no ministro, he aprendido que en esta materia la única consideración que vale es la que tenga en mente el presidente.

¿Cuán UDI y cuán RN es el nuevo Piñera? ¿Se está derechizando?

Efectivamente, siento que hay un riesgo de derechización de la campaña. Pero eso no es culpa de la UDI; también hay elementos en RN que tiran el carro hacia posiciones extremadamente conservadoras y duras. Piñera es naturalmente un animal de centro, tiene genes DC y, en consecuencia, no tiene que dejarse arrastrar hacia la derecha. Hace unos años, con el propio Piñera y Andrés Chadwick, conversamos con el entonces Presidente Sarkozy, y Piñera le preguntó precisamente por esto, por mantener el centro. Sarkozy le contestó que lo fundamental es que un candidato a presidente tiene que adueñarse de lo central, es decir, encarnar el sentido común que ha estado ausente, y hacer orbitar su campaña en torno a los grandes temas que preocupan al país.

¿En qué temas ve el riesgo de derechización de parte de la candidatura de Piñera?

Hay gente que se irrita sobremanera porque Felipe Kast y su partido, que es un integrante importante de Chile Vamos, es partidario del matrimonio homosexual y considera que eso es profundamente criticable. Piñera, que al igual que yo, somos partidarios de la unión civil y no del matrimonio homosexual, debe procurar que exista tolerancia a una mayor diversidad si queremos representar a la mayoría del país. Durante el verano trabajamos un documento con un conjunto de académicos y políticos que planteaba recuperar la idea de que en la centroderecha hay a lo menos cuatro vertientes que tienen que tener su expresión: la liberal, conservadora, socialcristiana y la nacional. Piñera debe manejar la sintonía fina para que esas cuatro raíces se expresen con fuerza y no dejarse tironear por ninguna.

Piñera y letra chica

En una parte de su libro La Salida, usted critica que Piñera "ganó para perder", es decir, no pudo dejar otro gobierno de derecha. ¿Qué tiene que hacer ahora para que no vuelva a ser "un paréntesis de cuatro años"?

Exactamente lo que está haciendo. En primer lugar, está planteando un programa de gobierno que tiene un horizonte de por lo menos ocho años. Y en segundo lugar, para que un gobierno pueda proyectarse, tiene que tener partidos políticos que asuman esa proyección, pues así como no se puede gobernar con puros independientes, menos se puede proyectar con puros independientes. La tercera cosa que está haciendo, es que en esta campaña Piñera les ha asignado a los principios políticos tanto valor como a los aspectos programáticos. Por ejemplo, ha dicho que su programa se ancla en los principios de libertad, justicia, progreso y solidaridad. En la campaña anterior nunca hubo una referencia tan explícita a la importancia de los principios. Hoy, hay un mejor equilibrio entre independientes y partidos, entre gente con experiencia política y aquellos que vienen del mundo privado, mejor equilibrio entre la importancia de la política y de la economía, así como entre los principios y los programas.

Hace 20 años, usted dijo que "no se puede ser líder de la política y activista de los negocios", en referencia a Piñera. Hoy sigue enfrascado en lo mismo, ¿cómo sale de ahí?

Mantengo mi frase a pie firme, no le muevo ni una letra, ni una coma. Pero desde mi punto de vista, Piñera ha resuelto este problema. La única manera de hacerlo era constituir fideicomisos y una declaración de patrimonio e intereses como la que hoy existe. Es cierto que cualquiera sea la declaración de patrimonio que haga Piñera va a ser cuestionable, pero también es cierto que nadie ha ido más lejos que en materia de transparencia. En esta oportunidad, Piñera ha resuelto muy bien la separación entre la política y los negocios.

¿Lo dejó tranquilo una declaración de patrimonio de 600 millones de dólares cuando su fortuna ha sido valorizada en casi cuatro veces ese monto? ¿Por qué no decir todo lo que tiene, mejor?

El mismo dijo que esa declaración está hecha sobre la base del valor libro de las sociedades y las tasaciones fiscales de los inmuebles. Si hubiera puesto el valor comercial, lo estarían criticando porque puso mucho o porque puso poco.

Pero el fantasma de la plata y la política lo sigue persiguiendo. Ahora, por ejemplo, anuncia su fideicomiso el mismo día que declara ante el fiscal Guerra por la causa de Exalmar…

Quizás es algo inevitable cuando una persona con un altísimo patrimonio se presenta a Presidente de la República. Lo que veo es que hoy día las cosas están bien hechas, sin letra chica y sin dejar flancos abiertos.

En caso de que Piñera gane y logre proyectarse por más de cuatro años, ¿le tienta la idea de sucederlo?

Las cosas tienen su tiempo; yo soy el más joven de la generación que estuvo en la transición. Tengo casi 20 años menos que Lagos. Mi impresión es que mi tiempo presidencial ya pasó, y creo que en cuatro años más van a haberse proyectado nuevas cartas. El propio Felipe Kast, Jaime Bellolio, y aunque hoy parezca un absurdo, el mismo Manuel José Ossandón, son muy potentes proyectos políticos. Yo estoy mucho más en la disposición de ayudar a esos tres que postularme yo de nuevo.

Pero 67 años es una edad presentable todavía.

Ya tuve mi oportunidad, perdí la primaria por el 1% de los votos y ya estoy en otra.

¿Cómo ha visto la candidatura actual de Ossandón? ¿No le parece que ha habido poco fair play de su parte?

Las primarias son rudas y el que cree que son un partido de ajedrez donde nadie se toca ni se dice nada, está en otro mundo. Creo que hay una exageración completa en esto, y al día siguiente de la primaria, Manuel José Ossandón va a trabajar intensamente por Sebastián Piñera. No recuerdo una primaria más dura que la de Obama con Hillary Clinton, y ella terminó de secretaria de Estado.

Zombie

Usted lleva 30 años en política. ¿Cómo ve la situación de la Nueva Mayoría hoy? ¿Qué fue lo que pasó ahí?

La Nueva Mayoría es un zombie. Está como esos equipos que ya se fueron a la B y les quedan tres partidos que jugar solo por cumplir. Nadie entrena, el entrenador no manda, los jugadores andan buscando club. Creo que la Nueva Mayoría murió por un doble fracaso. Primero, su proyecto político, en que los Atria y Güell- que entre los dos no juntan un voto- les lavaron el cerebro a los dirigentes de la antigua Concertación con eso del "malestar social" y confundieron a la Presidenta Bachelet hasta despojarla del sentido común que siempre tuvo. Si uno la compara con su primer gobierno, hoy solo se ve una sombra cansada. El segundo fracaso es por su pésima gestión; no ha habido gobierno más inepto desde la vuelta a la democracia.

¿Cómo ve la presidencial en la NM? ¿Llega Carolina Goic a la primera vuelta?

Siempre he pensado que la DC tiene una gran oportunidad. Hay un vacío en el centro político, el Frente Amplio funciona como imán hacia la izquierda, y Chile Vamos tiene el riesgo de derechizarse. Por lo tanto, hay un espacio abierto para lo que podría reflejar Macron en Francia. Los únicos que pueden disputar ese espacio son Piñera y Goic. Creo que ella va a ser una candidata muy competitiva y, por eso, apuesto que entre Guillier, Carolina Goic y Beatriz Sánchez, la llegada va a ser por fallo fotográfico. Por otra parte, la incorporación de Jorge Burgos y otros dirigentes valiosos en su campaña es muy importante. La DC tiró "toda la carne a la parrilla", por lo que si lo hacen bien, pueden llegar perfectamente a segunda vuelta. Si no lo hace, y Piñera llega al gobierno, la DC va a jugar un rol parecido al que tuvo RN durante la transición: liderar una oposición constructiva frente a una izquierda que va a seguir radicalizándose por la pelea entre el Frente Amplio y la Nueva Mayoría.

Pero está difícil que Goic pille a Alejandro Guillier, quien, además, tiene el respaldo del PS, PC y el PPD.

Hasta ayer, el mayor éxito de Guillier era haber conseguido el respaldo del PS. Hoy, el PS es un salvavidas de plomo para él. Nadie puede invertir en una empresa a las 9 am y citar a una conferencia de prensa a las 11 am para criticar esa misma empresa. Es un récord mundial de cinismo. ¿Cómo va hablar el PS de separar la política y los negocios?

Si Carolina Goic no pasa la segunda vuelta, ¿cómo lo hace Piñera para conquistar ese voto de centro?

Hoy, el mundo se caracteriza por la autonomía, entonces, creo que para la segunda vuelta lo que digan los partidos o sus candidatos va a importar muy poco. Nosotros tenemos que pensar cómo generar una mayoría en el país, porque sólo con la foto de Chile Vamos no ganamos y eso significa aperturas programáticas claras en materias donde tengamos coincidencias no sólo con la DC, sino también con sectores más modernos, incluso de la socialdemocracia. Por ejemplo, no veo ningún inconveniente en que José Joaquín Brunner, Mariana Aylwin y Harald Beyer acuerden una reforma educacional que le dé estabilidad al país por las próximas dos décadas. A eso tiene que apostar la centroderecha. El próximo gobierno, cualquiera que sea, va a estar en minoría. Lo que habrá que hacer es tener una política de diálogo institucional abierto con todas las fuerzas. No podemos pretender que la DC vaya a sumarse a un eventual gobierno de centroderecha, no lo va a hacer jamás, pero sí tenemos que avanzar a lo que hoy en Francia llaman la mayoría de las ideas. Como no hay posibilidad de mayorías legislativas ni partidistas, Macron lo más probable es que tenga que gobernar con un primer ministro en cohabitación. En temas como el crecimiento, educación y delincuencia, buscar acuerdos que nos permitan sacar adelante esas tres materias.

Eso supone mucha voluntad política.

Piñera justamente ha estado hablando de volver al estilo Aylwin, que es diálogo, acuerdos, búsqueda de entendimientos. Eso es lo que tiene que hacer, porque no se va a poder gobernar Chile de otra manera. Avanzar hacia la mayoría de las ideas.

Lo que ocurra con Macron en Francia tiene una diferencia importante, que es que tiene otro sistema presidencial. ¿No es momento de retomar esa discusión en Chile, considerando que habrá un Congreso más atomizado?

Absolutamente. El exacerbado presidencialismo chileno es un obstáculo objetivo para generar alianzas. Habrá que ver si existe la voluntad política para explorar alternativas en ese sentido.

¿Hay conciencia de esto en Chile Vamos?

¿La verdad? No. Al propio Piñera las alternativas al régimen presidencial no le gustan, pero al interior de Chile Vamos hay mucha gente que se ha ido convenciendo de que tenemos que avanzar en esa dirección. La DC está en lo mismo, y entiendo que sectores del PPD y el PS también. Pero para mí, lo más importante es que después de casi dos décadas hay un debate académico muy maduro sobre este tema y un progresivo consenso de que tenemos que modificar el régimen presidencial.

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