La apuesta final de Bachelet

El micrófono falló inesperadamente dos veces. A la segunda interferencia, la Presidenta Michelle Bachelet optó por una salida lúdica: "Vaya… sabotaje", dijo, desatando la risa de los presentes. La escena se produjo el sábado en El Bosque, durante la primera actividad en terreno en que participaban la Mandataria y el candidato de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, tras la primera vuelta.

El lugar era simbólico. En el mismo Centro Cívico Cultural, en marzo de 2013, Bachelet anunció que sería candidata a la Presidencia. Cuatro años después, Bachelet volvía al edificio, esta vez para aprovechar de hacer un guiño al abanderado de su coalición al señalar que avanzar en "el camino" de la ampliación de derechos dependía de quién resultara electo como su sucesor en La Moneda.

La señal que dio Bachelet ese día se suma a una serie de intervenciones públicas que ha liderado desde el 19 de noviembre apostando por la continuidad de su legado.

¿La razón? En Palacio afirman que en esta contienda electoral, además del devenir de la Nueva Mayoría, la Presidenta se está jugando su propio capital político y que ella siente que este se ha revitalizado tras los resultados de la primera vuelta.

Anoche, de hecho, la Mandataria defendió sus reformas y señaló que estas fueron validadas por la votación alcanzada por todos los candidatos progresistas, la que sumó un 55%.

"La tesis de muchos era que me había equivocado en el diagnóstico cuando había hecho el programa de gobierno. Y la elecciones demostraron que el diagnóstico no era equivocado", afirmó tajante entrevistada en Ahora Noticias de Mega.

Ante acusaciones de intervencionismo, la Mandataria también fue categórica: "No estamos en campaña, lo que estamos haciendo es defender lo que hemos hecho".

Y aludiendo a Sebastián Piñera agregó que "hay un candidato que ha focalizado su campaña en cuestionar lo que este gobierno ha hecho, y lo que el gobierno tiene que hacer es defender sus propuestas".

Durante la entrevista, de hecho, Bachelet recurrió a algunos recortes que traía consigo para asegurar que, al contrario de ella, Piñera, siendo Presidente en 2013, sí había llamado explicitamente a votar por la entonces candidata de la centroderecha Evelyn Matthei.

Con todo, Bachelet dijo que si bien ella era Presidenta de todos los chilenos, también formaba parte de una coalición política y que, aunque no ha llamado a votar por él, para nadie era un misterio quién era su candidato.

La importancia de la elección para Bachelet, dicen en el comando de Guillier, quedó en evidencia horas después de los comicios del domingo 19, cuando desde Palacio gestionaron un reunión con el abanderado, sin que esta fuera solicitada por el equipo del senador.

El encuentro reflejaba un respaldo nítido del gobierno a Guillier, que se ha ido reafirmando con los días. Su rol en estas semanas previas al balotaje es comparado por algunos con el que tuvo en 2009 con la candidatura de Eduardo Frei. Y aunque en ese entonces hubo un desembarco de figuras del gobierno en la campaña, en el oficialismo perciben esta vez un mayor ímpetu de la Jefa de Estado. En esa ocasión, Bachelet dejaba La Moneda con una popularidad en torno al 80% y hoy se prepara para traspasar el mando con niveles cercanos a los 35 puntos.

En este sentido, la apuesta a que un triunfo de la carta oficialista en los comicios del 17 de diciembre termine de refrendar un respaldo ciudadano a su agenda de transformaciones.

"A fines del gobierno la gente comienza a ver los resultados concretos de lo que hemos hecho. No he parado de inaugurar hospitales, jardines infantiles (...) y la gente está contenta con todo eso", destacó anoche.

Aunque en el oficialismo se manejan algunos sondeos que indican que Guillier tiene opciones de vencer a Piñera, Bachelet también apuntó anoche a las responsabilidades compartidas de una eventual derrota .

"Creo que si se da ese escenario será tarea de los partidos de la Nueva Mayoría de reflexionar, porque este no es un tema de gobierno tan solo", señaló.